El impacto de la sequía en el suministro de agua de España es innegable. Numerosos municipios y ciudades están experimentando restricciones en el suministro hídrico. Pero las consecuencias de la falta de lluvia no se limitan a una única área. En este artículo nos centramos en el sector agrícola, donde la escasez de agua afecta al rendimiento de los cultivos. Por este motivo, Zschimmer & Schwarz analiza las repercusiones que la sequía está teniendo en los cultivos y cómo esto influye en los tratamientos agrícolas.
Fuerte sequía en 2024
El primer trimestre de 2024 ha terminado de la misma forma que acabó el año anterior: con una fuerte sequía en España. Evidencias como la baja cantidad de agua almacenada en los embalses españoles llevan un tiempo activando las alarmas medioambientales.
Si nos fijamos en los últimos niveles registrados (febrero de 2024) de las cuencas hidrográficas de la península, observamos disparidades significativas. Mientras algunas regiones muestran porcentajes mínimos de llenado, áreas como Galicia y Cantabria reportan niveles prácticamente completos.
Estas cifras se complican aún más si consideramos el aumento de las temperaturas durante el año 2023 y los primeros meses de 2024. De hecho, el año 2023 se despidió como el más cálido a nivel global, y el segundo año más cálido registrado en España, después del 2022. Concretamente, en la península experimentamos 1,3 °C por encima de la media, mientras que en Baleares fue de 0,9 °C y en Canarias 1,4 °C respecto a la media histórica.
Ante la necesidad de reducir el consumo de agua, son muchos los que centran su atención en el sector agrícola, ya que representa el 80,5 % de la demanda total de agua en España, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Cómo afecta a la agricultura
Antes de adentrarnos más en esta crisis, para comprender las consecuencias de la sequía en los cultivos, debemos distinguir entre dos conceptos: escasez hídrica y sequía meteorológica.
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La escasez hídrica, también conocida como sequía hidrológica, se refiere a la incapacidad de satisfacer las demandas de agua debido a unas reservas insuficientes. Como consecuencia, hay menos agua disponible para las tierras de cultivo
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La sequía meteorológica implica la ausencia prolongada de precipitaciones, lo que impide alcanzar la cantidad de agua histórica en los embalses.
Uno de los indicadores clave para analizar el estado de alarma de los cultivos es el Indicador Combinado de Sequía (CDI). Mediante este indicador se analizan las precipitaciones, la humedad del suelo y la respuesta de la vegetación a las anomalías térmicas.
Los cultivos del Levante español, al igual que otras regiones europeas como Italia, Polonia, Grecia y Rumanía, finalizaron 2023 en alerta. Principalmente, debido a la escasez de humedad en el suelo provocada por la falta de lluvias y las temperaturas elevadas. A nivel económico, este hecho implica unas pérdidas de aproximadamente 6.200 millones de euros al año en toda Europa.
El sector agrícola se enfrenta a dos posibles escenarios durante una sequía:
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En primer lugar, cuando la lluvia es escasa, pero hay suficiente agua almacenada en los embalses, los agricultores se ven obligados a pagar por el riego, lo que repercute en los costes de la producción agrícola. En un intento por mitigar estos gastos, muchos agricultores optan por disminuir la frecuencia de riego. Si no se acompaña de un tratamiento agrícola adecuado, esto puede afectar negativamente al rendimiento de sus cultivos.
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Por otro lado, si la sequía persiste, el suelo empieza a compactarse. Este comportamiento dificulta la capacidad de penetración y retención del agua del suelo.
Además, en Europa, y particularmente en España, encontramos una peculiaridad clave para entender los problemas de la escasez hídrica:
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El 50% del territorio está compuesto por rocas de baja permeabilidad y, como ya hemos visto, la sequía está reduciendo la humedad del suelo. Esto significa que, después de un período de sequía, cuando finalmente llega la lluvia, las gotas que impactan en la superficie no penetran adecuadamente. Como resultado, el agua se acumula en la superficie del suelo. Esta situación puede provocar el ahogamiento de las raíces debido a la falta de oxígeno.
Cómo mitigar el problema
Encontrar una solución para revertir esta situación es un desafío complejo. Especialmente, considerando que no podemos controlar factores como la sequía meteorológica. Sin embargo, es posible tomar medidas para prevenir consecuencias adversas en los cultivos, como las inundaciones causadas por las sequías.
Desde Zschimmer & Schwarz ofrecen coformulantes para productos agroquímicos que la aumentan la productividad y la eficiencia de los cultivos. Por ejemplo, ante la escasez hídrica son útiles los acondicionadores de suelos y los agentes humectantes. Estos ayudan a las plantas a establecer una conectividad hídrica al retener durante más tiempo la humedad en la tierra.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Buena Práctica de Zschimmer & Schwarz en el Anuario Corresponsables 2024.