El transporte aéreo es un sector clave para el desarrollo económico de los países por su relación con el intercambio comercial, la colaboración entre empresas, la internacionalización y el turismo. España es un claro ejemplo en el que la aviación es un pilar fundamental de la actividad económica del país al constituir el principal medio de transporte utilizado por los turistas internacionales que nos visitan, al que hay que sumar su relevancia social como facilitador de la cohesión social, ya que permite garantizar la movilidad de los ciudadanos de todos los territorios del Estado, especialmente los residentes en las comunidades y ciudades autónomas no peninsulares. Por ello, para España es de gran importancia trabajar activamente en la sostenibilidad ambiental del transporte aéreo.
Aunque desde una perspectiva global el impacto del transporte aéreo en las emisiones globales de CO2 representa un porcentaje pequeño, entre el 2% y el 3%, hasta la llegada de la pandemia mundial COVID-19 las emisiones del transporte aéreo nunca dejaron de crecer, salvo leves caídas circunscritas a los años de crisis del transporte aéreo. Asimismo, en los últimos años previos a la pandemia las emisiones crecían por encima del número de operaciones. Debemos recordar que el transporte aéreo es el más intensivo en emisiones unitarias, esto es, en la emisión de CO2 por pasajero y kilómetro recorrido.
Al mismo tiempo y probablemente por estos valores, el sector se encuentra en el foco mediático de la lucha contra el cambio climático. El movimiento conocido como vergüenza a volar o flygskam surgió con fuerza en los años anteriores a la pandemia y tuvo un impacto significativo en algunos países como los escandinavos.
Para alcanzar los objetivos globales a los que se aspira y promover el crecimiento sostenible de la aviación internacional, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) promueve una cesta de medidas que contribuyen a alcanzar el objetivo a largo plazo de la aviación (LTAG) de cero emisiones netas de carbono para 2050 al que se han comprometido 193 estados miembros.
Entre las medidas previstas se incluyen mejoras tecnológicas en las aeronaves, mejoras operativas, combustibles sostenibles de aviación sostenibles (SAF) y medidas basadas en el mercado (sistema de compensación y reducción de emisiones de carbono para la aviación internacional-CORSIA), si bien no todos estos tipos de medidas consiguen un impacto similar, situándose en el siguiente orden de acuerdo con su contribución al objetivo 2050: combustibles sostenibles para la aviación (53%), tecnología de aeronaves y sistemas de propulsión (34%), mejoras operacionales tanto en el aire como en tierra (7%) y medidas de mercado (6%).
Los proveedores de servicios de navegación aérea desempeñamos una función relevante en la mejora de las operaciones que, si bien no es la de mayor impacto en la reducción global del impacto ambiental de la aviación, está constituida por actuaciones a corto y medio plazo que permitirán avanzar en la senda hacia la descarbonización hasta que otras medidas como la producción masiva de SAF y los nuevos modos de propulsión de aeronaves puedan implantarse.
En el caso de España, ENAIRE, como gestor nacional de navegación aérea, contribuye y facilita la reducción de las emisiones de las aeronaves que operan en el espacio aéreo español mediante la mejora de la eficiencia en las trayectorias y perfiles de vuelo y su consecuente reducción del consumo de combustible y de las emisiones. Para ello, trabajamos principalmente en la modernización de las maniobras de vuelo mediante la navegación basada en prestaciones (PBN). Pero, además, la propia técnica de diseño de este tipo de procedimientos está ofreciendo la posibilidad de facilitar perfiles de descenso o ascenso continuos, mucho más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, disminuyendo emisiones de ruido y consumo de combustible y emisiones a las compañías aéreas y permitiendo además diseños óptimos que puedan evitar el sobrevuelo de zonas más pobladas y/o medioambientalmente protegidas.
También es clave la iniciativa derivada del concepto de Uso Flexible de Espacio Aéreo, asentada en el refuerzo de la coordinación civil-militar con el Ejército del Aire y del Espacio y que, entre otros beneficios medioambientales derivados de la posibilidad de ofrecer rutas más cortas y la implantación del concepto Free Route, contemplado en el Cielo Único Europeo, permitirá volar trayectorias directas más eficientes.
Así, en 2023, año récord para ENAIRE, con más de 2,2 millones de vuelos gestionados, el 2% por encima de 2019, las medidas adoptadas permitieron que se dejaran de volar más de 2 millones de millas náuticas, equivalente a 3,8 millones de km (casi 94 vueltas a la Tierra); que no vertieran a la atmósfera 70.000 toneladas de CO2 y un ahorro de 22.000 toneladas de combustible respecto a 2019.
Desde el entendimiento de que la colaboración entre todos los actores del sector de la aviación es imprescindible, ENAIRE es miembro de la Alianza para la Sostenibilidad del Transporte Aéreo (AST), que está compuesta por un total de 900 empresas y entidades del sector comprometidas con aunar esfuerzos para lograr la descarbonización del sector de la aviación.
La AST fue creada en 2023 por los principales agentes del sector empresarial, académico y el tercer sector para dar respuesta al mayor reto presente y futuro de la aviación, la sostenibilidad. Dicha unión nació con el objetivo de promover el desarrollo de una aviación sostenible tanto desde la perspectiva medioambiental como económica y social.
En definitiva, a pesar de la dificultad del reto que afrontamos, la responsabilidad y acción de cada uno de los actores, así como la colaboración entre las partes son las mejores vías para aportar soluciones y avanzar hacia un transporte aéreo más sostenible.