Esta Tribuna es una buena oportunidad para echar la vista atrás y recapitular sobre la aportación que Eroski y sus clientes han llevado a cabo a través de nuestra alianza con CRUZ ROJA, y extraer de ella alguna reflexión y aprendizaje que puedan ser de utilidad para otras organizaciones.
Nuestra relación con CRUZ ROJA comenzó hace ya algún tiempo, y se ha ido fortaleciendo a lo largo de los años. Tan solo en los últimos años hemos puesto en marcha diferentes actuaciones conjuntas: la campaña de emergencia por el Terremoto de Marruecos e inundaciones en Libia; las diversas campañas a través de nuestro programa “Céntimos Solidarios” (a favor de las víctimas de la violencia de género, de los mayores en situación de vulnerabilidad, de la infancia en situación vulnerable y para la alimentación de familias en riesgo de exclusión social); el proyecto “Huertos Sociales”; la campaña de concienciación en nuestras tiendas de Caprabo en el marco de la Semana de Prevención de Residuos; las actuaciones de inserción laboral que han permitido cientos de horas de formación y el empleo de personas en riesgo de exclusión; las varias campañas de recogida de material escolar en septiembre y de juguetes en diciembre, para su canalización solidaria.
La campaña “Tiritas que cambian vidas”, en nuestra red comercial de Baleares; la campaña de emergencia para apoyar a los damnificados por el volcán en La Palma; la canalización de varios millones de euros a colectivos desfavorecidos a través de nuestra tarjeta solidaria, entre otras. Y no quiero olvidarme de la concienciación social a través de instrumentos como la Bolsa Solidaria, cuyos beneficios íntegros se dedican a causas sociales y que inauguramos, hace ya más de una década, a favor de Cruz Roja, o los contenidos de información al consumidor de nuestro programa informativo Consumer, que cuenta con un canal de Solidaridad en coherencia con la certidumbre que tenemos en Eroski de que solo un ciudadano consciente y bien informado es un ciudadano que actúa en el pleno ejercicio de su libertad.
La alianza con CRUZ ROJA es valiosa. Sin duda, y en primera instancia, por lo que significa para quienes necesitan la ayuda que suponen los cientos de miles de euros que permite canalizar, sumando la aportación de EROSKI a la de nuestros clientes. Pero también son importantes otros elementos de valor.
No me detendré en los más obvios (aunque de gran importancia, como el orgullo de pertenencia para nuestros equipos), pero sí en el que juzgo de más relevancia cuando hablamos de proponer en nuestras tiendas la aportación solidaria a trabajadores y clientes: la potencialidad de proporcionar, en el día a día de miles de personas una oportunidad para la reflexión (para esa conversación privada que todos tenemos con nosotros mismos acerca de nuestra responsabilidad ética, personal y colectiva, con otros), y para convertirla en una acción positiva, sumando.
Nada hay más cercano para un consumidor que la tienda donde hace su compra. No es cosa menor que en lo más cotidiano podamos integrar esta apelación a colaborar (amable y pequeña, pero ineludible y necesaria, y de gran valor).
Me permito hacerles una invitación: colaboren con CRUZ ROJA. Nos lo han puesto fácil. La alta valía humana y profesional de sus equipos, y el empeño y la motivación de quienes hacemos Eroski día a día, han sido ingredientes para una receta de éxito en el reto de concebir y concretar propuestas que enganchen con el consumidor. Y la finalidad para los fondos recabados no puede ser de una necesidad más imperativa.
Es necesario que no dejen ustedes pasar la oportunidad. Háganlo hoy, háganlo mañana, háganlo cuando sea. Pero háganlo. No se arrepentirán.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Cruz Roja 2024.