Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: el INconFORME, junto a Futuro en Común.
¿Está España preparada para ejercer un papel de liderazgo en materia de cambio global?
España tiene la capacidad y la responsabilidad de mejorar su impacto más allá de sus fronteras. Y no sólo evitando el daño social o ambiental en otros territorios, sino también ejerciendo su influencia en el tablero multilateral. ¿Esto qué significa? Significa que puede ser un agente activo en la promoción de los derechos humanos, la paz, el feminismo y el ecologismo en la agenda global. Asumir este papel significa actuar de forma coherente dentro y fuera de nuestras fronteras.
Para ello, proponemos, tal y como recoge la Estrategia de Desarrollo Sostenible, avanzar hacia una política global de desarrollo sostenible que permita identificar y neutralizar los impactos transfronterizos negativos de nuestro modo de vida; un modo de vida, que tienen efectos en el medio ambiente y los derechos humanos de personas de otros lugares del mundo. En resumen, lo que proponemos es una política que oriente la acción exterior para asegurar que toda ella está comprometida con la promoción de los derechos humanos, la paz, la justicia climática, de género y fiscal global.
¿En qué se concreta todo ello? Pedimos que esta política asuma: compromisos claros y una hoja de ruta; también es necesario que cuente con recursos, e instrumentos de monitoreo adecuados.
Es necesario, por tanto, una política global que aborde, entre otras cuestiones: Un comercio exterior más justo y sostenible que garantice siempre los tratados de derechos humanos y medioambientales. También hay que potenciar la contribución positiva de las empresas españolas en el extranjero. En este sentido, necesitamos aprobar un marco legal garantista estatal para la debida diligencia, que asegure que estas empresas actúan de manera responsable y ética.
Además, debemos marcar compromisos claros con los derechos de las personas migrantes. Es urgente contribuir a garantizar vías seguras y que el pacto migratorio europeo respete los derechos humanos. Hay mucho que mejorar en este ámbito y las organizaciones de la sociedad civil estamos dispuestas a colaborar para que este pacto sea verdaderamente humano.
También es esencial proteger a las personas y organizaciones defensoras de los derechos humanos, del territorio, de la libertad de expresión y de prensa. Estas son piezas clave en la defensa de los derechos fundamentales y la justicia social.
La promoción de la paz en el plano internacional es otra prioridad. Esto significa agotar todas las vías diplomáticas para la resolución de conflictos y frenar el militarismo y la escalada bélica. Solo a través del diálogo y la diplomacia podemos lograr una paz duradera y estable.
Asimismo, es vital promover y proteger los bienes públicos globales, como la salud y el medio ambiente. Necesitamos mejorar las métricas sobre los impactos de nuestro modo de vida, tanto en otros lugares del mundo como en estos bienes públicos globales como la salud.
Por último, pero no menos importante, tenemos que reducir la huella ambiental y social de nuestro modelo de producción y consumo. Además de consumir menos, tenemos que asegurar que la producción de lo que consumimos se rija por estándares exigentes de respeto al medio ambiente y los derechos humanos, ya sea producción nacional o importada, bien sea por nuestras empresas o empresas extranjeras.
¿Cuáles son los siguientes pasos que piensan seguir en el marco de este proyecto?
Una buena base para inspirar esta nueva política global de desarrollo sostenible, que oriente el conjunto de la acción exterior, son los principios de la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global. Estos principios pasan por el enfoque feminista, el ecologista o la coherencia de políticas de desarrollo sostenible. No podemos olvidar tampoco que necesitamos que la Ley de Cooperación se implemente de manera ambiciosa, y se cumplan con los objetivos presupuestarios tal como se han comprometido la inmensa mayoría de los partidos: el 0.7% del PIB en 2030 y el 0.55% en esta legislatura.
Por otra parte, de manera adicional a este presupuesto de Ayuda Oficial para el Desarrollo, España debe contribuir a los fondos globales para los ODS y para la justicia climática, de manera proporcional a su capacidad y responsabilidad histórica.
Otro aprendizaje de la Ley que podría orientar próximos pasos es iniciar un proceso participativo de calado, que implique a múltiples actores y aúne a las fuerzas políticas. De hecho, la Ley de Cooperación ha sido de las pocas aprobadas casi por unanimidad en el Congreso. Por eso, y por el complejo contexto mundial que vivimos, es tiempo de construir consensos en torno a cuestiones cruciales para España, pero también para todo el planeta.
Por otra parte, es necesario avanzar en la construcción de un consenso internacional sobre la necesidad de una justicia fiscal global, que haga frente a los paraísos fiscales y elusión de las multinacionales y promocione mecanismos de renegociación de la deuda externa en la ONU.
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