Actualmente, muchos directivos de empresas se cuestionan nuevos retos clave, desde si están marcando una diferencia real en el medio ambiente y siguiendo el camino correcto para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, hasta su capacidad para medir los progresos que están logrando.
Estas preguntas nos recuerdan la relevancia de los datos en un momento en el que clientes, colaboradores y stakeholders exigen una mayor transparencia. La legislación, como la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) en la UE, también hace que sea indispensable que las empresas tomen conciencia del efecto que sus actividades tienen en el medio ambiente.
De hecho, los datos y las buenas prácticas para gestionarlos son uno de los activos más importantes a la hora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Para lograrlo, es importante tener en cuenta que existen distintos tipos de datos. En primer lugar, están los datos de Alcance 1 y Alcance 2, que se refieren a las emisiones de la propia organización. La mayoría de las empresas ya tienen acceso a estos datos, pero no saben cómo leerlos, lo que apunta a problemas de competencias e inaccesibilidad.
Luego están los datos del Alcance 3, que miden la cadena de suministro ascendente y descendente. A pesar de su creciente importancia, la mayoría de las empresas no tienen acceso a este tipo de información, viéndose reducida su capacidad de aportarla a otras partes interesadas.
Datos presentes en todas partes
Lo anterior desemboca en uno de los mayores problemas a la hora de gestionar datos: la proliferación. A menudo los datos residen en muchos lugares diferentes y no están estandarizados, dificultando el análisis y la comprensión de estos. Es un proceso que las empresas pueden tardar años en completar.
Otro reto a tener en cuenta es el de la transformación digital, concretamente la transformación digital ecológica. Para ello, las empresas tienen que definir el “por qué” de sus esfuerzos por reducir las emisiones. Los aspectos técnicos y de gobernanza deberían ir de la mano, pero actualmente no es así en muchas organizaciones. Todo esto nos lleva de nuevo a los datos como ingrediente clave para crear sistemas y generar confianza en ellos.
Un planteamiento estratégico
Abordar estos retos requiere una solución que pueda recopilar y poner los datos en el lugar adecuado para realizar los análisis necesarios. La introducción de la inteligencia artificial (IA), la automatización o el análisis predictivo, pueden hacer la solución más eficaz y aportar información de gran alcance que sirva de base a la estrategia de sostenibilidad, consiga que toda la dirección de la empresa se implique en la misión y ayude con el seguimiento de los progresos.
Por ejemplo, Golden Grove Nursery, un proveedor de árboles de vivero de cítricos en Australia, desplegó una solución desarrollada por Hitachi Vantara para medir aspectos como el uso de agua de los cultivos y así proporcionar información que sirviera de base para prácticas como las decisiones de riego y fertilización. Esto, a su vez, ayudó a la empresa a reducir los gastos generales derivados del uso del agua y garantizar el cumplimiento de los requisitos normativos.
Un futuro coordinado
La sostenibilidad está haciendo que las empresas examinen internamente su propia huella de carbono, pero el futuro está en la forma en que las entidades y otras partes interesadas puedan colaborar para encontrar soluciones en conjunto. El camino a seguir pasa por asociaciones en las que las empresas comuniquen sus credenciales de sostenibilidad de forma armonizada. Esto requiere una normalización para que todos puedan coordinar sus ecosistemas.
En definitiva, las herramientas de que disponen hoy las organizaciones son potentes y deben ponerlas al servicio de la sostenibilidad para mejorar sus operaciones. Preguntarse dónde están sus datos y cómo pueden leerlos, les permitirá crear perspectivas y planes de mejora para reducir costes, informar las decisiones que toman para futuras inversiones y, en última instancia, emerger como una organización más sostenible.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Innovación Sostenible.