Feníe Energía respalda la última solicitud formulada a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por la Asociación de Comercializadores Independientes de Energía (ACIE) que busca arrojar más transparencia sobre las cuotas de mercado que ocupan las grandes compañías del oligopolio eléctrico y la distribución de luz contratada dentro del sector. Una medida que se une a las reclamaciones ya formuladas por Feníe Energía en los últimos meses para fomentar la libre competencia, como la urgencia de que se celebre cuanto antes la primera subasta de energía inframarginal prevista en la legislación y paralizada sine die.
La crisis energética ha reforzado en los dos últimos años la posición de dominio de las grandes compañías verticalmente integradas. Y en este contexto, la última reforma del mercado eléctrico impulsada por el Gobierno para combatir esta crisis y rebajar la factura de la luz ha ocasionado también efectos perjudiciales para los consumidores finales, hoy más indefensos y divididos en clientes de primera y de segunda.
En este contexto, la CNMC ha lanzado una consulta pública para obtener una mayor supervisión de las operaciones de compra-venta de energía realizadas intragrupo por las grandes compañías eléctricas verticalmente integradas. El objetivo, entre otros, es poder controlar las condiciones de ventaja que puedan tener estas empresas dominantes frente a las pequeñas comercializadoras de energía.
Mayor concentración en el sector
Desde ACIE y desde comercializadoras como Feníe Energía se ha pedido a la CNMC la actualización del informe de cambio de suministrador para poder radiografiar la actual distribución de la luz contratada dentro del sector. El último informe, publicado en julio, aporta datos correspondientes al tercer trimestre de 2022 con números ya de sí por preocupantes sobre la merma de libre competencia.
Según los últimos datos de la CNMC, la realidad es que, desde el tercer trimestre de 2021, las grandes empresas del oligopolio han aumentado su posición dominante en cinco puntos provocando una situación de asfixia para las comercializadoras que sostienen la libre competencia. Las compañías verticalmente integradas en los grandes grupos han pasado del 75,4% de cuota de mercado libre al 80,9%.
“Después del trabajo de muchos años, la última crisis energética ha vuelto a producir una concentración del mercado”, explica Paula Román, directora general de Feníe Energía.
Consumidores “de primera” y “de segunda”
Feníe Energía ya ha denunciado en reiteradas ocasiones que los instrumentos de cobertura del RDL 17/2021 están afectando de lleno a los consumidores españoles. Los efectos de la normativa actual están desembocando en la creación de consumidores “de primera”, con buenos precios energéticos, y “de segunda”, con precios mucho más altos.
El Real Decreto-ley estaba diseñado para que la electricidad generada sin consumir gas devolviera los beneficios extraordinarios y a través de tales cargos se bajara la factura eléctrica de todos los consumidores por igual. Sin embargo, las compañías dominantes venden más del 85% de la electricidad que generan sin consumir gas a sus propias comercializadoras a un precio inferior al del mercado mayorista. De esa forma eluden tales beneficios extraordinarios y permiten a sus propias comercializadoras destinar esa energía barata a la captación de nuevos clientes, ofreciéndoles ofertas muy atractivas a precios por debajo incluso del mercado mayorista, mientas que ofertan a sus clientes anteriores y al mercado únicamente la energía cara, procedente de plantas generadoras de electricidad a partir de gas.
“El mercado -explica Paula Román- ha cambiado mucho y por eso pedimos las subastas de energía inframarginal, para que sigamos teniendo un mercado abierto en libre competencia. Antes con los precios estables y más igualados entre tecnologías no importaba tanto estar verticalmente integrado. Ahora la generación que las grandes tenían desde antes de la liberalización de mercado y el uso que hacen de la misma, que no participa en los mercados organizados de futuros, pone en clara desventaja a las comercializadoras independientes”.
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