Desde hace años la preocupación por parte del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) por la situación de la farmacia rural y su inviabilidad económica a corto/medio plazo ha sido constante.
Por ello, el Colegio se fijó como objetivo innegociable el poder garantizar la sostenibilidad de estas farmacias en las poblaciones más aisladas en beneficio de sus habitantes y su salud, pero también en pro de la profesión farmacéutica, que no puede permitirse el lujo de ver mermada su capacidad de cumplir con la obligación de garantizar el acceso universal al medicamento por parte de toda la población.
Esta situación llevó a la institución colegial a crear un sistema de contraprestación por instaurar servicios profesionales farmacéuticos que permite al farmacéutico rural poder mantenerse económicamente, al mismo tiempo que se dignifica su labor diaria y se reconoce la esencialidad de su labor en determinados territorios.
El resultado es el ‘Proyecto Sostenibilidad de la farmacia rural y VEC como base para la mejora de la vida en el medio rural y su despoblación’, que se puso en marcha en colaboración con la Diputación de Valencia en 2021 con una primera edición donde las farmacias participantes ofrecieron educación sanitaria con la realización de distintas charlas para la prevención y promoción de la salud, así como la realización de servicios farmacéuticos profesionales como cribado en deterioro cognitivo o revisión del botiquín.
Con la segunda edición en 2022, el proyecto se consolidó definitivamente con la inclusión de los circuitos saludables en un total de 13 pueblos en riesgos de despoblación durante los meses de noviembre y diciembre. Dichos circuitos consistían en la instalación de cuatro carpas-consultas donde se ofrecían diferentes Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, siempre teniendo en cuenta que todos los servicios que realizamos tienen como tema transversal el control, seguimiento y adecuación del uso del medicamento en el paciente.
Los servicios ofrecidos eran: cribado de niveles de glucemia, de presión arterial, de adherencia a la dieta mediterránea y del nivel de creatinina. De este modo, un total de 434 pacientes recibieron atención farmacéutica, lo que permitió detectar 84 pacientes con valores de glucemia alterados y 192 con valores de presión arterial que no son los establecidos en las guías, así como un total de 88 pacientes con alteraciones en los valores de creatinina.
Además, se evaluaron un total de 279 pacientes que sí son adherentes a la dieta mediterránea. Gracias a estos circuitos los pacientes conocieron de primera mano qué le puede ofrecer su farmacéutico de confianza para mejorar su salud, más allá de la mera dispensación de medicamentos.
En definitiva, esta segunda edición del proyecto ha permitido poner en valor la importancia del farmacéutico rural al tratarse del único referente sanitario a disposición de sus vecinos de manera permanente, garantizando una atención sanitaria integral en aquellas zonas poco pobladas y con cada vez menos servicios. Y es que no debemos olvidar que la farmacia rural garantiza un servicio de interés público básico, y no solo desde el punto de vista de la salud sino también a nivel social.
La labor del farmacéutico en estas poblaciones rebasa la mera atención farmacéutica y llega a asistir en tareas cotidianas que especialmente los ciudadanos de más edad les son difíciles de llevar a cabo, como por ejemplo las relacionadas con trámites administrativos o manejo de nuevas tecnologías. Una realidad que convierte a la farmacia y al farmacéutico rural en esenciales.
Y esa es precisamente la razón de ser de este proyecto: visibilizar el rol fundamental de estos profesionales sanitarios para que puedan seguir ejerciendo su vocación, el cuidado de las personas, con garantías y en beneficio de las poblaciones y personas afectadas.
Por ello creo que es muy importante que nuestra profesión haya reconocido la labor que hemos realizado en este proyecto a través de la II edición de los Premios Farmacéuticos y ODS. Durante décadas la sociedad ha dado la espalda al mundo rural. Todo lo relacionado con lo rural había quedado como escondido.
Daba la sensación de que no existíamos, hasta el punto de poder hacer nuestra la conocida frase de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Pero esto ha cambiado gracias a este proyecto y a este galardón. También gracias al esfuerzo de mi Colegio, entre otros y, por supuesto, del propio Consejo General por darnos voz y visibilidad en un momento crucial. Por eso los farmacéuticos rurales solo tenemos palabras de agradecimiento por este premio, que compartimos obviamente con nuestros pacientes.
Ni que decir tiene que vamos a seguir en esta línea, porque los ODS son nuestro seguro de vida y el de nuestros descendientes. La buena salud, el consumo desde la proximidad, la colaboración local e institucional, el ahorro energético o la reducción de la desigualdad son, entre otros, temas que representan a este proyecto y valores que defiende la farmacia rural.
De hecho, ya estamos trabajando en la tercera edición de un proyecto que ha llegado para quedarse y que va a seguir siendo posible, año tras año, gracias a la aportación económica ofrecida por sus dos promotores: el propio MICOF y la Diputación de Valencia. Todo ello para seguir cumpliendo con el objetivo principal de esta iniciativa: que los pueblos más aislados continúen sobreviviendo y, con ellos, sus farmacias.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables “Premios a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS”, en colaboración con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).