Miguel Stilwell d’Andrade, CEO de EDP, ha participado en la Cumbre de Ambición Climática, uno de los eventos más importantes en la agenda de la Semana del Clima en Nueva York. Convocado por el secretario general de las Naciones Unidas con el objetivo de acelerar la acción de empresas, gobiernos, tomadores de decisiones y la sociedad civil, esta cumbre de ambición climática contó con la presencia de varios líderes empresariales y organizaciones de la sociedad civil, siendo EDP la única empresa energética que ha intervenido.
Miguel Stilwell d’Andrade ha participado en uno de los paneles temáticos, dedicado a los objetivos de Cero Emisiones Netas, liderazgo y regulación, en el que tuvo la oportunidad de presentar y debatir los compromisos de descarbonización y neutralidad de carbono a través de los planes y proyectos de transición energética del grupo.
En su intervención, Miguel Stilwell d’Andrade, CEO de EDP, enfatizó la competitividad de las energías renovables en comparación con otras fuentes de energía y declaró que “la energía renovable es perfectamente competitiva en relación a otras fuentes de energía y vemos esto todos los días en muchos de los diferentes mercados en los que estamos inseridos”.
La sesión, titulada “Credibilidad de Cero Emisiones Netas a través de la implementación de ‘La Integridad Importa’: Liderazgo de los pioneros y hacedores tempranos y el papel de la regulación”, contó con la participación de Laurence Tubiana, CEO de la Fundación Europea para el Clima y una de las principales arquitectas del Acuerdo de París, y Catherine McKenna, Fundadora y Directora de Soluciones para el Clima y la Naturaleza, quien lanzó el proyecto Mujeres Líderes en el Clima en la COP26.
La última evaluación científica del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático enfatizó una vez más la urgencia de tomar medidas. Los daños causados por la crisis climática eran ya extensos y las emisiones globales de gases de efecto invernadero continuaban alcanzando niveles récord. El planeta necesitaba reducciones inmediatas y profundas en las emisiones, tanto en ese momento como en las próximas tres décadas, para limitar el calentamiento global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales y así evitar los peores impactos.
En ese sentido, la Cumbre de Ambición Climática representó un hito político clave para demostrar que existía una voluntad global colectiva de acelerar el ritmo y la escala de una transición justa hacia una economía global más equitativa, basada en energías renovables y resiliente al cambio climático