Cada 31 de octubre celebramos el Día Mundial de las Ciudades, una oportunidad para reflexionar sobre el papel crucial que las urbes juegan en el desarrollo sostenible de nuestro planeta. En 2015, las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030, una hoja de ruta que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) diseñados para mejorar la vida de todas las personas sin dejar a nadie atrás.
El ODS 11, que se centra en crear ciudades y comunidades sostenibles, juega un papel clave en la construcción de un futuro equitativo y respetuoso con el medio ambiente, pero este objetivo no solo aborda la sostenibilidad desde el punto de vista ecológico, sino también desde la perspectiva social, promoviendo la accesibilidad universal como pilar esencial para garantizar que nuestras ciudades sean inclusivas y seguras para todos. Aquí hablaremos de la relación entre sostenibilidad social y accesibilidad universal, y cómo algunas iniciativas están marcando la diferencia.
Sostenibilidad Social: Más Allá de la Infraestructura
La sostenibilidad social pone a las personas en el centro de la ecuación, asegurando que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios, espacios públicos y oportunidades. Esto incluye educación, empleo, salud, vivienda y transporte. Sin embargo, muchas personas con discapacidad, adultos mayores o quienes enfrentan barreras sociales y económicas, siguen encontrando dificultades para acceder a estos derechos fundamentales. Aquí es donde la accesibilidad universal cobra relevancia.
La accesibilidad universal implica la eliminación de barreras físicas, sociales y actitudinales que impiden la participación plena en la vida comunitaria. Desde aceras bien diseñadas hasta sistemas de transporte adaptados y la disponibilidad de información accesible, las ciudades inclusivas no sólo cuidan su huella ecológica, sino también a sus ciudadanos más vulnerables.
Buenas Prácticas en Accesibilidad Universal: El Caso de Barcelona
Barcelona es pionera en políticas de accesibilidad universal, demostrando que la sostenibilidad social y la inclusión pueden ir de la mano. La ciudad ha trabajado durante años para hacer su entorno más accesible no solo para personas con discapacidad, sino también para toda la población, incluidos niños, personas mayores y familias.
Uno de los proyectos más destacados es el de Superilles (Supermanzanas), que reconfigura el espacio urbano priorizando a los peatones sobre los vehículos. Estas supermanzanas crean zonas verdes accesibles y seguras, que fomentan la interacción social y reducen la contaminación. Al limitar el tráfico, se crean espacios para juegos infantiles, actividades comunitarias y movilidad peatonal, lo que beneficia a personas con discapacidad y otros colectivos que necesitan un entorno seguro.
Barcelona también ha integrado criterios de accesibilidad en su transporte público, siendo uno de los más adaptados de Europa. El 92% de las estaciones de metro cuentan con ascensores, y los autobuses están equipados con rampas y señalizaciones visuales y auditivas, facilitando su uso por personas con movilidad reducida o discapacidades sensoriales.
La Nueva Ley de Accesibilidad de Catalunya
Un avance importante es la nueva Ley de Accesibilidad de Catalunya, aprobada en noviembre de 2023 y en vigor desde marzo de 2024. Esta ley introduce la distinción entre espacios accesibles y practicables, reconociendo que la accesibilidad total no siempre es posible. Propone la realización de ajustes razonables para convertir espacios ya construidos en practicables, es decir, adaptados para ser usables por la mayoría de las personas. También establece que las nuevas edificaciones deben planificarse desde el principio con criterios de accesibilidad, evitando futuras barreras que requieran ajustes costosos. Esta ley ofrece un marco para transformar tanto el entorno físico como la mentalidad social hacia una mayor inclusión.
La Accesibilidad como Clave para Ciudades Inclusivas
La accesibilidad no debe ser una característica opcional, sino un componente esencial de la planificación urbana sostenible. Iniciativas como las de Barcelona y los avances legislativos de Catalunya muestran que invertir en accesibilidad no solo beneficia a las personas con discapacidad, sino que mejora la calidad de vida para toda la población. Espacios más seguros, transporte más eficiente y comunidades más cohesionadas son algunos de los resultados de estas políticas.
Este enfoque hacia la accesibilidad también está alineado con la Agenda 2030 y el ODS 11, que promueve que todas las ciudades sean inclusivas, seguras y sostenibles para 2030. Esto incluye mejorar la infraestructura física y fomentar una mentalidad inclusiva en la sociedad. Las barreras más difíciles de eliminar son las actitudinales, y es aquí donde la sensibilización y la educación juegan un papel fundamental.
Reflexión Final: Un Futuro para Todos
En el Día Mundial de las Ciudades, es importante recordar que las urbes del futuro deben ser inclusivas y accesibles para hablar verdaderamente de sostenibilidad. El desarrollo no puede medirse sólo en términos de rascacielos ecológicos o energía renovable, sino en la capacidad de nuestras ciudades para acoger a todas las personas, sin importar sus capacidades físicas o sociales.
Las ciudades son motores de crecimiento y cambio, pero también pueden ser espacios de exclusión si no se planifican adecuadamente. El reto es grande, pero las iniciativas vistas demuestran que es posible. Si continuamos trabajando en la intersección de la sostenibilidad social y la accesibilidad universal, estaremos más cerca de crear un mundo donde todas las personas puedan vivir y participar plenamente en sus comunidades, sin barreras que les impidan avanzar.
Este 31 de octubre, celebremos no solo las ciudades que tenemos, sino también las que podemos construir: sostenibles, accesibles e inclusivas para todos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de las Ciudades 2024, en colaboración con Holcim.