“Si no sabes a dónde vas, probablemente terminarás en otro lugar”. Esta frase del célebre pedagogo canadiense Laurence J. Peter cobra especial importancia durante este mes de septiembre, en el que llegamos al ecuador de la Agenda 2030. Un momento en el que debemos echar la vista atrás y ver cómo hemos caminado instituciones, gobiernos, empresas y ciudadanos hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas y analizar qué pasos nos quedan por dar en estos próximos 8 años.
Todos los actores tienen un papel fundamental en la consecución de estas metas, pero el rol de las empresas en la consecución de los ODS es clave para llegar a buen puerto generando un impacto social, económico y medioambiental fortaleciendo su reputación y las relaciones con sus grupos de interés. Es por eso, que las compañías tienen un reto por delante: ir más allá de estos 17 objetivos y acelerar el ritmo de transformación.
El posible uso de los ODS para acelerar la evolución de las empresas hacia la sostenibilidad y su impacto positivo ha evolucionado año a año. Si hasta el 2020 el uso de los 17 objetivos en la comunicación de una compañía podía parecer avanzado, hoy, si no hay más detalle y profundidad, es un síntoma de que esa empresa no se toma muy en serio la sostenibilidad.
Además de herramientas útiles como SDG Compass, una compañía puede aprovechar recursos como los diferentes aceleradores para avanzar en su gestión en clima, innovación igualdad o derechos humanos.
Un uso de estos aceleradores desde el conocimiento de los ODS puede ayudar a la hora de construir un propósito empresarial serio y coherente. Ya no sirve con tener un propósito centrado en la rentabilidad. La sociedad exige ir más allá y vincular ese propósito con un “para qué” que genere impacto social y medioambiental positivo.
El propósito corporativo, hoy en día, debe ser un compromiso que llegue a todos los rincones de la organización, de manera que ayude a la compañía a construir sus relaciones con los consumidores, los inversores, las instituciones, y todos los grupos de interés. Medir el grado de avance de una compañía a la consecución de su propósito con metas e indicadores basados en los ODS enriquece y da rigor al compromiso de ser una mejor empresa para el planeta y la sociedad.
Alinear la estrategia de sostenibilidad con los ODS
La creación de los cuadros de mandos de sostenibilidad de las empresas nos da la posibilidad de alinear la estrategia a los ODS, estructurando esos objetivos y relacionándolos entre sí.
Para ello, es importante conocer las áreas de mejora clave para el país o países en los que opera la compañía, de manera que dichos objetivos se puedan referenciar en torno a indicadores basados en los de los ODS.
Otra de las preocupaciones de las compañías es la de atraer capital o financiación, para lo que los ODS pueden también son una herramienta útil. Ejemplo de ello son los bonos verdes, que buscan promover la financiación sostenible e incrementar la transparencia de las empresas respecto a sus objetivos medioambientales.
Por otra parte, el reglamento europeo sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros, SFDR ha sido clave para ofrecer un mayor conocimiento, información y, por tanto, transparencia a los inversores, a través de la clasificación establecida en sus artículos 8 y 9, que diferencian entre “si promueven iniciativas sociales y ambientales junto con los objetivos de resultados tradicionales” o “cuentan con objetivos explícitos de sostenibilidad”. En ese sentido, el marco de los ODS puede ayudar a justificar esos objetivos.
Coste de vida y cambio climático, las grandes amenazas
Los ODS pueden ser también útiles para la identificación y gestión de riesgos ESG. Tal y como señala el Informe de Riesgos Globales del World Economic Forum, el coste de vida será el mayor riesgo durante los próximos dos años, mientras que los problemas derivados del cambio climático lo serán en la próxima década.
Es por eso que los compromisos que las empresas establecen en línea con los ODS y el impacto final que generan, tanto en la sociedad como en el entorno, son clave para prevenir esos riesgos que ponen en peligro incluso sus resultados financieros.
A estas alturas parece evidente que aquellas empresas que aboguen por el crecimiento económico, a la vez que generan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, serán las que tengan éxito en un futuro cada vez más cercano.
Para ello, todos debemos seguir trabajando día a día y los ODS pueden servir como estímulo, guía, marco de gestión y fuente de indicadores válidos para medir el progreso, no solo en estos próximos 8 años, sino más allá.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 8º Aniversario de los ODS, en colaboración con Metrovacesa.