Durante más de un año y medio, las personas afectadas por el conflicto y la violencia en Sudán han sufrido desplazamientos masivos y una situación de hambre que cada vez es más grave. Desde entonces, el conflicto ha agravado una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo, con 13 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población de Sudán, desarraigadas. Actualmente, el país sufre la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo.
En abril de 2023, estalló el conflicto en Sudán sumiendo al país en el caos, una situación que no hace más que agravarse y que ha provocado ya una grave crisis alimentaria, llegando al borde de la hambruna.
Unos diez millones de personas están desplazadas dentro de Sudán, mientras que unos dos millones han huido del país. Las familias tienen dificultades para conseguir cada día comida, a menudo pasan días sin alimentos suficientes, y las perspectivas para los próximos meses son desalentadoras.
Comunidades enteras, incluidos residentes, personas desplazadas y refugiadas, se enfrentan a la amenaza de la hambruna. Los más jóvenes y vulnerables son los que corren mayor riesgo, y millones de niños y niñas padecen hambre extrema y condiciones que ponen en peligro su vida.
Según la Integrated Food Security Phase Classification (IPC), 25,6 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, se enfrentan a condiciones de crisis de hambre o peores, con 755.000 personas al borde de la hambruna (IPC 5). El informe de la IPC muestra que las condiciones de hambruna prevalecen en el norte de Darfur, incluido un campamento de personas desplazadas que alberga a unos 400.000 sudaneses, y en el campamento de Zamzam, al sur de la ciudad de El Fasher, donde se han producido combates en los últimos meses.
La declaración de la IPC en la Fase 5 (Hambruna) significa que al menos una de cada cinco personas u hogares tiene una carencia extrema de alimentos, sufre malnutrición aguda y se enfrenta a la muerte a menos que la ayuda alimentaria de emergencia y la nutrición llegue a ellos inmediatamente. Los niños y niñas menores de cinco años corren un riesgo extremo.
Unas condiciones similares a la hambruna podrían extenderse a otras partes de Sudán, debido a que la situación sigue deteriorándose, empujando a más personas a la inanición y provocando nuevos desplazamientos tanto dentro como fuera de Sudán.
Los niños y niñas de Sudán huyen de la violencia
El país sufre la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo, con más de cuatro millones de niños y niñas que han huido de la violencia, incluso a los vecinos países de Sudán del Sur, Chad, República Centroafricana, Etiopía y Egipto. La infancia y sus familias se ven obligadas a trasladarse de un lugar a otro a medida que cambian las líneas del frente en busca de alimentos, refugio y seguridad.
“La infancia se ve especialmente afectada por las altas tasas de inseguridad alimentaria y esa es la mayor preocupación de World Vision en Sudán en estos momentos”, declara Eloisa Molina, directora de Comunicación de World Vision. “En todo el país, se espera que cuatro millones de niños y niñas menores de cinco años pasen hambre a finales de 2024, y se prevé que 730.000 sufran desnutrición aguda grave. El mundo no puede seguir ignorando esta crisis. El momento de actuar es ahora”.
World Vision añade que millones de mujeres y niñas en Sudán se encuentran en una situación de inseguridad, ya que la violencia sexual se ha convertido en un arma, convirtiendo los cuerpos de las mujeres y las niñas en campos de batalla. Así lo pone de manifiesto en su último informe “Unprecedented: The Crisis For Children and Families in Sudan”.
Sudán del Sur, al límite
Oxfam Intermón ha alertado que, actualmente, por el aumento de la violencia en Sudán, más de 1.000 personas sudanesas y sudsudanesas llegan cada día a los campos para personas desplazadas y refugiadas de Sudán del Sur, ocupando cinco veces más su capacidad.
Sudán del Sur lleva años soportando una gran crisis influenciada por los conflictos armados, las consecuencias del cambio climático y la falta de alimentos. La guerra en Sudán ha añadido una presión adicional al país debido a la afluencia masiva de refugiados de Sudán a Sudán del Sur.
Antes de que estallara el conflicto, más de 2,2 millones de personas sudsudanesas ya eran desplazadas internas en su propio país debido a la falta de recursos y a los diferentes focos de violencia, muchas de ellas teniendo que asentarse y vivir en campos temporales. En Sudán del Sur 9 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y protección y 7,1 millones de personas se enfrentan a una inseguridad alimentaria muy grave.
Las personas refugiadas y retornadas, personas que huyeron de la violencia de Sudán del Sur a Sudán y que ahora tienen que volver, en su mayoría mujeres, niñas y niños, llegan hambrientas y deshidratadas, enfrentándose a condiciones extremas en centros de tránsito abarrotados como los de Renk, ubicado en la frontera entre Sudán y Sudán del Sur.
“La escasez de alimentos, agua y refugios adecuados es crítica, y las enfermedades están en aumento, mientras que la respuesta humanitaria se ve limitada por un déficit de financiación de la ONU que alcanza el 75%. Las necesidades en Sudán del Sur son inmensas, con tres cuartas partes de la población requiriendo ayuda, y las infraestructuras ya frágiles al borde del colapso bajo la presión adicional de la crisis sudanesa”, ha explicado Pilar Orduña, responsable de Acción Humanitaria de Oxfam Intermón.
Las organizaciones humanitarias que integran el Comité de Emergencia Español, Aldeas Infantiles SOS, EDUCO, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan International y World Vision, reclaman el respeto del derecho internacional humanitario y el alto el fuego para evitar más muertes y sufrimiento de la población. El acceso humanitario sostenido y sin trabas es fundamental para reducir las graves necesidades, mediante el suministro de ayuda, la protección de la población civil, especialmente los niños y niñas, y la mitigación de los daños.
“Es necesario tomar medidas urgentes para impedir un mayor deterioro de las comunidades que padecen la falta de alimentos y una escalada de las necesidades con la propagación de la situación de hambre. Sin una asignación inmediata de recursos y un alto el fuego, millones de personas que padecen una grave inseguridad alimentaria verán cómo sus condiciones se deterioran hasta niveles catastróficos”, concluye Javier Ruiz, presidente del Comité de Emergencia Español y CEO de la ONG World Vision.
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