Hace unos años, el padre de un íntimo amigo fue diagnosticado con Alzheimer. El compartir con él sus temores y esperanzas sobre la enfermedad y lo que ello suponía no solo para quien la padecía sino para toda la familia, me ayudo a tomar conciencia sobre esta cruel enfermedad. Se enfrentaban a un desafío abrumador y desconcertante. Ver cómo la memoria y la identidad de una persona se desvanecen lentamente es desgarrador
Durante largo tiempo compartimos el día a día de su familia, me transmitió que no dejaría que esta enfermedad dictara sus vidas. Se comprometía a luchar contra el Alzheimer con todas sus fuerzas y por mi parte apoyarles en la medida que avanzaban en este viaje siendo un apoyo constante.
En primer lugar, me explicó que buscó educarse sobre la enfermedad. Aprender sobre los síntomas, los tratamientos y cómo adaptar su entorno para brindar un ambiente seguro y acogedor. Participó en grupos de apoyo y conferencias, donde conoció a otras personas que estaban pasando por experiencias similares. Compartir historias y consejos con ellos le brindó consuelo y una sensación de comunidad.
A medida que la enfermedad avanzaba, la familia adaptó sus actividades, aprendieron a ser pacientes y comprensivos, comunicando de manera clara y sencilla, abrazando el poder del lenguaje no verbal y el contacto físico para transmitir amor y seguridad. El Alzheimer también les enseñó a valorar los momentos simples y cotidianos. Aprendió a disfrutar del presente y a no lamentarse por lo que se estaba perdiendo, sino a celebrar lo que aún podían compartir.
Entendimos que la clave para frenar su avance radica en la investigación. Decidimos cada uno a su manera, unirnos a la causa de impulsar la investigación científica y contribuir de manera significativa en la búsqueda de tratamientos efectivos y, en última instancia, de una cura para el Alzheimer.
El compromiso con la investigación del Alzheimer es fundamental para frenar el avance de esta enfermedad devastadora. A través de donaciones, participación en estudios clínicos, difusión de información y promoción de políticas públicas, podemos marcar la diferencia en la vida de millones de personas afectadas por el Alzheimer y sus familias.
La excepcional labor desarrollada por la Fundación Pasqual Maragall es de gran valor y nos ofrece esperanza y promesa para el futuro. Cada avance nos acerca un paso más a encontrar tratamientos más efectivos, terapias innovadoras y, en última instancia, una cura para el Alzheimer. Sigamos unidos en esta lucha, trabajando juntos para impulsar la investigación y brindar un futuro mejor a aquellos que padecen esta enfermedad. Juntos, podemos marcar la diferencia y hacer del Alzheimer una enfermedad del pasado.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Alzheimer 2023, en colaboración con Fundación Pasqual Maragall.