Un paradigma emergente desafía a las empresas a pasar de modelos lineales, extractivos y dependientes de los combustibles fósiles a un enfoque regenerativo y colaborativo que valora tanto el impacto medioambiental como el social. Un nuevo modelo económico que sintetiza principios clave de diversos marcos de sostenibilidad, como los límites planetarios, la economía del donut y la economía circular, con el objetivo de abordar los retos en torno al uso de los recursos, el trabajo, el comercio, la producción de valor y el consumo.
Este cambio de paradigma supone un reto existencial para las empresas que dependen en gran medida de los recursos naturales. Es más que seguir un modelo, es una guía para que las empresas impulsen un cambio transformador. Sus principios ofrecen una estrategia integral para la creación de valor duradero que trasciende la mera rentabilidad para incidir profundamente en el bienestar de la sociedad y la salud del medio ambiente.
Dentro de este nuevo paradigma económico, la economía circular tendrá un papel relevante, en un mundo en emergencia climática y en el que los recursos naturales son limitados. El objetivo es reducir al mínimo la generación de residuos y mantener los productos, los materiales y los recursos en uso el mayor tiempo posible. Esto implica no solo reutilizar y reciclar, sino sobre todo repensar y rediseñar los productos y los sistemas para que sean más duraderos, eficientes y respetuosos con el medio ambiente y la sociedad.
Como confirma el informe Circularity Gap Report 2023, a día de hoy, el 90% de los materiales que usamos se desperdician, se pierden o no están disponibles para su reutilización, lo que revela una preocupante tendencia y es que actualmente solo el 7’2% de la economía global es circular, frente al 8’6% de 2020 y el 9’1% de 2018, poniendo de relieve un preocupante descenso sobre el que es necesario actuar.
España, que cuenta con su propia estrategia de Economía Circular para el año 2030, tiene un compromiso firme. Entre los objetivos a cumplir antes de la próxima década está la reducción de un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB o la disminución de un 15% en torno a la generación de residuos, entre otros. Para ello será imprescindible la implicación de las pymes, el motor del sistema empresarial español. De hecho, si estas aumentasen la reutilización y reciclaje de los residuos, la economía circular podría llegar a generar hasta 160.000 puestos de trabajo en España antes de 2030, según revela un informe de la Cámara de Comercio de España y Mapfre.
El enfoque regenerativo de la economía circular ofrece una alternativa sostenible al modelo económico lineal tradicional, promoviendo el uso y la reutilización eficiente de los recursos en todos los sectores.
Los principios clave de una economía circular son:
– Diseñar sin residuos: esto va más allá de la producción eficiente para revolucionar la propia noción de “residuo”. Los productos duraderos, reutilizables y reciclables redefinen el comportamiento del consumidor y reducen el impacto ecológico.
– Construir resiliencia a través de la diversidad: una cadena de suministro sólida y diversa no sólo mitiga los riesgos empresariales, sino que contribuye a la equidad social y al equilibrio ecológico, elevando la marca como una fuerza positiva.
– Utilizar energía procedente de fuentes renovables: el compromiso con las energías renovables es más que una decisión operativa; es un paso firme hacia la lucha contra el cambio climático y la defensa de la sostenibilidad.
– Pensar de manera sistémica: la toma de decisiones holística produce beneficios de gran alcance, configurando una organización como administradora de los recursos económicos y medioambientales.
– Pensar en cascada: los productos y servicios de ciclo de vida múltiple mejoran la fidelidad del cliente al tiempo que reducen el consumo de materias primas, estableciendo un estándar de oro para el consumo responsable.
Al adoptar estos principios, las empresas no sólo se adaptan al cambio, sino que lo lideran. Al hacerlo, responden a un propósito superior: crear un futuro rentable, equitativo y sostenible para todas las partes interesadas.
Un ejemplo de economía circular en acción lo encontramos en la industria de la moda. Empresas como Patagonia y Rapanui están promoviendo la reutilización y el reciclaje de textiles alentando a los consumidores a reparar y reciclar su ropa en lugar de desecharla. Además, empresas como Worn Again Technologies están desarrollando tecnologías innovadoras para reciclar productos textiles y transformarlos en nuevas fibras y materiales.
Otro sector que empieza a adoptar la economía circular es el de la alimentación. En lugar de desperdiciar alimentos, organizaciones como Feedback y Too Good To Go están trabajando para reducir el desperdicio de alimentos y aprovechar al máximo los excedentes alimentarios. Además, se están promoviendo prácticas agrícolas regenerativas que respaldan la salud del suelo y reducen la necesidad de productos químicos dañinos.
También se están implementando enfoques circulares en la industria de la construcción, con iniciativas como la construcción ecológica con materiales reciclados y la reutilización de edificios existentes en lugar de construir nuevos. Saint-Gobain por ejemplo es una empresa líder en la fabricación de materiales de construcción. Han implementado proyectos de economía circular, como la recuperación y reutilización de vidrios planos y la producción de tableros de fibra de vidrio a partir de residuos de construcción.
El turismo es otra de las industrias importantes que genera empleo, ingresos económicos y promueve la diversidad cultural. Sin embargo, también es una de las más contaminantes, generando residuos y consumiendo recursos naturales de forma desmesurada. Es por eso que el enfoque de la economía circular se presenta como una solución sostenible. Aplicar los principios fundamentales de la economía circular (reducir, reutilizar y reciclar) implica adoptar medidas para reducir el consumo de recursos naturales, reutilizar materiales y productos, y reciclar aquellos que ya no se puedan utilizar.
Un aspecto clave de la economía circular en el sector turismo es la reducción del consumo de recursos. Esto implica implementar medidas para promover la eficiencia energética en hoteles y otros establecimientos turísticos, como el uso de sistemas de energía renovable o la instalación de dispositivos de ahorro de agua. Además, se pueden fomentar prácticas de sostenibilidad entre los turistas, como la conservación de la energía y el agua durante su estancia.
La reutilización también desempeña un papel importante en la economía circular aplicada al turismo. Promover la reutilización de productos y materiales en lugar de comprar nuevos es esencial para reducir el desperdicio. Por ejemplo, DeleiteWear es una empresa que trabaja en la reutilización de textiles y los convierte en nuevas prendas de ropa. Mediante alianzas con hoteles, DeleiteWear recoge las sábanas y toallas en desuso y las recicla, creando una línea de productos sostenibles y de alta calidad. Estos productos pueden ser utilizados en los hoteles o incluso vendidos a los turistas, generando una fuente adicional de ingresos y reduciendo la necesidad de producir nuevos textiles.
Por último, el reciclaje es una práctica fundamental en la economía circular. Fomentar la separación y el reciclaje de residuos en los establecimientos turísticos es esencial para minimizar el impacto ambiental. Además, se pueden establecer alianzas con organizaciones locales para asegurar la correcta gestión de los residuos reciclables y así facilitar su transformación en nuevos productos.
Implementar la economía circular en el sector turismo no solo contribuye a reducir la contaminación y la huella ecológica, sino que también puede ser un factor diferencial y atractivo para los turistas. Cada vez más viajeros están buscando destinos turísticos sostenibles y empresas comprometidas con la protección del medio ambiente.
En resumen, el giro hacia una economía circular se está volviendo cada vez más necesario en todos los sectores. Es un enfoque sostenible y regenerativo que busca reducir la generación de residuos, maximizar la eficiencia de los recursos y promover la reutilización y el reciclaje. La economía circular ofrece una oportunidad para crear un futuro más sostenible y resiliente en el que los recursos se utilicen de manera responsable y se maximice su valor.
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