El cáncer sigue constituyendo una de las principales causas de morbi-mortalidad en el mundo. La International Agency for Research on Cancer (IARC) estimó que en el año 2020 se diagnosticaron aproximadamente 18,1 millones de casos nuevos de cáncer en el mundo (excluyendo los tumores cutáneos no melanoma), y que dicha cifra aumentará en las dos próximas décadas hasta los 28,0 millones.
En España, el cáncer es también una de las principales causas de morbi-mortalidad. El número de cánceres diagnosticados en España en el año 2024 alcanzaron los 286.664 casos, lo que supone un ligero incremento con respecto al año 2023
El cáncer supone la segunda causa de muerte por enfermedad en Europa, con una proyección de 8 millones de fallecimientos en el mundo por esta causa en 2030. En 2030, se calcula que habrá un nuevo caso de cáncer cada 1,8 minutos, y una muerte cada 3,8 minutos en España. Frente al aumento de la incidencia de la enferme dad, la mortalidad se ha reducido en un 18% globalmente desde 1990, gracias a los avances en investigación y el acceso a tratamientos, además de cambios de hábitos y factores ambientales, en muchas ocasiones resultado de políticas públicas de prevención.
La investigación en cáncer en España hace mucho con poco: contando con casi la mitad de gasto en I+D per cápita respecto a Francia y un tercio respecto a Alemania, genera, 627,5 publicaciones en cáncer por millón de habitantes, una cifra comparable a la de Francia (714,3 pub./mill. hab) y Alemania (774,67 pub./mill. hab).
Solo a través de la investigación podremos descubrir los mecanismos que afectan al origen y evolución maligna de los tumores, identificar los talones de Aquiles de estos y, a través de dicho conocimiento, desarrollar nuevas terapias y un uso más personalizado de las mismas en función de las alteraciones genéticas de los pacientes. El reciente desarrollo de la Inmunoterapia, una de las vías más prometedoras contra el cáncer que tenemos en estos momentos, es un buen ejemplo de cómo la combinación de investigación básica y aplicada puede dar lugar a nuevas terapias antitumorales en un periodo de tiempo muy corto.
Uno de los aspectos más positivos de nuestro sistema de I+D+i es el capital humano: nuestro país cuenta con un gran número de grupos de investigación competitivos a nivel internacional y que demuestran una capacidad de captación de fondos privados e internacionales muy por encima de sus homólogos en países de nuestro entorno. También tenemos unas buenas infraestructuras, centros de investigación punteros e iniciativas cooperativas como es, por ejemplo, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC).
Otro aspecto positivo es la concienciación social que existe sobre la importancia que tiene la investigación para mejorar la vida de los pacientes. Esto hace que, por ejemplo, los fondos a la investigación en cáncer realizados tanto por asociaciones de pacientes como por organizaciones privadas sin ánimo de lucro hayan aumentado casi un 350% durante esta última década. Esto contrasta con la lamentable pérdida de financiación de fuentes gubernamentales que se ha producido en el mismo periodo.
Pese a lo anterior, existen aspectos negativos que están poniendo en la picota nuestro sistema de I+D+i. Junto a la caída drástica de la financiación pública mencionada más arriba, caben destacar los problemas asociados con los pocos fondos destinados a la formación, atracción y estabilización de nuevo talento, la falta de una estrategia científica clara y estable a medio-largo plazo en el ámbito oncológico o el aumento exorbitado de la burocracia asociada a la gestión de los proyectos científicos. Los efectos de este estrés de materiales se están viendo ya en nuestro sistema de I+D+i: pérdida del número total de científicos, un envejecimiento progresivos de los líderes de los grupos de investigación nacionales y una pérdida de competitividad en la generación de publicaciones y patentes.
Estamos, por tanto, en una encrucijada: o cambiamos la situación a corto plazo o quedaremos progresivamente fuera del ámbito de la innovación en cáncer tanto a nivel de investigación, tratamientos hospitalarios y desarrollo empresarial. En este sentido, un artículo recientemente publicado por la revista Nature Biotechnology alerta ya de que España está a la cola de los países europeos en cuanto a tasas de creación de empresas en el ámbito biotecnológico.
Entre todos debemos apoyar la definición de estrategias, la mejora de las políticas y la toma de decisiones.
El cáncer es una enfermedad en la que todos debemos unir esfuerzos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial Contra el Cáncer