¿Cómo ha evolucionado el papel del Dirse a lo largo de los últimos años según tu experiencia?
En mi opinión, el rol del Dirse ha experimentado una evolución significativa en los últimos años, pasando de una posición con un enfoque mayormente operativo a una figura estratégica y transversal dentro de las organizaciones. A su vez, la sostenibilidad ha pasado a convertirse en un eje fundamental de la estrategia empresarial, lo que ha llevado a Dirse a involucrarse activamente en la toma de decisiones clave, contribuyendo a integrar criterios ASG (medioambientales, sociales y de gobernanza) en todas las áreas de la empresa.
Un cambio que, bajo mi punto de vista, se ha visto impulsado por varios factores. En primer lugar, la evolución del entorno normativo, cada vez más exigente, que ha obligado a las empresas a adoptar prácticas más responsables y transparentes. Legislaciones como la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD) en Europa han elevado los estándares de reporte y han hecho que la sostenibilidad ya no sea una opción, sino una obligación para las compañías.
Por otro lado, la creciente sensibilización de los consumidores, que actualmente demandan productos y servicios que no solo sean competitivos en precio y calidad, sino que también respeten criterios éticos y sostenibles. Sin duda, la sostenibilidad se ha convertido en un factor diferenciador clave, capaz de generar confianza y fidelización.
Por último, los inversores han comenzado a priorizar aquellas compañías que incorporan criterios ASG en su estrategia, ya que cada vez hay más evidencia de que las empresas sostenibles son más resilientes y rentables en el largo plazo.
¿Crees que la figura del Dirse ha ganado influencia en las juntas de alta dirección en los últimos años? ¿Por qué?
Efectivamente, la figura del Dirse ha ganado una influencia notable. Hoy en día, las juntas directivas y los comités de alta dirección reconocen que la sostenibilidad no solo contribuye a mejorar la reputación de la empresa, sino que también impacta directamente en su resiliencia y en su capacidad de generar rentabilidad. Este cambio se debe en gran medida, como comentaba, a la creciente presión de los stakeholders, desde inversores que priorizan criterios ASG hasta clientes que demandan productos y servicios responsables. Además, las regulaciones europeas, como la nueva Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD), han colocado al Dirse en el centro de la estrategia empresarial, debido a su conocimiento y su capacidad para alinear la sostenibilidad con los objetivos corporativos. La Directiva CSRD, por ejemplo, ha reforzado la necesidad de medir, reportar y auditar de manera rigurosa el impacto ambiental y social de las organizaciones, aumentando la importancia del Dirse como experto en la materia y como garante del cumplimiento normativo.
En este contexto, la sostenibilidad ha dejado de ser un tema de reputación para convertirse en un factor de competitividad. Las compañías han comprendido que una gestión responsable no solo mitiga riesgos, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio. Esto ha llevado a que el Dirse ya no sea únicamente responsable de ejecutar planes, sino también de desempeñar un papel estratégico en la definición de la visión y el futuro de la empresa.
¿Qué sinergias y aportes profesionales y personales ha generado tu pertenencia a la asociación DIRSE?
Formar parte de DIRSE ha sido una experiencia sumamente enriquecedora tanto en el ámbito profesional como en el personal. La asociación ha logrado consolidarse como un espacio de referencia para los profesionales de la sostenibilidad en España, promoviendo la colaboración, el intercambio de ideas y la generación de conocimiento en torno a los retos y oportunidades del sector.
Desde un punto de vista profesional, pertenecer a DIRSE me ha permitido acceder a una red de expertos altamente cualificados, con quienes compartir experiencias, buenas prácticas y soluciones innovadoras. En un entorno en constante evolución, esta comunidad se convierte en un valioso recurso para estar actualizado en tendencias, normativas y estrategias efectivas de sostenibilidad.
En lo personal, la posibilidad de conectar con profesionales de distintos sectores ha ampliado mi perspectiva y me ha aportado nuevas ideas y enfoques que he podido aplicar en mi propia organización. La diversidad de perfiles dentro de la asociación facilita la construcción de sinergias y el desarrollo de iniciativas conjuntas que fortalecen el impacto del trabajo que realizamos en nuestras empresas y en la sociedad en general.
DIRSE conecta, pero también actúa como un catalizador del cambio, promoviendo la profesionalización del sector y visibilizando la importancia de nuestro rol en el entorno empresarial actual.
¿De qué manera crees que deberían comunicarse los avances en materia de gestión responsable de las organizaciones?
La comunicación de los avances en sostenibilidad debe ser clara, transparente y accesible para todos los stakeholders. Muchas veces, las empresas cometen el error de transmitir su compromiso a través de informes densos y muy técnicos que resultan poco comprensibles para el público general. Si bien es fundamental contar con reportes detallados para cumplir con la normativa, también es necesario complementar esta información con formatos más visuales y dinámicos que faciliten su comprensión.
El uso de datos verificables y ejemplos concretos es clave para demostrar el impacto real de las acciones puestas en marcha. La comunicación debe alejarse de afirmaciones vagas o genéricas y evitar el riesgo del greenwashing, que puede afectar la credibilidad de la empresa. Además, la sostenibilidad debe integrarse en la narrativa de la organización, alineándose con su propósito y valores. Las empresas debemos explicar cómo nuestras iniciativas responsables contribuyen a nuestra estrategia global y generan un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.
En este sentido, las redes sociales pueden ser herramientas muy poderosas para acercar estos mensajes al público, generando una conexión emocional y mostrando el compromiso de la empresa de manera auténtica. La clave está en desarrollar una estrategia de comunicación coherente, que combine rigor informativo con accesibilidad y cercanía, permitiendo que la sostenibilidad forme parte del ADN corporativo.
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