María Gálvez del Castillo Luna, embajadora del Pacto Climático Europeo ha hablado con Corresponsables sobre la presentación del Manifiesto por un Turismo Sostenible y sobre el Manual del Viajero Sostenible. El objetivo de ambos documentos es la llamada a la acción y concienciación para las administraciones, empresas y sociedad, que busca seguir sumando cifras de récord de viajeros y visitantes pero sin comprometer los ecosistemas frágiles, el medioambiente o a las propias comunidades locales, que se ven desprotegidas ante grandes crisis como la vivienda, precariedad laboral o la pérdida de identidad cultural.
¿Qué supone para ti, como embajadora del Pacto Climático Europeo, la presentación de este «Manifiesto por un Turismo Sostenible»?
El turismo es una de las industrias de mayor crecimiento a nivel mundial y una fuente esencial de empleo e ingresos para muchas comunidades. No obstante, también plantea importantes desafíos medioambientales y sociales.
Este manifiesto subraya la necesidad de avanzar hacia un modelo que equilibre la prosperidad económica con el bienestar de las comunidades locales y con la sostenibilidad ambiental, social y económica de las actividades, promoviendo prácticas responsables y la conservación de los ecosistemas.
Sin ecosistemas saludables, no hay servicios ecosistémicos ni actividades económicas que dependan de ellos. Tenemos la oportunidad y la necesidad de transformar el turismo en un motor de desarrollo responsable, sostenible, resiliente y regenerativo.
El turismo en España ha alcanzado cifras récord en 2024. ¿Qué desafíos medioambientales plantea este crecimiento y cómo aborda el manifiesto estas cuestiones?
En 2024, España alcanzó cifras récord en turismo, con una estimación de más de 94 millones de visitantes internacionales. Se prevé que esta tendencia de crecimiento continúe en 2025. Aunque este aumento ha contribuido positivamente a la mejora de la calidad del turismo y al crecimiento del PIB turístico real, también plantea desafíos medioambientales y sociales que deben abordarse de manera prioritaria.
Entre los principales retos se encuentran la sobrecarga de ecosistemas, infraestructuras y servicios públicos, el incremento de la presión sobre los recursos hídricos y energéticos, las tensiones con la población local, la intensificación de la huella ambiental y la degradación de espacios naturales.
En respuesta, el manifiesto propone un enfoque integral para mitigar estos impactos, impulsando prácticas sostenibles que permitan un equilibrio entre el desarrollo turístico y la protección del entorno. Asimismo, subraya la importancia de salvaguardar la biodiversidad, garantizar el bienestar social y gestionar de manera eficiente los recursos, asegurando que el crecimiento del sector se alinee con la resiliencia ambiental y social de los destinos turísticos.
¿Podría explicarnos en qué consiste el «Manual del viajero sostenible» y qué papel juega la ciudadanía en la transformación del sector?
El Manual del Viajero Sostenible es una guía práctica que ofrece recomendaciones y estrategias para reducir el impacto ambiental del turismo. Su propósito es impulsar un modelo turístico competitivo, sostenible y responsable, que preserve el patrimonio cultural y natural de los destinos.
La ciudadanía desempeña un papel clave, ya que las decisiones individuales, sumadas colectivamente, pueden generar un impacto positivo significativo. El creciente interés por un turismo más sostenible no solo transforma las preferencias de los viajeros, sino que también acelera la adopción de prácticas responsables por parte de empresas y administraciones.
Sin embargo, la sostenibilidad en el turismo es una responsabilidad compartida. Más allá de la acción individual, los gobiernos, administraciones, empresas y organizaciones no gubernamentales tienen un rol fundamental en la implementación de políticas y estrategias que garanticen un desarrollo turístico sostenible, equilibrado y resiliente.
Uno de los objetivos es fomentar el desarrollo económico local. ¿Cómo se puede garantizar que esta sostenibilidad económica también sea socialmente justa?
Para garantizar que la sostenibilidad económica del turismo sea socialmente justa, es fundamental adoptar un enfoque integral que promueva el desarrollo equitativo y la resiliencia de las comunidades locales.
Esto implica generar empleo digno e inclusivo, valorizar el patrimonio cultural y natural, fortalecer el comercio y la economía local, fomentar un turismo regenerativo, descentralizado y desestacionalizado, impulsar la I+D+i y diversificar las actividades económicas, gestionar eficientemente la capacidad de carga, equilibrar turismo, comunidad y autenticidad del destino, promover la restauración, renaturalización y conservación medioambiental, fortalecer la formación y capacitación para un turismo sostenible, y potenciar y consolidar la sostenibilidad empresarial.
¿Qué medidas adicionales consideras necesarias, a medio y largo plazo, para que el turismo español mantenga su competitividad siendo respetuoso con el medio ambiente?
Para que el turismo español siga siendo competitivo sin comprometer el medioambiente, es clave un enfoque basado en sostenibilidad, digitalización e innovación. Con medidas como:
Descarbonización y eficiencia energética: Electrificación del transporte turístico y fomento de la movilidad sostenible e incentivos para la eficiencia energética y el autoconsumo renovable.
Gestión sostenible de recursos: Optimización del consumo de agua y energía en infraestructuras turísticas, Economía circular en hostelería y restauración y Restauración y conservación de ecosistemas clave.
I+D+i y digitalización: Destinos turísticos inteligentes con tecnologías para gestión de flujos y Uso de IA y big data para optimizar la demanda y reducir impactos.
Regulación y gestión de la capacidad de carga: Límites de aforo en zonas sensibles, gestión dinámica del turismo y planificación urbanística sostenible.
Fiscalidad verde y financiación sostenible: Incentivos fiscales para turismo sostenible y tasas para conservación.
Protección y valorización del patrimonio: restauración, conservación y puesta en valor del patrimonio natural y de los ecosistemas clave, fomento de un turismo regenerativo que contribuya a restaurar ecosistemas y comunidades, potenciar la concienciación medioambiental y la promoción de actividades sostenibles.
Diversificación de la oferta turística con actividades que promuevan la interacción respetuosa con la comunidad local y con el medioambiente, como el ecoturismo, turismo ornitológico, enoturismo, astroturismo, turismo marinero y agroturismo
¿Qué papel juegan las administraciones públicas y las empresas turísticas en la implementación de las medidas propuestas en el manifiesto?
La transición hacia un turismo sostenible requiere una estrecha colaboración entre administraciones y empresas para equilibrar el desarrollo económico con la protección ambiental y el bienestar social.
Las administraciones deben actuar como reguladores, facilitadores e impulsores del cambio, estableciendo normativas, incentivos y estrategias que fomenten la sostenibilidad. Por su parte, el sector privado debe asumir un rol activo, integrando criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en su modelo de negocio, optimizando el uso de recursos y promoviendo prácticas responsables que minimicen el impacto y maximicen el valor para las comunidades locales.
¿Cómo se puede medir el impacto real de estas acciones y qué indicadores se utilizarán para evaluar el progreso hacia un turismo más sostenible?
Para garantizar la efectividad de las acciones implementadas en favor del turismo sostenible, es fundamental establecer un marco de medición basado en indicadores clave de desempeño (KPIs) que permitan evaluar el impacto real de estas iniciativas. La medición debe basarse en criterios ambientales, sociales y económicos, alineados con los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y las directrices de organismos como la Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Comisión Europea. Algunos de estos indicadores pueden ser:
Indicadores ambientales
- Huella de carbono del sector turístico (kg CO₂e per cápita y por actividad)
- Consumo energético (kWh per cápita y por establecimiento turístico) y porcentaje de energía renovable utilizada en comparación con fuentes fósiles.
- Consumo y eficiencia hídrica (litros per cápita y por pernoctación).
- Gestión de residuos (kg de residuos generados y porcentaje de reciclaje y compostaje)
- Estado de conservación de ecosistemas y biodiversidad (superficie de áreas naturales protegidas afectadas por el turismo): evaluación de la presión turística en entornos sensibles y medidas de restauración ecológica implementadas.
Indicadores sociales
- Generación de empleo sostenible (número de empleos directos e indirectos en el sector y porcentaje de contratos estables vs. temporales).
- Condiciones laborales y equidad salarial (brecha de género, salario medio del sector y condiciones laborales justas).
- Satisfacción de la comunidad local (encuestas de percepción sobre el impacto del turismo en su calidad de vida y nivel de aceptación de la actividad turística).
Indicadores económicos
- Contribución del turismo al PIB local, regional y nacional (porcentaje de ingresos generados por el sector en relación con la economía total).
- Proporción de gasto turístico en negocios locales (% del gasto turístico dirigido a pequeñas empresas y proveedores locales vs. grandes cadenas internacionales).
- Diversificación de la oferta turística (evolución del número de actividades económicas).
- Estacionalidad del turismo (distribución de visitantes a lo largo del año y porcentaje de ocupación en temporada baja vs. alta).
¿Qué recomendaciones daría a los viajeros que quieran contribuir, desde su día a día, a un turismo más responsable y respetuoso con el planeta?
Viajar es mucho más que desplazarse; es una invitación a descubrir, aprender, conectar y crecer. Es adentrarse en la esencia de cada destino, comprendiendo su historia, sus tradiciones, su cultura, su gastronomía y su naturaleza. Cada decisión que tomamos como viajeros da forma al mundo que exploramos. Si queremos que los paisajes y destinos que hoy nos maravillan sigan cautivando a las futuras generaciones, debemos replantear nuestra manera de viajar.
El turismo no debe desgastar, sino regenerar; no debe explotar, sino preservar y enriquecer. Viajar con conciencia implica elegir destinos responsables, minimizar nuestra huella ambiental y apoyar a las comunidades locales. No se trata de acumular sellos en un pasaporte ni de coleccionar imágenes efímeras, sino de vivir experiencias que dejen huella en nosotros sin borrar la autenticidad y la belleza del mundo.
La belleza es importante, de ella deriva todo lo demás. Es mucho más que estética: es el reflejo de un equilibrio entre la naturaleza, la economía y el bienestar humano. La diversidad, singularidad y estado de los ecosistemas no solo enriquecen el valor ecológico, sino que también potencian el atractivo social y económico de los destinos.
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