El sector industrial es un actor clave para el conjunto de la economía española. Su peso en el producto interior bruto (PIB) es del 15,31%, según el Barómetro Industrial elaborado por el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España. A pesar de su relevancia, la cuota de mercado de los modelos de negocio circulares sigue siendo limitada.
Uno de los principales obstáculos se halla en las ineficiencias del mercado; es decir, que existe información incompleta sobre la composición de los productos y las condiciones de mantenimiento y reciclaje. El sector privado y el público saben que el tiempo apremia y que las metas hacia 2030 son un asunto pendiente que resolver.
Entre los objetivos está el reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, tomando como año de referencia 2010. Además, se pretende disminuir la generación de residuos un 15%, así como mejorar un 10% la eficiencia en el empleo del agua y reducir la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de CO2 equivalente en la economía, entre otras metas. Entre los sectores donde existe una gran oportunidad de avance están el de la construcción, agroalimentario, pesquero y forestal, industrial, bienes de consumo, turismo y textil y confección.
La investigación y la innovación juegan un papel clave
Actualmente y según datos de Accenture, en nuestro país el 82% de las compañías tienen algún tipo de compromiso con los procesos relacionados con la implementación de prácticas circulares. Y en este camino, la investigación y la innovación juegan un papel clave. En primer lugar, las tecnologías como la inteligencia artificial, el blockchain o los sistemas de computación en nube facilitan la transición hacia un uso más eficiente de los recursos.
Por otra parte, la importancia del sector químico para impulsar los procesos circulares también se hace evidente. En la actualidad, la industria química abastece de productos y tecnologías al 98% de los sectores productivos, y factura en España casi 90.000 millones de euros anuales, según datos de la Federación Empresarial de la Industria Química Española. Es necesario destacar también que este ámbito se convierte en un actor estratégico para abordar retos como la descarbonización y la neutralidad climática.
Por su parte, el sector español del plástico genera una cifra de negocio anual de casi 28.000 millones de euros, según el Informe sectorial del plástico en España, elaborado por Equiplast, y busca acelerar su transición hacia la economía circular, convirtiendo los residuos de este material versátil, resistente, de bajo precio y con una larga vida útil, en un recurso valioso e inagotable para la fabricación de nuevos materiales y productos de sectores como construcción, automoción, electrónica, jardinería o textil entre otros.
Simplr va un paso más allá
En este aspecto, Simplr, compañía pionera en España en consumo por suscripción e implantación de la economía circular, señala cómo los avances técnicos son el mayor agente impulsor del desarrollo de la economía circular en los diferentes sectores. Tal y como señalan desde la compañía, todas las áreas de negocio son susceptibles de acogerse a este tipo de modelos, y gracias a la tecnología, ahora es posible.
Así, en el caso de Simplr, el enfoque va un paso más allá, y gracias a su plataforma, la start up ofrece a las compañías diferentes productos y servicios necesarios en su actividad cotidiana, bajo un modelo de suscripción, como equipos informáticos o vehículos, entre otros. El objetivo es comenzar a equipar a empresas de todo tipo, con el objetivo de construir un futuro más verde.
Y es que el cambio hacia modelos de consumo más sostenibles es cada vez más necesario en el ámbito empresarial. Hasta ahora, para las empresas no era necesario informar sobre la trazabilidad y el ciclo de vida de productos que utilizan en su día a día, tales como vehículos o dispositivos tecnológicos, pero es fundamental plantearse una cuestión: ¿Qué sucede cuando una compañía decide cambiar esos dispositivos? Muchas de ellas apuestan por la donación, pero la realidad es que más tarde muchos de esos dispositivos acaban en basureros del tercer mundo con un impacto muy negativo para el planeta. Aquí es donde la economía circular se convierte en elemento tractor.
En palabras de Ángel Bou, CEO & Co-founder de Simplr: “Ha llegado un punto en el que el planeta no puede continuar sosteniendo un modelo económico basado en el ‘take-make-waste’ y es necesario un cambio inminente hacia otros modelos y estrategias de consumo más sostenibles, como el pago por uso. Gracias a este modelo, los ciudadanos y las empresas tienen la posibilidad de formar parte de las transformaciones sectoriales, que ya se gestan a nivel europeo. Somos optimistas al pensar que cada vez más empresas de diferentes ámbitos integran la economía circular en su negocio. Es sin duda un paso esperanzador.”