Cada vez somos más conscientes de que la soledad no deseada es un desafío emergente en nuestra sociedad, en especial para las personas mayores, y que lejos de reducirse, está aumentando por los cambios en los estilos de vida, así como los nuevos parámetros, tendencias y prioridades de nuestra sociedad.
A nivel sociodemográfico, según datos del INE, cerca de 5 millones de personas viven solas, de las que más de 2,1 millones son mayores de 65 años. De ellas, el 70,9% son mujeres frente al 29,1% que son hombres. Además, en 2037, se prevé que esta cifra se incremente hasta los 6,5 millones de hogares unipersonales, el 29,8% del total.
La soledad no deseada es un sentimiento doloroso, sostenido en el tiempo, provocado por una falta de relación con otras personas y una desvinculación con el entorno comunitario. En Cruz Roja nos referimos a esta soledad como “la soledad que duele”, porque las personas sienten que no pueden compartir sus vivencias con nadie y/o no tienen a quien acudir cuando está en riesgo su seguridad o su bienestar.
Desde hace décadas, en Cruz Roja realizamos una amplia labor de atención e intervención social con las personas que sufren situaciones de vulnerabilidad social que alcanza anualmente a más de 4.8 millones de personas en España y más de 6.8 millones a nivel internacional, no sólo ante emergencias que pueden llegar a tener una gran repercusión y ser muy visibles, sino también ante situaciones menos visibles como la soledad o el aislamiento social, ofreciendo respuestas adecuadas a las necesidades de cada persona para lograr su plena inclusión en la sociedad.
En concreto, en la X Asamblea General de Cruz Roja Española celebrada en marzo de 2023, se estableció como uno de los compromisos principales el de: “Contribuir a disminuir el sentimiento de soledad no deseada y aislamiento social de las personas en situación de vulnerabilidad, a través del fortalecimiento de sus redes sociales, la sensibilización a la ciudadanía, la detección de riesgos y la intervención sobre la soledad y sus consecuencias que afecten a su integridad física y psicológica.”
A la vez, gracias a las investigaciones que realizamos desde Cruz Roja, identificamos que una de cada cuatro personas atendidas afirma que se siente sola, aislada o reconoce que le falta compañía con frecuencia, casi siempre o siempre. También sabemos que es cada vez más patente que la soledad no afecta solo a personas mayores, sino también a jóvenes, mujeres en dificultad social, personas sin hogar y personas migrantes y refugiadas, entre otros perfiles (…)
Lee el artículo completo aquí.