Bain & Company ha encuestado a más de 600 ejecutivos de los sectores de la energía y los recursos naturales de todo el mundo para conocer sus opiniones sobre el progreso de la transición energética y qué obstáculos ven en el futuro. Según el tercer informe anual de Bain & Company State of the Transition 2023: Global Energy and Natural Resource Executive Perspectives, los encuestados están convencidos de que podrán alcanzar el objetivo de cero emisiones netas a largo plazo, pero el ritmo de descarbonización podría ralentizarse a corto plazo debido a la inestabilidad del mercado energético durante 2022.
Álvaro Polo, socio asociado de la práctica de Energía y Recursos Naturales de Bain & Company en Madrid, afirma: “Europa se mantiene a la vanguardia de la ambición de descarbonización, pero se necesitan más políticas para acelerar la transición energética en varios frentes, como, por ejemplo, los vehículos eléctricos, el hidrógeno verde, los biocombustibles, servicios de flexibilidad de la red, electrificación… Todo ello será difícil si los gobiernos no intervienen para apoyar estos procesos y los clientes no pagan más por los productos sostenibles. La lentitud de los procesos legales o de concesión de permisos dificulta el desarrollo en un proceso cuya complejidad operativa ralentizan la generación de flujos de caja.”
Estas son algunas de las conclusiones de la encuesta:
- Optimismo hacia su propio progreso: Los participantes en la encuesta prevén, por término medio, que el mundo podría alcanzar las cero emisiones netas en 2057. Para que esto ocurra tendrían que aumentar la inversión en energías limpias de 1 billón de dólares en la actualidad a 4 billones en 2030, según la Agencia Internacional de la Energía.
- Invertir en nuevas empresas en crecimiento: Las empresas esperan destinar alrededor de una cuarta parte de su capital a nuevos negocios de crecimiento en 2023, muchos de ellos centrados en tecnologías con bajas emisiones de carbono, pero a los encuestados les preocupa garantizar un rendimiento adecuado de estas inversiones. Cuatro de cada cinco ejecutivos lo señalan como el principal obstáculo de la descarbonización. Esto se debe a la poca disposición de los clientes para pagar por servicios con bajas emisiones de carbono. Por lo tanto, esperan que las políticas gubernamentales y el respaldo normativo ayuden a superar esta brecha.
- Perspectivas regionales: Los principales desafíos que enfrentan las nuevas empresas con bajas emisiones de carbono en el sector son la política gubernamental y la obtención de permisos. Según la encuesta, casi el doble de ejecutivos europeos en la industria del petróleo y el gas citaron la incertidumbre política como la razón detrás de la demora en las decisiones de inversión en comparación con el año anterior (61% frente a 36% en 2022). Los ejecutivos de las empresas de servicios públicos en Norteamérica y Europa están preocupados por la obtención de permisos, mientras que los ejecutivos de Asia-Pacífico consideran que la tecnología es el principal obstáculo.
- Tecnologías críticas: Las energías renovables, la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías digitales, además del almacenamiento de energía son las tecnologías más críticas para el sector hasta 2030. Los directivos de Oriente Medio son muy optimistas respecto al hidrógeno y la captura de carbono, pero la mayoría de los directivos de las demás regiones prevén que estas tecnologías no cobrarán importancia hasta después de 2030.
- Búsqueda de talento tecnológico y de primera línea: Alrededor del 60% de los ejecutivos piensan que las tecnologías digitales y la inteligencia artificial transformarán sus negocios para el año 2030. Sin embargo, aproximadamente una de cada tres empresas afirma tener problemas para encontrar ingenieros, y una de cada cuatro no encuentra trabajadores de primera línea, especialmente en la región de Norteamérica. En Oriente Medio, el 42% de las compañías tienen dificultades para encontrar trabajadores de primera línea.
Las empresas se están transformando internamente, adaptándose a los retos de la transición energética, acogiendo a nuevos accionistas, aportando capital, conocimientos técnicos y capacidades a nuevas empresas. También están adaptando sus modelos de asignación de capital entre las operaciones existentes y las iniciativas de transición energética. A esto hay que añadir que están reforzando sus cadenas de suministro para garantizar la continuidad del abastecimiento con energía fotovoltaica y baterías, entre otros ejemplos, en un contexto de escasez y agitación geopolítica.
Sobre este punto, Álvaro Polo, añade: “los ejecutivos de los sectores de la energía y los recursos naturales llevan años comprometidos con la descarbonización y sienten que podrían liderar la transición energética en el mundo empresarial. El capital para financiar las empresas con bajas emisiones de carbono está ahí, sólo tienen que asegurarse de que va a haber un retorno de esa inversión. Hay que pasar a modelos corporativos que permitan individualizar los activos y que el mercado refleje el valor (superior) de cada uno de ellos, y prestar apoyo a las principales partes interesadas”.
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