La contribución a la economía circular a través del reciclaje de envases sigue afianzándose entre los catalanes consiguiendo que cada vez más envases puedan convertirse en nueva materia prima para crear, a partir de ellos, otros productos como textiles, mobiliario urbano, tuberías y nuevos envases. De hecho, en 2022 en Cataluña se enviaron a instalaciones recicladoras 283.098 toneladas de envases domésticos de plástico, metal, briks y papel y cartón para ser reciclados y darles una nueva vida, un 1,4% más con respecto al año anterior. Estos datos que, junto con los del resto del Estado, se comunican anualmente al Ministerio de Transición Ecológica, consolidan los datos de envases totales reciclados -industriales, comerciales y domésticos- que España reporta a Europa.
Por tipo de material, de las 283.098 de toneladas recicladas, 117.761 toneladas fueron de envases plásticos; 119.633 correspondían a papel y cartón; 44.274 fueron envases metálicos; y 1.430 toneladas eran de envases de madera.
Del total de toneladas de envases reciclados, 219.146 procedían de los envases que los ciudadanos separaron en los contenedores amarillos y azules de la calle, en los sistemas de recogida selectiva de ‘puerta a puerta’ y en las papeleras de colores instaladas en espacios de gran afluencia de público, como parques temáticos, aeropuertos, estadios de fútbol, oficinas y bares y restaurantes. La cantidad restante se consiguió recuperar de las plantas de la fracción resto, adonde llegan todo tipo de residuos sin separar.
De hecho, la implicación ciudadana es fundamental para el proceso de reciclaje. La separación que ciudadanos y ciudadanas hacen en sus hogares y otros espacios es el primer paso de un largo proceso industrial que acaba en una instalación recicladora, que es la que convierte los residuos en nueva materia prima. Así, en 2022, cada catalán separó 30,5 kilos de envases plásticos, latas, briks y papel y cartón para hacer posible su reciclaje. Estos datos van en línea con los objetivos que marca la nueva legislación nacional y ambiental para mejorar la cantidad y la calidad de la separación que los ciudadanos realizan.
Por eso, y a pesar de que este hábito de separar para reciclar está muy asentado, el objetivo es que cada año los ciudadanos de Cataluña lo hagan más y de mejor forma. Para ello, es fundamental que cuenten con infraestructuras y servicios les facilite esta tarea, como son los 38.296 contenedores amarillos (564 contenedores más que en 2021) y los 36.461 azules que hay en la calle, además de los sistemas de recogida selectiva de ‘puerta a puerta’ y las más de 2.900 papeleras de colores disponibles en otros espacios.
“Para alcanzar los objetivos de reciclaje de envases marcados por la normativa es imprescindible que haya un trabajo conjunto entre empresas, administraciones y ciudadanos, son objetivos que nos afectan a todos y con los que debemos estar comprometidos. Para ello es importante, en primer lugar, poner en marcha iniciativas que acerquen el reciclaje a los catalanes y catalanas como, por ejemplo, en aquellos lugares donde practican deporte. Por eso, el año pasado comenzamos a trabajar con diferentes federaciones deportivas catalanas para llevar la recogida selectiva a este ámbito”, ha declarado Xavier Balagué, gerente de Ecoembes en Catalunya. “A lo largo de 2022 hemos seguido impulsado nuestro proyecto de reciclaje incentivado RECICLOS, para fomentar el reciclaje de latas y botellas de plástico de bebidas, llegando a cerca de 1.200.000 catalanes de 29 municipios, quienes también cuentan con 33 máquinas para reciclar en lugares como estaciones de Ferrocarrils”, ha añadido Balagué.
Así, gracias a la contribución de los catalanes, el pasado año se enviaron instalaciones recicladoras 1.627.313 toneladas de envases a nivel estatal. De esta forma, se ahorró el consumo de 21,46 millones de m3 de agua y de 6,72 millones de MWh de energía, además de evitar la emisión de 1,69 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. En 2022 también destacó que el 20% de los envases domésticos de plástico puestos en el mercado incorporaron material reciclado, fomentando así su circularidad.
El reciclaje de envases, un hábito que nos acompaña desde hace 25 años
Este año se cumplen 25 años desde que llegase la ley que impulsó el reciclaje de envases en el Estado. Desde entonces, tanto el compromiso ciudadano con el hábito del reciclaje como las infraestructuras han dado grandes pasos, consiguiendo que cada vez se reciclen más envases. De hecho, en el primer año de recogida selectiva en la región las toneladas de envases recicladas fueron 105.207, una cifra muy lejana a las 283.098 toneladas alcanzadas en 2022.
Así, a lo largo de este cuarto de siglo, se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar infraestructuras, como el número de contenedores o las plantas de selección -13 de ellas en Cataluña-, así como por concienciar y enseñar a la población sobre qué depositar en cada contenedor y la importancia que para el medioambiente tiene el sencillo gesto de reciclar, siendo ya 4 de cada 5 ciudadanos catalanes los que declaran separar sus envases a diario.
Aun así, a pesar de estos avances, aún hay ámbitos en los que se puede mejorar para incrementar la colaboración ciudadana con la separación de envases, en línea con las nuevas metas planteadas por la legislación nacional y europea. Por ejemplo, todavía hay ciudadanos que no separan en el contenedor amarillo envases pequeños o metálicos como latas y aerosoles, o que confunden ese contenedor con el de plásticos y depositan en él juguetes, sillas e, incluso, textiles, complicando la labor de selección llevada a cabo por las plantas de clasificación, al estar preparadas para separar únicamente envases.
Además, aún pueden darse pasos con el reciclaje de otro tipo de residuos que, hasta el momento, no han tenido una recogida separada obligatoria, tales como el textil, la materia orgánica o los envases comerciales e industriales. De hecho, los objetivos marcados en materia de reciclaje para los próximos años inciden en el aumento del reciclaje de todo tipo de residuos, sean domésticos o no. Igualmente, es necesario priorizar cada vez más la reducción y el consumo responsable y la reutilización como alternativas previas al reciclaje.
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