Mucho se habla de la necesidad de la colaboración público-privada para llevar a cabo proyectos de impacto, pero muy poco de cómo empresas y ONG pueden interactuar para que las primera cumplan sus objetivos estratégicos de rentabilidad y las segundas, su misión social. Por eso hoy, en un ámbito tan relevante como es la protección del medio ambiente, es necesario poner en valor lo que estas sinergias están llamadas a conseguir.
Un claro ejemplo es Huerta Envera, un caso de emprendimiento de agroecología para proveer a la población de alimentación rica, saludable y sostenible a través de un desarrollo empresarial en el medio rural que, además, sirve de terapia a personas con discapacidad intelectual.
Bajo el paraguas del “todos ganan” nació una idea que pronto germinó en una realidad próspera y eficaz. Por un lado, en Envera, organización sin ánimo de lucro que nació de la compañía Iberia hace 45 años para acompañar a las personas con discapacidad intelectual en el viaje de sus vidas, disponíamos de un terreno sin uso en nuestro Centro Integral de Discapacidad de Colmenar Viejo, en Madrid.
Por otro lado, hortelanos de esta localidad, liderados por la bióloga Beatriz García y su empresa Amor de Huerta, necesitaban un espacio donde poder llevar a cabo su idea empresarial, que además fijaría población en el mundo rural. Y de ambas necesidades surgió Huerta Envera, un desarrollo comercial y social en el que, además, se implicaron como patrocinadores otras organizaciones: CaixaBank, Fundación SEPLA-Ayuda y Akí Bricolaje.
El uso de la horticultura como terapia y como herramienta educativa y socializadora tiene desde hace más de medio siglo una amplia implantación y reconocimiento en países como reino Unido, Alemania, Canadá o Estados Unidos. Esta práctica combina un amplio elenco de conocimientos sobre discapacidad física, cognitiva, sensorial o necesidades especiales de aprendizaje.
Gracias a ello, en Huerta Envera se llevan a cabo programas de terapia y rehabilitación dirigidos por profesionales con amplia experiencia de los que son beneficiarias todas las personas con discapacidad intelectual que viven en nuestras residencias y son atendidos en el centro de día y centros ocupacionales de la organización.
Con esta actividad terapéutica promovemos la salud física y mental, introduciendo hábitos de vida saludable como una alimentación sana y ejercicio físico moderado; la autonomía personal, ayudando a recuperar la autoestima y reconstruir la confianza; el desarrollo de habilidades sociales, con la inclusión y la colaboración del voluntariado social corporativo con las numerosas empresas que así nos lo solicitan; facilita aprendizajes útiles para un desarrollo integral dentro y fuera del marco educativo, y proporciona serenidad, armonía y bienestar.
La parte empresarial del proyecto se sustenta en ofrecer a los consumidores productos de temporada, de primera calidad y kilómetro cero –menos de huella de carbono y menos costes, sin intermediarios-, que vayan directamente de la huerta a sus mesas a precios competitivos, sin perder sabor ni propiedades, y haciendo realidad la idea de Hipócrates: “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”.
Para ello, Amor de Huerta abona el terreno con estiércol de vaca de una granja cercana, lleva a cabo un riguroso plan de prevención de plagas mediante tratamiento biológicos como el aceite de neem, purín de ortiga o humus de lombriz, y ciclos rotativos de cultivo que, además, contribuyen al mantenimiento del suelo. La dirección de esta PYME favorece el trabajo en red y apuesta por compartir y difundir conocimientos con un claro objetivo: lograr un enriquecimiento colectivo y corresponsable.
Que Envera acogiera este proyecto empresarial de alto impacto medioambiental, supuso para los emprendedores el empujón económico que lo hizo posible. Que Amor de Huerta eligiera a Envera para llevarlo a cabo, la posibilidad de mejorar la vida de los más vulnerables.
Un “todos ganan”, como se ha dicho, sobre la base de la colaboración empresa-ONG que como apunta la emprendedora Beatriz García, “ha facilitado que, además de productos ecológicos, podamos sembrar en esta huerta de Madrid las diferentes capacidades de cada uno y el esfuerzo solidario de los voluntarios que nos acompañan para recoger dignidad, reconocimiento, autoestima, inclusión y alegría, abonando entre todos un mundo más verde y sostenible”.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2023.