Según estimaciones del Banco Mundial, alrededor de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable. Algo que se agrava si, como afirma Naciones Unidas, el 80 % de las aguas residuales del planeta se vierten al medioambiente sin ningún tipo de tratamiento previo.
Además, de acuerdo con el último informe de la Global Footprint Network, los humanos usamos tantos recursos ecológicos como si viviéramos en 1,75 Tierras. Este contexto exige una profunda reflexión desde todos los ámbitos de la sociedad.
Por ello, considero que es prioritario asumir un cambio de modelo productivo y de consumo que ponga fin al paradigma de la economía lineal basado en producir, consumir y tirar. Debemos avanzar hacia un nuevo modelo, en el que la economía circular marque la pauta hacia una protección en firme del medioambiente y el desarrollo sostenible.
Desde Cepsa, como compañía que aspira a liderar la transición energética, somos conscientes que se trata de una causa ineludible. Un reto en el que los esfuerzos individuales deben sumarse a la apuesta común del sector energético. Por esta razón, aprovechando nuestra capacidad y conocimiento industrial, trabajamos en generar alianzas con otras compañías que nos permitan fomentar la circularidad de los residuos.
Acuerdos que impulsan los objetivos de nuestra estrategia para 2030 ‘Positive Motion’, y con los que abogamos por preservar el valor de los recursos en la economía el mayor tiempo posible, prolongando su vida útil mediante su reaprovechamiento.
Un compromiso asumido para aumentar en un 50 % la circularidad de los residuos procedentes de nuestras operaciones, y que se evidencia con alianzas como la firmada con Saint-Gobain Weber, mediante la cual reciclaremos 1000 toneladas de residuos al año.
A través de estas iniciativas trabajamos para garantizar la sostenibilidad a largo plazo, mediante el aumento del uso de residuos como materias primas en los productos que fabricamos, para contribuir a otros de los objetivos para 2030 de ‘Positive Motion’, que reduzcamos entre un 15 % y un 20 % la intensidad de carbono de nuestros productos. Esto supondrá, a modo de ejemplo, que en nuestros Parques Energéticos el 15 % de las materias primas serán renovables y circulares para 2030.
Asimismo, debemos tener muy presente que la transición ecológica va más allá de promover las energías sostenibles, también implica gestionar de manera responsable los recursos naturales. Bajo esta máxima como compañía reconocemos la importancia del agua como fuente de vida y el derecho fundamental de las personas al acceso y disponibilidad de agua dulce.
Asimismo, la circularidad del agua es una de las cuestiones clave en torno a las que se enmarcan nuestros compromisos ambientales, porque el agua es un elemento imprescindible para nuestras operaciones y, por ello, nos comprometemos con su uso eficiente y responsable.
Esto nos impulsa a trabajar para reducir en un 20 % la captación de agua dulce en zonas de estrés hídrico en 2025. Un desafío para el que sumamos fuerzas con otros agentes clave, como el acuerdo alcanzado con la empresa pública de Aguas y Servicios del Campo de Gibraltar (Arcgisa) a través del cual vamos a reutilizar las aguas residuales urbanas que gestionan para producir hidrógeno verde. Gracias a ello seremos capaces de dar un nuevo uso a 4,2 millones de metros cúbicos de agua anualmente. Una cifra que equivale al consumo de agua de más de 21.000 hogares medios, de cuatro personas, durante un año.
Desde este convencimiento, entendemos que la economía circular presenta un amplio horizonte de posibilidades para que realicemos el giro verde que el planeta necesita. Si bien, para impulsar este movimiento, debemos tener presente que la correcta aplicación de la jerarquía de residuos, la colaboración entre los distintos agentes sociales, y el compromiso por una gestión eficiente de los recursos naturales son piezas claves para lograr generar un impacto positivo en la sociedad.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2023.