El Banco de España acaba de publicar en su web el primer informe sobre aspectos climáticos de sus carteras de inversión, dedicado a la divulgación de los criterios medioambientales aplicados a las inversiones no relacionadas con la política monetaria. Para profundizar en más detalle sobre este estudio, entrevistamos a su Director General de Operaciones, Mercados y Sistemas de Pago, Juan Ayuso.
¿Qué supone el lanzamiento del primer informe Aspectos climáticos de las carteras de inversión del Banco de España y qué objetivos persigue la institución con esta publicación?
Este informe responde a las recomendaciones de la Network for Greening the Financial System y ha sido el resultado de muchos meses de trabajo dentro del Eurosistema. En un ejercicio coordinado de transparencia y liderazgo, todos los bancos centrales del área nos hemos puesto de acuerdo en el uso de métricas y formatos comunes. Esperamos que este esfuerzo de armonización y transparencia anime a otros inversores a hacer públicas las huellas de carbono de sus carteras, siguiendo unos patrones razonablemente estandarizados.
Según publican en dicho informe, el Banco de España ha reducido un 7,7% la huella de carbono de su cartera de inversión entre 2019 y 2022. ¿Cómo han logrado esta rebaja?
En esta primera entrega nuestro objetivo se ha centrado en ese ejercicio de liderazgo y transparencia que se comentaba anteriormente mucho más que en la consecución de una evolución concreta de la huella de carbono de nuestra cartera. En posteriores informes tendremos ocasión de establecer este otro tipo de objetivos, siguiendo los compromisos de los Acuerdos de París.
En todo caso, dado el peso de los bonos soberanos en nuestra cartera, el cumplimiento de los compromisos de los diferentes Estados en este ámbito ha sido hasta ahora un determinante fundamental en la evolución de la huella de carbono de nuestras inversiones, aunque no el único.
Por otro lado, el porcentaje de bonos verdes sobre la inversión total en las carteras propias en euros ha aumentado “de forma significativa”, desde el 0,02% registrado en 2019 hasta el 4,9% de 2022. ¿Cómo explican esta evolución positiva?
El peso creciente de los bonos verdes dentro de nuestras carteras es el resultado de la apuesta del Banco de España por una inversión de impacto, que busca apoyar la transformación de la economía hacia una situación menos dependiente en los combustibles fósiles. Desde 2019, uno de los principios fundamentales que guían nuestras inversiones es precisamente el de la inversión sostenible y responsable. Y ese principio se ha materializado en la creación de una cartera temática formada exclusivamente por este tipo de activos.
Desde 2019, los principios de inversión sostenible y responsable (SRI, por sus siglas en inglés) forman parte de los pilares del Banco de España. ¿Cómo trabajan en ellos?
El Banco de España sigue un enfoque integrado para la gobernanza de los riesgos y oportunidades que ofrecen los distintos activos. De este modo, los aspectos vinculados al cambio climático se abordan conjuntamente con el resto de pilares: neutralidad, prudencia, profesionalidad y eficiencia.
La estrategia de inversión sostenible y responsable se presenta al menos una vez al año a la Comisión Ejecutiva del Banco de España, como parte del proceso de aprobación de las directrices de inversión financiera para el año siguiente.
¿Cuáles son los retos climáticos de las carteras de inversión del Banco de España?
Las carteras de inversión de los bancos centrales, en general, y las del Banco de España, en particular, tienen una dimensión relativa reducida. El gran reto, por tanto, es ser capaces de liderar con el ejemplo para que otros inversores con más capacidad para distribuir y reasignar mayores flujos de inversión presten una creciente atención a las necesidades financieras que conlleva la lucha contra el cambio climático.
Adicionalmente, y como parte integrante del Eurosistema, nos enfrentamos también al reto de mejorar y estandarizar la información disponible sobre la huella de carbono asociada a los distintos activos financieros. Estamos muy lejos aún de los niveles que caracterizan otros indicadores de riesgo como, por ejemplo, el riesgo crediticio.
Para más entrevistas responsables visite nuestra biblioteca Corresponsables.