¿Qué tipo de evento es Conama Local 2023?
CONAMA es la cita de referencia del sector ambiental y los años impares pone el foco en lo local, donde se pueden observar los cambios de una forma más evidente y donde tenemos que acelerar la transformación para conseguir ciudades más sostenibles y saludables.
¿Cuáles son sus objetivos y que alianzas habéis establecido para su celebración?
En Conama Local se va a celebrar del 21 al 23 de marzo en Zaragoza en torno a tres grandes cuestiones para transformación de nuestras ciudades: naturaleza y salud, economía circular y neutralidad climática.
El congreso se organiza en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza y colaboran activamente en él organizaciones locales de referencia como son Ecodes o Circe, sin olvidar la importancia de sus patrocinadores que lo hacen posible.
Todo el mundo está invitado a participar inscribiéndose gratuitamente en www.conamalocal.org.
El Conama Local se celebra al final del ciclo electoral, por lo que uno de sus objetivos fundamentales es subrayar la importancia de trabajar en proyectos estratégicos y transformadores basados en un consenso que permita garantizar su continuidad después de las elecciones.
Si queremos acelerar la transformación de nuestras ciudades es necesario diseñar proyectos ambiciosos que cuenten con el apoyo del tejido socioeconómico de la ciudad y de la ciudadanía. Estos proyectos deben superar los ciclos electorales y seguir adelante. Un ejemplo de ello es Vitoria-Gasteiz cuya corporación desarrolló proyectos emblemáticos como el Anillo Verde o la estrategia de movilidad durante décadas con sucesivos gobiernos locales de PNV, PP y PSOE.
¿Qué valoración hacéis de la implicación actual de las administraciones públicas y sector empresarial español en el camino hacia la transformación ecológica de las ciudades?
El desarrollo sostenible es posible, pero requiere una transformación sin precedentes para lo que se necesita liderazgo político, capacidad técnica y una ciudadanía activa. Necesita soluciones tecnológicas, pero no serán suficientes sin un cambio de valores y de comportamientos.
Un ingrediente fundamental para que esta transformación tenga éxito es la construcción colectiva, el diálogo y la colaboración entre lo público, lo privado y lo social. En este momento se está trabajando fuertemente desde la colaboración público privada, generando nuevas formas de trabajar conjuntamente. Los fondos Next Generation contribuyen a ello.
Sin embargo, todavía queda mucho trabajo para construir espacios fuertes de conexión y participación ciudadana. Es necesario invertir recursos económicos y humanos en impulsar la comunicación, la educación, los espacios de debate y de concertación, porque la transformación ecológica de las ciudades no podrá llevarse a cabo a espaldas de la ciudadanía.
Un ejemplo de ello es la rehabilitación de edificios que será imposible llevar a cabo a la escala que se necesita para disminuir de forma drástica su consumo energético, sin la confianza y participación de las personas. Aunque tengamos la tecnología, la capacidad de trabajo y la financiación, si las comunidades de vecinos no deciden actuar, todo será más lento y difícil.
¿Qué grandes retos y desafíos tenemos ante nosotros como sociedad en este mismo camino?
Vivimos tiempos excepcionales marcados por un nuevo ciclo histórico marcado por el impacto de nuestro desarrollo sobre los ciclos naturales. El cambio climático es solo uno de los desequilibrios que tenemos que afrontar. Ante ello, el gran desafío que tenemos por delante es ser capaces de imaginarnos y trabajar por un modelo de desarrollo justo socialmente y compatible con los límites del planeta.
Lo que la economista Kate Raworth llama la economía del donut, dibujando una rosquilla que marca la zona segura para construir nuestro futuro la que queda entre el círculo interior (una base social justa) y el exterior (un techo marcado por los límites biofísicos del planeta).
Situar nuestro modelo de desarrollo en esta zona supone aceptar la idea de límites y la necesidad de desarrollar una economía que regenere el planeta y genere una mejor distribución de los recursos.
Esto implica un modelo de empresas que creen valor socioambiental y no solo económico. Supone una nueva forma de pensar, así como una nueva manera de consumir y de producir. Se están dando algunos pasos, pero todavía tenemos que superar muchas contradicciones. Como dice la canción de Vetusta Morla: “El viejo mundo salta con el paso equivocado, pero el nuevo aún no ha salido en los diarios”.
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