Vivimos en un mundo en constante cambio donde las cosas pasan de formar muy rápida, pero en estos momentos de aceleración también necesitamos pararnos un momento y pensar que es lo que realmente importa. Cómo podemos mejorar como personas, sociedad y empresas para trabajar y seguir avanzando en los derechos humanos y que nadie se quede fuera de esta vorágine que nos envuelve.
Los aspectos en los que necesitamos trabajar son muchos y todos igual de importantes y prioritarios, pero hay uno en especial que acentuó su importancia durante la pandemia, y es la equidad digital. Durante esos meses en los que pasamos más tiempo en nuestras casas se evidenció que aún queda mucho por hacer para reducir la brecha digital, ya que muchas personas en este periodo no tuvieron acceso a las herramientas digitales necesarias para tener una educación de calidad u optar a un mejor puesto de trabajo.
Según el informe que ha llevado a cabo la Fundación Seres junto con HP sobre el Impacto de la Digitalización en las personas, el porcentaje de los españoles que cuentan con competencias digitales de nivel básico es del 57%, ligeramente inferior a la media de la Unión Europea (58%).
Y aunque con esta cifra vemos que se ha podido llegar a un poco más de la mitad de la población española, todavía queda una gran labor por hacer cuando el porcentaje de personas que no pueden desenvolverse y vivir de forma efectiva en el mundo digital en el que vivimos es tan alto. Para que todo el mundo sea partícipe de esta sociedad digital hacen falta muchas cosas; más allá de la conexión a internet, tenemos que conseguir que todas las personas puedan participar de forma activa de las oportunidades que ofrecer el mundo digital.
Cerrar la brecha digital, tanto en España como de manera global, requiere de una alta inversión financiera e implicación por las partes implicadas que pueden ayudar a mejorar estas cifras como son las empresas con sus iniciativas internas o externas, así como las administraciones públicas con la promoción de leyes que faciliten esta transición, y sin olvidar programas y ayudas que acerquen la tecnología a todas las personas, capacitándolas en las competencias digitales necesarias.
Y es que puede que a veces concibamos esta cuestión como un problema menor, pero nada más lejos de la realidad porque alcanzar el objetivo de la equidad digital es una representación clara de nuestro progreso como sociedad. Un progreso que pasa por incluir a todas las personas sin importar edad, género o clase social, para que nadie se quede atrás.
Para nosotros desde HP, la equidad digital es uno de nuestros pilares en nuestro compromiso sostenible como empresa. Por eso, el año pasado nos marcamos el objetivo de acelerar la equidad digital para 150 millones de personas en 2030, y se ha llegado a 4,2 millones de personas en el primer año. La estrategia consiste en la asociación con Aspen Digital para crear un Acelerador de Equidad Digital que apoya a las organizaciones sin ánimo de lucro a ampliar sus enfoques innovadores para ayudar a satisfacer las necesidades de las comunidades afectadas por la brecha digital.
Recientemente, se anunció el primer grupo de organizaciones sin ánimo de lucro entre las 170 solicitudes de todo el mundo. Con este programa se pretende ampliar el acceso a la equidad digital a las mujeres, las comunidades marginadas, las personas con discapacidad y los educadores y profesionales.
En un mundo conectado no podemos olvidarnos de lo importante: que nadie se quede desconectado. Trabajemos por una sociedad mejor en la que todos estemos incluidos y avancemos juntos hacia la equidad digital.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: El impulso de los DDHH desde el ámbito empresarial, realizado con la colaboración de Fundación SERES.