¿Cómo ha evolucionado la educación financiera en España y en qué medida ha contribuido Funcas a ella?
Desde que, en 2008, el Banco de España y la CNMV lanzaran el primer Plan de Educación Financiera, la oferta de contenidos puestos a disposición de la sociedad para que aprenda a manejar mejor sus recursos económicos y financieros ha aumentado extraordinariamente.
En cierto modo, Funcas ha participado desde su misma creación en ese esfuerzo por mejorar la educación financiera de los ciudadanos a través de sus múltiples publicaciones sobre cuestiones económicas y financieras. Pero fue en 2018 cuando, con el patrocinio de CECA, creó “Funcas Educa” y puso en marcha el primer Programa Funcas de Estímulo de la Educación Financiera. A lo largo de este año 2022 hemos desarrollado la cuarta edición del Programa.
Todavía carecemos de cifras para valorar el alcance de esta cuarta edición del Programa de Funcas Educa. En la tercera, que se desarrolló durante de 2021, se ofrecieron más de 4.000 actividades en las que participaron cerca de 26 millones de personas. Estas actividades ofrecieron formación para el uso de los canales a distancia (online y telefónico) de las entidades financieras e información en materia de ciberseguridad, prestando especial atención a los posibles timos y el phishing, un método que los piratas informáticos utilizan para engañar y conseguir información personal, como contraseñas, datos de las tarjetas de crédito o números de cuentas bancarias, entre otros.
Asimismo, desde 2020 se ha hecho mucho hincapié en la información sobre las herramientas y medidas puestas a disposición de ciudadanos, pymes y autónomos destinadas a paliar los efectos de la crisis (avales, ERTE…). Todos los programas hasta ahora desplegados persiguen un propósito transversal: apoyar al público hasta ahora “analógico” a familiarizarse con el mundo digital, que, con la pandemia, ha cobrado todavía mayor presencia y peso.
¿Qué importancia le dan a la comunicación y puesta en valor de los avances socialmente responsables de Funcas?
La educación financiera exige buenas estrategias de comunicación; es decir, solo puede llegar a los ciudadanos a través de iniciativas bien diseñadas desde el punto de vista comunicativo. Es importante generar buenos contenidos educativos, pero también comunicarlos eficazmente. Esta es una dimensión en la que la educación financiera en España seguramente podría mejorar.
Por otra parte, si en el pasado la prioridad era conseguir recursos para la educación financiera, en la situación actual la prioridad debe ser gastar bien y, para ello, la evaluación es fundamental. Hay que ir más allá de los indicadores más superficiales (a cuánta gente se llega, cuántas visitas tiene la web X de educación financiera, etc.) y medir el impacto real de las iniciativas que se despliegan. Por ejemplo, dar formación sobre el manejo de los ahorros o sobre ciberseguridad puede contribuir a que se tomen mejores decisiones o a que se eviten fraudes, pero para materializar ese potencial es necesario elegir bien los formatos, los canales, los contenidos y el público.
Sobre esta cuestión -qué funciona y qué no- todavía sabemos poco. La evaluación, cada vez más, va a ser la clave en el desarrollo futuro de las iniciativas de educación financiera. Introducir esa cultura de la evaluación es una de las tareas que más nos deberían ocupar en los próximos años a quienes asumimos la responsabilidad social de aumentar la educación financiera de niños, jóvenes, adultos y mayores.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables “Educación Financiera”, en colaboración con CECA, Funcas y el WSBI (IMCA).