¿Qué os ha llevado a certificar vuestro compromiso con las personas mediante el distintivo efr?
En 2009, cuando nos planteamos por vez primera la certificación, nuestro objetivo no era el obtener certificado como tal, sino identificar y poner en valor todas las medidas y acciones que teníamos en torno a la conciliación y trabajar con un modelo de gestión basado en la mejora continua que nos ayudase a dar continuidad permanente al ámbito de la conciliación.
De esta forma queríamos superar una aproximación que se limitase o se quedase únicamente en enumerar un conjunto de medidas. El distintivo EFR respondía a nuestras necesidades, ya que define la conciliación desde una perspectiva muy transversal en varios ámbitos de la gestión de personas. Por otra parte, las exigencias del modelo nos han permitido, en todos estos años, evolucionar con unos máximos criterios de calidad.
¿Qué valor os aporta esta colaboración?
Contar con el certificado EFR nos proporciona mucho rigor en la gestión interna del modelo, estableciendo un propósito claro y unos indicadores de seguimiento con unos objetivos medibles. Todo ello estructurado en un plan de acción propio, pero, a su vez, muy transversal con otras estrategias de la compañía como la diversidad o la organización saludable.
Además, desde una perspectiva externa, el certificado es garantía de buena gestión, mejora nuestra marca empleadora y permite buenos posicionamientos en determinados índices de sostenibilidad externos y de inversión.
Después de varios años con el certificado, la relación creada entre las empresas con certificado EFR es también un valor para tener en cuenta, ya que se han creado sinergias y relaciones de confianza que permiten conocer nuevas iniciativas, comparar situaciones e identificar futuras situaciones.
¿Recomendaríais a otras organizaciones que redoblen sus esfuerzos por la conciliación en base a vuestra experiencia?
Apostar por la conciliación de la vida personal y laboral es siempre un valor seguro. Significa que la organización tiene un fiel compromiso con la dimensión más personal de sus empleados y empleadas y que tiene en cuenta las necesidades individuales de cada uno más allá del ámbito laboral. Es un ganar-ganar, ya que ayuda para que cada persona pueda dar la mejor versión de sí misma. Si las necesidades personales, sean del ámbito que sean, no están cubiertas, difícilmente las personas podrán ser realmente quienes son en su entorno laboral.
Esta necesidad se hace cada vez más palpable en las expectativas laborales identificadas en las nuevas generaciones que se incorporan al mercado laboral, que priorizan su vida personal y su tiempo al salario, que quieren compaginar con su carrera profesional. De hecho, estas nuevas generaciones buscan superar el concepto de trabajo por un horario, y exigen cierto grado de flexibilidad a la vez que se comprometen a trabajar por objetivos o proyectos y no tanto vinculado a una dedicación horaria.
¿Cuáles son vuestros próximos pasos en el ámbito de la conciliación?
Nuestros pasos en el ámbito son continuos, unas veces van más rápido y otras menos, pero nunca cesan. Actualmente nuestro foco es desarrollar un modelo que integre mayor grado de flexibilidad a las personas, y sobre todo, que abarque todas las sociedades de Redeia. En los últimos años, la organización ha evolucionado hacia un grupo de empresas con características diferentes en base a los diferentes negocios, pero con objetivos de gestión comunes. Esos son nuestros próximos pasos.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables “Mejorar la sociedad a través de la gestión de la conciliación”, en colaboración con Fundación Masfamilia.