Este año ha dejado algunos titulares positivos para el “mundo ictus”, el ictus ya es una enfermedad más conocida por nuestra sociedad, nos llegan noticias esperanzadoras en líneas de investigación sobre prevención y mejoras en la recuperación de aquellos que lo sufren y tenemos un sistema sanitario mejor preparado ante un ictus, en resumen, vamos por el buen camino.
Ahora bien, queda todavía mucho por hacer, según la European Stroke Organization (ESO) y la Stroke Alliance for Europe (SAFE) en el “Plan de Acción ICTUS para Europa 2030”, en los próximos años se espera un incremento del 35% en el número de ictus en nuestro entorno y habrá un 25% más de afectados con secuelas.
Por este motivo no hay que bajar la guardia, hay que seguir trabajando y sumando fuerzas para que nuestra población esté mejor informada, no solo de cómo prevenir un ictus, si no también de cómo detectarlo y actuar a tiempo, hay que continuar invirtiendo en futuro, en investigación, y hay que seguir dotando al sistema de recursos sanitarios especializados en ictus y daño cerebral adquirido, es decir, seguir apostando por una sociedad más preparada ante el ictus.
El ictus sigue siendo la gran pandemia del siglo XXI y en la mano de todos nosotros está la opción de cambiar la situación. Tenemos que conseguir entre todos reducir el impacto que actualmente (y a futuro) tiene en nuestra sociedad, ese es nuestro objetivo y para eso trabajamos desde la Fundación Freno al ICTUS y para conseguirlo te necesitamos.
Te invitamos a consultar nuestra memoria para conocer en que hemos trabajado en 2022 y pedirte que te sumes en 2023 a la lucha contra el ictus, ayúdanos a ayudar.
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