En su uso más habitual, salir a “pajarear” y ser “una pajarera o pajarero” se refiere precisamente a eso: la afición a observar aves en su ambiente natural como afición. Sin embargo, oficialmente, la Real Academia Española solo aceptaba como definiciones de pajarear “cazar pájaros” y “andar vagando, sin trabajar o sin ocuparse de cosa útil”. Hace seis años, SEO/BirdLife solicitó que se reconociera la acepción más empleada, que viene siendo una realidad en el campo desde hace mucho tiempo, y por fin ha sido aceptada hoy, martes 20 de diciembre, en la actualización 23.6. La ONG ambiental celebra que, por fin, los académicos otorguen a las pajareras y pajareros su lugar en diccionario de la lengua española.
La actualización, tanto del verbo como el adjetivo, reconoce así a los miles de personas que salen a disfrutar del avistamiento de aves, una afición que conecta a miles de personas con la naturaleza y que, además, cumple una función fundamental para el país: los datos de observación de aves recogidos en los programas de seguimiento de aves constituyen uno de los principales indicadores del estado de conservación de la naturaleza en España. Además, este dato se emplea para medir nuestra calidad de vida por entidades como Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea.
España: país referente en el avistamiento de aves
En España, SEO/BirdLife viene coordinando –desde hace más de 25 años– programas de seguimiento de aves en primavera, especies invernantes, especies nocturnas o la relación entre las aves y el cambio climático. A lo largo de estos años, miles de pajareras y pajareros han contribuido, con sus observaciones, a generar una consolidada base de conocimiento científico que, entre otras cuestiones, ha permitido certificar que más del 50 % de las especies de aves España presentan problemas de conservación y 90 de ellas se encuentran dentro de categorías de amenaza.
España es uno de los principales destinos de pajareo global, con 622 especies incluidas en su lista de aves. Algunas de ellas se encuentran en situación crítica, como es el caso del urogallo cantábrico, la cerceta pardilla o la pardela balear. Esta ave marina, una de las especies más amenazadas de Europa, es además uno de los 8 endemismos a escala global que se encuentran en el país. La lista se completa con la curruca balear, el mosquitero canario, la paloma rabiche, la paloma turqué, el pinzón azul de Gran Canaria, el pinzón azul de Tenerife y la tarabilla canaria.
Por su ubicación estratégica, en medio de unos de los principales corredores de migración de aves del mundo, España es el único lugar de Europa donde pueden verse otras diez especies de aves, como por ejemplo la focha moruna; y es responsable de las principales poblaciones a escala europea de 32 taxones, un reto y responsabilidad a la hora de conservar el patrimonio natural.
“Celebramos que la Real Academia de Legua Española reconozca a las pajareras y pajareros su lugar en el diccionario. Es el reconocimiento a una afición que genera empleo y actividad económica, conocimiento científico y contribuye a la conservación de la naturaleza lo que, por extensión, repercute positivamente en nuestra salud”, ha señalado la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
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