Jugar es un derecho. Esta es la premisa que guía el acuerdo de colaboración que ha establecido la Fundación Orange con la Universidad de Castilla-La Mancha (grupo Mantis) y la Fábrica de Palabras, con el propósito de proporcionar juguetes adaptados a niños con discapacidades motoras y sensoriales.
Y es que, como han demostrado múltiples estudios, el juego es esencial para el desarrollo porque contribuye al bienestar cognitivo, físico, social y emocional de los niños y jóvenes; además de que ofrece una oportunidad ideal para la adquisición del lenguaje y la alfabetización. Sin embargo, son muchos los niños y niñas que están privados de la experiencia de jugar con determinados juguetes. Es el caso de los niños con discapacidades visuales, que no pueden disfrutar al máximo de un juguete con luces o colores; o los niños con discapacidades auditivas, que no pueden aprovechar igual un juguete cuyo eje fundamental son las voces o sonidos.
En este sentido, la Fundación Orange, la UCLM y la Fábrica de Palabras han aunado sus esfuerzos para diseñar juegos alternativos y adaptados a las particularidades de cada niño o niña con discapacidades motoras o sensoriales. ‘Jugar es obligatorio’ es el nombre que recibe este proyecto, que apuesta por una sociedad sin barreras, donde los más de 100.000 menores con discapacidad reconocida en España puedan jugar sin limitaciones. El objetivo final es que sus necesidades sean estudiadas con extraordinario cuidado, para hacer más accesible cada juguete para la infancia con discapacidad.
La finalidad principal de ‘Jugar es obligatorio’, no solo es que las personas con discapacidades motoras, sensoriales o cognitivas tengan acceso a la actividad de jugar con los juguetes adaptados en el entorno familiar, sino que esta oportunidad se extrapole a cualquier situación; en particular, a clases o terapias donde se favorezca el desarrollo de la comunicación, la adquisición del lenguaje y la alfabetización.
De esta forma, se favorece la interacción de las personas con discapacidad con el entorno, haciéndoles partícipes de lo que ocurre a su alrededor y proporcionándoles las mismas oportunidades que al resto de divertirse, aprender, relacionarse, comunicarse, socializar, y descargar estrés.
El impulso de la tecnología
‘Jugar es obligatorio’ también aprovecha el potencial de la tecnología para mejorar la calidad de los juguetes que se ofrece. Por eso, entre sus objetivos también está el de dotar al proyecto de un área de innovación que explore nuevas tecnologías para la adaptación de juguetes, de manera que se puedan abordar cada vez proyectos más complejos.
Este servicio trabajará bajo demanda, personalizando cada juguete a las necesidades de cada persona. Su principal foco es aplicar adaptaciones que requieran del empleo de otros sentidos: síntesis de voz o dispositivos hápticos para compensar las dificultades de visión; realimentación visual o háptica para compensar la dificultad auditiva; o actuadores más accesibles e inteligentes para compensar los problemas de espasticidad (tensión inusual) y los movimientos involuntarios que provoca la distonía muscular.
En palabras de Daniel Morales, director de Sostenibilidad de Orange y de la Fundación Orange: “en nuestra Fundación tenemos como uno de nuestros objetivos principales facilitar la relación de las personas con su entorno, y especialmente de aquellas con mayores dificultades de comunicación, como son las personas con TEA. Para nosotros es, por tanto, algo muy natural realizar esta colaboración, que además nos permite poner la tecnología al servicio de este fantástico proyecto, que une pedagogía con innovación”.
Por su parte, Sol Solís, pedagoga terapéutica responsable de la Fábrica de palabras” incide en que “los niños aprenden jugando. ¿Pero qué pasa cuando no pueden jugar? Que pierden una oportunidad de aprender, de relacionarse con los demás, etc. Además, los niños con movilidad reducida tienen que pagar, aproximadamente, hasta seis veces más por tener un juguete que se adapte a sus necesidades. Las opciones para adaptar juguetes a menudo son muy reducidas, llegando solo a modificar una pequeña gama de aproximadamente 10 juguetes. Como sociedad estamos obligados a cambiar estas reglas del juego”.
Según señala Francisco Moya, responsable del grupo de investigación MANTIS de la Universidad de Castilla-La Mancha, “desde la Universidad creemos fielmente que, apostando por este proyecto, daremos la oportunidad a más de 1000 personas de forma directa e indirecta, a ser más felices y a tener una herramienta que favorezca la adquisición del lenguaje y la alfabetización, a través de juegos y actividades lúdicas con las propias adaptaciones del proyecto.”
Compromiso con la infancia
‘Jugar es obligatorio’ es un proyecto creado para los niños y niñas con discapacidades motoras y sensoriales, por lo que estos juguetes los pueden solicitar no solo personas con discapacidad, sino también sus familiares, centros públicos con alumnado con discapacidad, profesionales que trabajan con este colectivo, terapeutas ocupacionales que les atienden, y empresas proveedoras o desarrolladoras de juguetes.
De este modo, la Fundación Orange, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Fábrica de Palabras con este proyecto ratifican su compromiso con los derechos de la infancia, promoviendo así, el cumplimiento de la Convención de los Derechos del Niño, que en su Artículo 31 reconoce el derecho al juego y a las actividades recreativas propias de su edad, lo que también corrobora la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en su Artículo 30, donde expresa que los Estados Parte adoptarán las medidas pertinentes para asegurar que los niños y niñas con discapacidad tengan igual acceso a la participación en actividades lúdicas, recreativas, de esparcimiento y deportivas en igualdad de condiciones con el resto de niños y niñas.
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