Este año celebráis la II convocatoria de los Premios DIVEM. ¿Nos puedes ampliar información sobre el proyecto DIVEM que desarrolláis desde Accem y por qué crees que es importante reconocer el trabajo realizado por las empresas en materia de gestión de la diversidad cultural, de la igualdad de oportunidades y de la no discriminación?
DIVEM es un programa que llevamos desarrollando desde 2016, trabajando junto a empresas que reconocen el valor estratégico de la diversidad cultural y desean contar con el apoyo de Accem para realizar una gestión responsable y eficiente de esta diversidad entre todas sus personas empleadas, impulsando la igualdad de oportunidades y la no discriminación por cualquier motivación. A través de estas dimensiones las empresas no son solo capaces de mantener y retener el talento de su plantilla, sino también de atraer nuevos talentos, algo imprescindible en la sociedad globalizada en la que nos encontramos.
De esta manera se consigue sacar el máximo provecho mutuo entre la propia compañía y las personas trabajadoras, ayudando a optimizar los recursos internos, reduciendo la rotación del personal y favoreciendo su alineamiento con los valores de la organización, mejorando su imagen de marca de cara a los grupos de interés, abriéndose a nuevos mercados… en definitiva, mejorando numerosos indicadores intangibles que, al final, repercuten en beneficios económicos para la sostenibilidad empresarial.
Además, a través de esta gestión de la diversidad, las personas empleadas se ven mejor valoradas en sus particularidades personales, escuchadas, tenidas en cuenta y, muy importante, respetadas junto a sus respectivas idiosincrasias culturales. Todos estos aspectos ayudan a un mejor clima laboral, un mayor desempeño en el trabajo diario y a que más gente desee formar parte de la organización, disponiendo de un mayor número de activos para el crecimiento de la empresa.
¿Crees que es importante el compromiso social por parte de las empresas? ¿Por qué?
Las empresas han de ser conscientes de que no estamos dirigiéndonos hacia la construcción de una sociedad diversa: ya vivimos en una sociedad diversa. Y las compañías, sean pymes o grandes empresas, no pueden abstraerse de esta realidad si desean mantenerse en el tiempo.
Evidentemente, que las empresas se muestren como un reflejo de la sociedad y se alineen con los valores que ésta va marcando es un requisito indispensable para su supervivencia a largo plazo.
Mostrar interés y empatía por lo que preocupa al resto de las personas es algo que se demanda a las empresas, ya que son una parte fundamental del engranaje del mundo en el que vivimos. Y todas las personas somos conscientes del gran poder transformador que tienen las empresas a través de su actividad para mejorar la sociedad. Es más, a nadie se le escapa que, si dan muestras tangibles de ese compromiso para impulsar los cambios requeridos y necesarios, éstas serán percibidas como agentes aliados y con perspectiva de futuro.
¿Nos podrías hablar de las iniciativas y la labor que realiza Accem?
En Accem llevamos ya más de 30 años trabajando para mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de vulnerabilidad. Nuestra misión es la defensa de los derechos fundamentales, la atención y acompañamiento a las personas que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social: personas refugiadas y migrantes, víctimas de trata, menores de edad, personas sin hogar o en situación de pobreza, víctimas de discriminación, personas mayores que se sienten solas…
A través del trabajo profesional de todas las personas que integramos Accem damos atención y acompañamiento integral a todos estos colectivos, les ayudamos a su integración social y laboral, a reconstruir sus vidas, a facilitar su plena autonomía para que puedan tener una vida digna, autosuficiente y puedan desarrollarse plenamente en todos los ámbitos de su vida.
Nuestra meta es contribuir en todo lo posible a que todas las personas convivamos en una sociedad diversa y cohesionada, basada en el respeto mutuo y con un enfoque intercultural donde impere la justicia social, la diversidad en su más amplio sentido y un compromiso social y humano que nos dirija hacia este ambicioso objetivo. En este punto, las empresas desempeñan un papel fundamental como parte esencial de nuestra sociedad. Por eso desde Accem apostamos por crear alianzas estratégicas que nos permitan, a través del trabajo y esfuerzo conjunto, cumplir con nuestros objetivos.
¿De qué manera se vincula el trabajo realizado por Accem con el compromiso y la consecución de los ODS y la Agenda 2030?
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la propia Agenda 2030 están diseñados para que toda actividad, sea al nivel que sea, pueda contribuir a su consecución. De hecho, aunque una acción parezca que va enfocada al cumplimiento de solo uno de ellos, de forma transversal también interviene en el logro de otros objetivos, ya que todo está interrelacionado como una cadena.
Por ejemplo, como he mencionado, desde Accem trabajamos para la integración laboral de colectivos en situación o riesgo de exclusión social.
En este caso es evidente que estaríamos hablando de una acción enmarcada en el ODS 8 sobre promoción del trabajo decente y crecimiento económico. Pero es que, al estar impulsando la contratación de estas personas, estamos generando al mismo tiempo un impacto en el ODS 10 al reducir las desigualdades en estos colectivos y mejorar su igualdad de oportunidades en el acceso al mercado laboral.
Y, además, al estar impulsando y dinamizando el tejido productivo de un entorno, también estaremos generando oportunidades de nuevos bienes y servicios, lo que permitirá que sea más fácil acceder a ellos. De esta manera estaremos reduciendo la huella de carbono al evitar largos trayectos en desplazamientos o en el transporte de mercancías, siendo más respetuosos con el medio ambiente e interviniendo así en el ODS 13; promocionando al mismo tiempo una producción y un consumo de mayor proximidad, más sostenible y responsable, como persigue el ODS 12.
Las acciones que desarrollamos en el marco de DIVEM para la sensibilización y la puesta en valor de la gestión de la diversidad cultural en el ámbito empresarial inciden directamente en cuatro ODS, que luego tendrán su reflejo en multitud de dimensiones. De esta forma nos remitimos al ODS 5 sobre igualdad de género, al estar facilitando la igualdad para las mujeres en el acceso a un trabajo decente y en su desarrollo profesional; al ODS 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico y al ODS 10 sobre igualdad de oportunidades, como he indicado anteriormente; y, finalmente, al ODS 17 sobre alianzas para lograr todos estos objetivos.
Este último objetivo es un punto clave para nuestro trabajo, ya que es imprescindible que todos los agentes empresariales, sociales o institucionales estemos alineados en lograr cumplir estas metas. Y DIVEM es una herramienta a través de la cual las empresas pueden unir sus recursos y su know-how a los nuestros, aprovechando mutuamente nuestros respectivos conocimientos y experiencias para cumplir con el mandato de Naciones Unidas y transitar unidos hacia un futuro sostenible que beneficie a todas las partes.
¿Cuáles son los próximos retos y desafíos de Accem?
Nos encontramos en una coyuntura social y mundial muy cambiante. Los efectos del cambio climático en numerosos países están empujando a miles de personas a tener que abandonar sus hogares, emprendiendo largos y peligrosos trayectos hasta llegar a un lugar donde poder establecerse y mantener una vida digna y estable.
Los conflictos bélicos, como el que estamos viviendo en nuestro propio espacio europeo, suponen un reto a la hora de garantizar la seguridad y la protección de las personas que huyen de ellos. Lo hemos estado viendo durante este año con la llegada de miles de mujeres, niños y niñas provenientes de Ucrania. La falta de reconocimiento de los derechos más básicos en numerosas partes del globo pone de relieve todo lo que tenemos pendiente por conseguir como sociedad globalizada e interconectada. Y esto solo echando un vistazo al cuadro general.
Si centramos la mirada en nuestro entorno más cercano, vemos que las crisis económicas, incluida en la que estamos inmersos ahora mismo a causa de la guerra, y, más recientemente, la pandemia de la covid, han dejado en evidencia aún más las desigualdades sociales existentes en la población con mayores vulnerabilidades: la persistencia de las brechas salariales, de género, digitales…; el aislamiento al que se han visto abocadas las personas mayores —que ya era un problema incluso antes de la emergencia sanitaria con el confinamiento—; el incremento en un 27 % de los delitos de odio, según ha destacado recientemente la Fiscalía General del Estado; el auge de los discursos discriminatorios, que suelen criminalizar a quienes menos recursos tienen para poder defenderse; la necesidad de inversión en servicios públicos básicos para garantizar su acceso a toda la población para una vida digna, como sanidad, educación, saneamiento…
Todo esto genera un caldo de cultivo frente al que es necesario unir el mayor número de fuerzas posibles para buscar soluciones conjuntas.
Hemos visto durante estos dos últimos años que, aunando esfuerzos, es posible conseguir grandes logros: se ha encontrado una vacuna frente a una enfermedad nueva en tiempo récord y todo el mundo se volcó para garantizar el normal funcionamiento de la sociedad en un contexto de enorme incertidumbre y en la medida en que lo permitía la emergencia sanitaria, especialmente gracias a las personas trabajadoras en empleos esenciales, las cuales, dicho sea de paso, representan en un alto porcentaje a trabajadores y trabajadoras de origen extranjero.
Al final, lo importante es que es necesario tener la voluntad para mejorar las cosas, ya que los efectos de esa voluntad han quedado patentes en la experiencia reciente cuando todos los agentes económicos, sociales, empresariales e institucionales se han unido para ello.