La movilidad es una industria que converge rápidamente y abarca una amplia red de varios actores, incluido el sector de la automoción, fabricantes, proveedores de servicios de movilidad, innovadores tecnológicos y empresas de servicios públicos.
Las expectativas ejercen una enorme presión sobre los modelos de negocio tradicionales, pero esas mismas fuerzas están abriendo nuevas y atractivas oportunidades en movilidad para el sector de la automoción en particular y para muchas otras empresas que piensan audazmente sobre el futuro y su papel en él.
Todos nos preguntamos cuál es el futuro de los servicios de movilidad, y aquí es donde aparecen cuatro grandes tendencias que -en su convergencia- podemos encontrar la respuesta: la movilidad compartida (de propiedad a pago por uso), la transición a la movilidad eléctrica (de motor de combustión a eléctrico), el consumo online de servicios (multicanal) y la personalización del servicio (punto a punto). Esta convergencia además está muy condicionada por la capacidad de integración entre la red de los proveedores de servicios y la voluntad de compartir los datos que cada parte está gestionando.
En términos generales, la tecnología no frena la velocidad de desarrollo de las ideas sobre la nueva movilidad, pero sí podemos afirmar que la necesidad de compartir datos entre los diferentes proveedores condiciona el avance en desarrollar movilidad compartida. Además, los condicionantes derivados de las políticas globales y locales de las distintas instituciones y gobiernos -desde medidas medioambientales de carácter general/global a medidas locales de gestión del tráfico urbano- ralentizan el proceso.
A título de ejemplo, si queremos poder ofrecer nuestros servicios de movilidad punto a punto a través de distintos medios de transporte, necesitaremos que los proveedores de estos medios de transporte faciliten la disponibilidad de sus recursos, así como herramientas para hacer las correspondientes reservas y pagos necesarios. Y, entrando en temas más operativos, necesitaremos que compartan información de sus medios de transporte para que podamos adaptar nuestra demanda a la suya. Y aquí es cuando podemos tener conflictos de interés y por tanto reticencias en la compartición.
A diferencia de otras industrias y negocios, ya digitalizados (venta comercial, viajes, consumo, servicios profesionales), muchas de estas gestiones son caso a caso, región a región o ciudad a ciudad, por lo que llegar a acuerdos globales es mucho más complejo y por tanto se pierde el factor escala.
A modo de ejemplo, las compañías de VTC han evolucionado su tecnología para ofrecer más oferta de servicios, mejor integración con terceros y nueva experiencia de usuario mejorada, por lo que ya ofrecen servicios corporativos de transporte de empleados integrado con las políticas de las compañías, vehículos adaptados a cada necesidad y seguimiento online del servicio. Sin duda el reto ahora es entrar en los servicios de multimodalidad para satisfacer las necesidades punto a punto de los clientes.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Movilidad con Impacto – Cabify