El desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático están acaparando cada vez más la actualidad política y social, debido a que los problemas relacionados con la desigualdad, los desastres naturales, la perdida de bienestar social y las migraciones masivas debidas a la inseguridad y la pobreza están haciéndose más visibles.
Para intentar lograr una solución a estos problemas, la comunidad internacional está impulsando, tanto desde el sector público como desde el sector privado, una transición justa a una economía de bajo carbono y un desarrollo global sostenible.
Este impulso se está materializando en varias iniciativas internacionales de las que destacan, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el Acuerdo de París contra el cambio climático.
El sector financiero a causa de su capacidad para alinear los flujos de capital con la sostenibilidad, es uno de los sectores clave a movilizar si se quieren lograr los objetivos climáticos y desarrollo sostenible, debido, sobre todo, a las grandes inversiones que hay que realizar para alcanzarlos. La Unión Europea ha cifrado estas inversiones en 180 mil millones de euros al año, hasta 2030 solo en su territorio.
Por ello y con el objetivo de, por un lado, cumplir los acuerdos internacionales comprometidos y, por otro, obtener la inversión necesaria para conseguirlos, la Comisión Europea ha puesto en marcha un Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles. Este Plan nace con el objetivo de reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible, integrar la sostenibilidad en la gestión de riesgos y fomentar la transparencia y el largo plazo en el sector financiero.
La Inversión Sostenible y Responsable (ISR), que según la definición de Eurosif (Foro europeo de inversión sostenible y responsable) “es aquella filosofía de inversión que incluye los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en el proceso de estudio, análisis y selección de valores de una cartera de inversión”, puede llegar a ser una de las principales formas de orientar los objetivos del Plan de Acción hacía inversores y ahorradores.
Sin embargo, para que este tipo de inversión consiga canalizar el capital necesario para la consecución de los objetivos climáticos y de desarrollo sostenible, la información ASG debe ser de calidad, para que inversores y gestores puedan integrarla en sus procesos de decisión, debiendo contener tanto información contrastada del desempeño ambiental, social y de buen gobierno de las empresas, como información relativa a la evolución cuantitativa y cualitativa de los mercados ISR.
En el primer caso, la Unión Europea puso en vigor una Directiva de información-no financiera para estandarizar la información ASG que las grandes empresas europeas publican.
Con respecto al segundo, se hacen necesarios estudios de mercado independientes que den información tanto en términos de cantidad como en términos de calidad de la evolución de los mercados ISR domésticos e internacionales. Por ello, desde Spainsif llevamos realizando estudios del mercado ISR español desde hace diez años, el cual se ha convertido en el referente del mercado nacional.
En la última edición, que hemos presentado el pasado 16 de octubre durante nuestro Evento Anual, se puede observar como el mercado de la ISR en España ha alcanzado los 186 mil millones de euros de activos gestionados bajo criterios ASG, obteniendo un claro cambio de tendencia hacía una ISR de mayor calidad.
Teniendo en cuenta este cambio positivo de tendencia, todavía queda un gran camino que recorrer. Ya que, en la actualidad, la exclusión de actividades y sectores contrarios a la política de sostenibilidad de los inversores, la cual es la forma más simple de inclusión de los criterios ASG, sigue siendo la principal forma de inversión sostenible y responsable en el mercado español.