¿En qué estado se encuentran las políticas de ESG de la Fundación Juan XXIII y de qué manera influyen en la estrategia de la organización?
Aunque la creación de la Dirección de ESG es muy reciente, en FUNDACIÓN JUAN XXIII siempre ha existido un fuerte compromiso con la Responsabilidad Social. La transparencia es uno de nuestros valores y contribuir a la construcción de un mundo más sostenible, diverso e inclusivo, forma parte de nuestra misión. Pero teníamos que ir un paso más allá y por ello decidimos situar a la ESG en el centro de nuestra estrategia y decisiones operativas.
Las Fundaciones no somos empresas, evidentemente, pero debemos, entre otras muchas cosas, ser sostenibles, conseguir recursos para el cumplimiento de nuestros fines, promover y defender los derechos humanos, fomentar la contratación de personas en situación de vulnerabilidad psicosocial, desarrollar planes de igualdad, y garantizar, a su vez, el cumplimiento de los valores y principios que rigen nuestra entidad a través de sistemas de Compliance. Por lo tanto, el impacto es directo y clave para asegurar el éxito y la continuidad de nuestra labor en el largo plazo.
¿Qué proyectos llevados a cabo por la Fundación destacaría en este sentido?
Desde esta nueva Dirección estamos dando ya los primeros pasos de los que nos sentimos muy orgullosos. Estamos trabajando de manera triangular en los tres pilares fundamentales:
Sobre el cuidado del Entorno, velamos por minimizar nuestro impacto ambiental y por ello hemos medido y registrado nuestra huella de carbono en el Ministerio de Transición Ecológica. En este sentido, estamos cumpliendo el Plan de Reducción con actividades encaminadas a reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
En la componente Social, somos especialistas en diseñar iniciativas de alto impacto social para empresas, con el objetivo de ayudarles en la materialización de sus compromisos con la sociedad poniendo el foco en promulgar una cultura inclusiva en sus plantillas. Estas propuestas de valor suponen un plus en todas las actividades de voluntariado corporativo, sensibilización, afloramiento de la discapacidad, Team Building o incluso eventos corporativos.
Por otra parte, nuestro compromiso con el aseguramiento de una correcta Gobernanza es total, unido a la transparencia como eje transversal de nuestra actuación.
Además, estamos en pleno proceso de implementación de un sistema de gestión de Compliance. Una labor compleja que nos está permitiendo organizar todos nuestros procesos y garantizando eficientemente su control. Este proceso ha conllevado la creación del Comité de Compliance y la adopción de nuestro Código Ético y Política de Compliance. Estamos plenamente concienciados con la formación en cumplimiento normativo, prevención del blanqueo de capitales, medidas antiacoso, sostenibilidad… En suma, estamos en un momento de cambio de paradigma del que nos sentimos muy orgullosos.
¿Cuáles son las principales ventajas de apostar por la gestión ESG?
En primer lugar, permite que las organizaciones generen valor a largo plazo para todas nuestras partes interesadas, incluyendo plantilla, clientes, proveedores y sociedad en general. También permite controlar riesgos , mejorar nuestra reputación, generar confianza y fortalecer la relación con nuestros grupos de interés. Además, como tercer sector contribuimos a ser una palanca de cambio en la cadena de valor y afianzar las alianzas estratégicas en el tejido empresarial, mejorando así la eficiencia operativa, la innovación y a la resiliencia ante los cambios del entorno.
¿Cuáles son, en su opinión, los principales errores que se siguen cometiendo en la actualidad en torno a la RSE y cómo subsanarlos?
Uno de los principales errores que se cometen es entender la RSE como una actividad secundaria, en lugar de integrarla en la estrategia y decisiones de la organización. Para subsanar esto, es importante que las organizaciones tomen un enfoque más integral y sistémico de la RSE, y que se consideren los aspectos de sostenibilidad como un factor clave en la toma de decisiones. Asimismo, es esencial que se establezcan metodologías estandarizadas para realizar comparativas, que se reporten los estados de información no financiera con mayor rigurosidad y transparencia y se mida cuidadosamente el impacto social de todos los actores sociales y su retorno en la inversión.
Aún se oye en determinados foros que las empresas ‘hacen’ RSE por lavado de imagen, por greenwasing, ¿qué opina de ello y cómo revertir la situación?
Prefiero ser optimista en este sentido, ya que también es cierto que muchas otras empresas están comprometidas genuinamente con la RSE y trabajan para tener un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. La Responsabilidad Social no debe ser vista como una herramienta de relaciones públicas, sino como una forma de contribuir al bienestar social y medioambiental a través de nuestras actividades empresariales. Y tampoco como un gasto o una obligación legal, ya que puede generar beneficios tanto económicos como reputacionales. Por ello, es importante que las organizaciones sean transparentes en sus actividades y muestren resultados concretos. En este sentido es de gran ayuda el informe de Naciones Unidas del pasado año con recomendaciones para que los compromisos climáticos de compañías, instituciones financieras o ciudades sean responsables y creíbles.
¿Cuáles son, en su opinión, los retos y desafíos de la RSE en nuestro país?
Aunque cada vez son más las empresas en España que están adoptando buenas prácticas, todavía hay entidades que consideran la RSE como una carga financiera en lugar de una oportunidad para mejorar su reputación y su relación con la comunidad. La crisis económica que estamos atravesando no ayuda, ya que muchas organizaciones se ven obligadas a recortar sus presupuestos para mantener su rentabilidad y suelen hacerlo en las áreas donde no reciben un beneficio económico. Por eso la medición del impacto social y el retorno del mismo en términos de inversión también es otro desafío, ya que los beneficios de las políticas de RSE no son inmediatos y a veces son difíciles de cuantificar. Por último, es necesario concienciar sobre su importancia para involucrar a los empleados en estas iniciativas, la Responsabilidad Social Empresarial no es solo responsabilidad de la alta dirección. En cuanto a los criterios ESG, la reciente aprobación de la llamada Directiva relativa a la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas, será un gran reto ya que se establecen unas reglas de reporting comunes dentro de la Unión Europea.
¿Y los retos de su organización? ¿Cómo los piensan llevar a cabo?
Como comentaba anteriormente, la implementación de un sistema de gestión de Compliance es uno de los grandes retos de FUNDACIÓN JUAN XXIII. Empapar a la organización en la cultura del cumplimiento es algo que, sin duda, aportará beneficios tanto a nivel interno como para todos nuestros interlocutores, ya sean privados, públicos, personas usuarias, clientes, donantes…
Por otro lado, con la creación de la Dirección de ESG vamos a poder acompañar a nuestros clientes y donantes en el cumplimiento de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza. Así, junto con la medición y la reducción de los impactos ambientales, multiplicaremos el impacto de nuestros proyectos en la sociedad y la transparencia, el reporting y el asegurar una correcta gobernanza, serán pilares fundamentales en nuestra actuación.
Todo esto, en suma y como no podría ser de otro modo, para avanzar mano a mano y de modo conjunto en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 del Pacto Mundial de Naciones Unidas, como marco internacional para trabajar por una sostenibilidad integrada de FUNDACIÓN JUAN XXIII y de nuestros colaboradores.
Sin duda, retos todos ellos de gran calado y apasionantes.