El reporte de información no financiera supone un nuevo paso en favor de la transparencia. Además, desde este año, también deberá ser presentado por empresas con más de 250 trabajadores. ¿Cómo han acogido las empresas esta nueva responsabilidad?
En nuestra experiencia, podríamos resumir que nos hemos encontrado dos tipologías de clientes. Por un lado, aquellos que ya estaban trabajando la sostenibilidad y realizando informes desde el grupo al cual pertenecen o en un ámbito más medioambiental, lo que no les ha supuesto un gran cambio, pues ya tenían hasta hitos establecidos a nivel de grupo para bajar emisiones en un plazo o ir disminuyendo consumos. Y han podido aprovechar la experiencia del grupo en la realización de este informe. O en otros casos en los que el departamento medioambiental ya trabajaban una memoria de sostenibilidad o tenían bastante datos trabajados a través de la ISO 14001.
Y, por otro lado, aquellas entidades que no tenían el refuerzo de un grupo, pero que en la mayoría de los casos eran conocedoras de esta obligación, y como han ido trabajando la parte social a través de planes de igualdad, y muchas de ellas la calidad y el medioambiente es un eje transversal en su negocio, lo han visto de una manera muy positiva y se ha podido trabajar de una manera muy proactiva todos los puntos.
En general, ha tenido una buena aceptación y se está trabajando ya de cara al 2022.
Los pilares de los Estado de Información No Financiera (EINF) son: medio ambiente, aspectos sociales, información sobre el personal de la empresa, derechos humanos y aspectos relacionados con la lucha contra la corrupción y el soborno. Por su experiencia, ¿cree que será complejo para aquellas sociedades que no han elaborado nunca un informe de estas características?
En la mayoría de los casos nos estamos encontrando que las sociedades trabajan muchos puntos, aunque a veces no son conscientes de ellos, cada departamento tiene clara sus obligaciones y hay un elevado nivel de profesionalización en todos las posiciones, lo que nos lleva a que el reto de un EINF sea bien aceptado y aporte no solo a nivel externo sino interno mucha información transversal de la entidad.
Por ello, no está siendo complejo, ya que disponen de la información, se requiere una planificación previa, que no sea un tema urgente, que se puedan trazar bien las fuentes de la información para ahorrar tiempo en las verificaciones y poder analizar la coherencia de los datos.
¿Considera que con los EINF se aporta un grado suficiente de transparencia o se podría ir todavía más allá?
Siempre es posible ir mucho más allá. A nivel de empresas cotizadas la transparencia es muy elevada, ya que en los informes de verificación no hay salvedades, a nivel de entidades que no cotizan, donde se centra nuestra experiencia, si que existen salvedades, especialmente, en grupos internacionales donde es necesaria una homogeneización de los datos de cara a su agregación, por ejemplo, a nivel de brecha salarial o categorías profesionales. Para mí lo más importante es que si hay puntos donde no hay un elevado grado de transparencia, la dirección de las entidades y su accionariado son conscientes, y lo están trabajando para solucionarlo.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Informes de sostenibilidad, transparencia y rendición de cuentas.