Una buena idea, constancia y proactividad. Sin duda, tres piezas fundamentales del emprendimiento que sientan las bases para la puesta en marcha y desarrollo de nuevas empresas. Estos pilares han estado presentes desde el nacimiento del mercado moderno, invariables e inamovibles, aunque debemos puntualizar que es de los pocos aspectos que no cambian en el panorama emprendedor. El emprendimiento es por naturaleza dinámico ya que las variaciones en los requerimientos, formas y capacidades para emprender están sujetas férreamente a diversas variables: la evolución de los mercados, aspectos legales, requisitos para emprender…
La manera en la que hemos visto crecer el universo emprendedor en nuestro país ha sido vertiginosa, como si de una tendencia o moda se tratase, siendo cada vez mayor el número de jóvenes (y no tan jóvenes) que se aventuran valientemente a lanzarse al mercado, innovando y rediseñando permanentemente las ofertas existentes.
Hemos sido testigos de cómo la sociedad española se ha visto envuelta en un cambio radical en las formas de pensar, las aspiraciones y tendencias a las que acogerse. Nadie se habría imaginado hace 10 años que las grandes capitales españolas, Madrid y Barcelona, iban a estar lidiando por las primeras plazas del ranking europeo.
Lo cierto es que, hoy en día, la globalización y los nuevos formatos de información han propiciado un cambio de paradigma en el que la innovación se ha convertido en el punto de mira y motor para la mejora de los mercados. Este cambio ha traído consigo el deseo social de triunfar por nosotros mismos, de seguir el ejemplo de personas que se aventuraron a emprender y que ahora presiden empresas de gran éxito. ¿Quién no ha soñado nunca con ser el próximo Mark Zuckerberg?
Otro aspecto muy a tener en cuenta son la transformación digital y los avances tecnológicos que se van sucediendo, que influyen directamente sobre los formatos que tenemos para emprender y marcan el camino a seguir por las tendencias que se dan en la comunidad emprendedora. Así, nos damos cuenta cómo diferentes sectores se van poniendo de moda cada vez de cara a nuevas iniciativas trayendo consigo oleadas de startups que luchan por salir adelante. En este sentido, vemos como nacen nuevos mercados que pretenden suplir otros que van quedando obsoletos ofreciendo soluciones a nuevas necesidades, por ejemplo el sector Fintech frente al de la banca tradicional. Pero también hay ejemplos en otros sectores más convencionales como la educación. Lingokids, la plataforma online de enseñanza de idiomas para niños de la que soy CEO y cofundador, es una muestra de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías a los consumidores y usuarios. Ofrecemos contenido 100% interactivo y adaptado mediante un algoritmo propio al nivel de idioma de cada alumno, clases por videoconferencia y otros servicios impensables dentro del sector de la educación hace muy poco tiempo.
La coyuntura actual del ámbito español de las iniciativas emprendedoras está clara. Nos encontramos en una etapa donde la mayoría de empresas emergentes buscan llegar al éxito mediante nuevos modelos de negocio sustentados por avances en el mundo digital. Por esto y por el éxito recogido por startups españolas, el sector emprendedor español es cada vez más atractivo para fondos extranjeros lo que también ha provocado la aparición de incubadoras y aceleradoras de startups dentro del territorio nacional.
Una cosa queda clara, en España, la comunidad emprendedora cuenta con talento suficiente para posicionarnos en la lucha por el liderato mundial en este ámbito además de un sistema cada vez mejor organizado para conseguirlo.