Según el informe Situación España, el PIB ha acelerado un ritmo de crecimiento en la parte final de 2023 y el inicio de 2024, registrando incrementos cercanos al 0,5% trimestral. El avance de la afiliación a la Seguridad Social muestra una mejora progresiva desde el mes de octubre de 2023, después de la desaceleración observada en el tercer trimestre. La información en tiempo real apunta a que el consumo continúa creciendo, tanto el privado (0,5%, trimestral en el primer trimestre de 2024) como el de las Administraciones Públicas (0,2%). Las exportaciones de bienes y servicios también muestran un comportamiento mejor del que se esperaba, sobre todo en un contexto de estancamiento de la actividad económica en algunos de los principales socios comerciales. Asimismo, la producción industrial parece recuperarse, impulsada por la desaparición de cuellos de botella en el sector automotriz, la reducción en el coste de la energía y el transporte, además del punto de inflexión en la oferta del sector agroalimentario.
Los economistas de BBVA Research destacan la recuperación de las exportaciones de servicios que se ha producido desde el año 2021, tanto de los turísticos como, sobre todo, del resto. “A esto ha ayudado el cambio en los hábitos de consumo de las familias a partir de la pandemia, que han incrementado el peso de los servicios en su gasto”, apuntan los economistas. “Esto parece una tendencia compartida en las economías desarrolladas y explica, en parte, que el gasto con tarjeta realizado por los extranjeros en España adelante que el consumo de no residentes continuaría avanzando de manera importante en el inicio de año (+5,6% trimestral en el primer trimestre de 2024).
La inflación retrocede
El informe pone de relieve la caída que se ha producido en el coste de la energía, que, de consolidarse, supondrá mejoras en la competitividad, sobre todo de la industria electrointensiva y de las empresas exportadoras. A pesar de las tensiones geopolíticas, el precio del petróleo ha descendido respecto a los niveles observados a finales de septiembre. Por otro lado, los inventarios de gas se mantienen elevados, gracias a la falta de dinamismo de la economía europea, a una climatología favorable y a los rendimientos de las inversiones hechas en años anteriores. En total, se estima que estos cambios podrían añadir hasta 0,4 puntos porcentuales al crecimiento del PIB en 2024.
En este contexto, la inflación retrocede y podría alcanzar el 3,1% en 2024 (casi medio punto por debajo de lo previsto en noviembre) y el 2,3% en 2025. Así, el Banco Central Europeo (BCE) comenzará a reducir el tipo de interés de política monetaria en junio, seis meses antes de lo previsto en noviembre. Al descenso de la inflación, que también se observa en el resto de la eurozona, se ha ido añadiendo cierta preocupación por el comportamiento de la actividad en el continente. La previsión para final de año apunta a que el BCE podría empezar el proceso de reducción de la tasa de política monetaria en el segundo trimestre del año, y llevarla al 3,75% hacia finales de 2024, completando una disminución de 75 puntos básicos en total.
Ralentización en la eurozona
Los economistas de BBVA Research temen que hacia 2025 la ralentización del crecimiento en ciertos sectores y países de la eurozona sea más estructural de lo inicialmente pensado. La economía alemana prácticamente no muestra avances desde hace dos años. La mejora de la francesa es magra si se toma en cuenta el elevado desequilibrio en sus cuentas públicas. El modelo de crecimiento exportador industrial parece agotado. Tanto en España como en Alemania, las empresas que peor comportamiento han tenido son aquellas intensivas en el uso de energía o que forman parte de la misma cadena de valor. Asimismo, en un entorno de consolidación fiscal y, todavía, con tipos de interés elevados, será difícil que la demanda interna de países con déficits por encima del 3% del PIB aporte al crecimiento.
En paralelo, las nuevas reglas fiscales en Europa requerirán de ajustes importantes y sostenidos en el tiempo en varias economías, incluyendo la española, a partir de 2025. Países como Francia, España o Italia, con déficits superiores al 3% del PIB y niveles de deuda pública por encima del 90% tendrán que comprometerse a implementar medidas estructurales de consolidación entre 0,4 y 0,6 puntos porcentuales de PIB por año. En el caso de España, las previsiones prevén un ajuste estructural de 0,5 puntos porcentuales del PIB en 2025, lo que, junto con la recuperación económica esperada, llevaría el déficit público hasta el 2,9% del PIB a finales del siguiente año y la deuda, al 102% del PIB.
El Servicio de Estudios de BBVA ha rebajado el crecimiento del PIB estimado para España en 2025 del 2,5% al 2,0%, debido a la necesidad de iniciar el ajuste en las cuentas públicas y la mayor debilidad prevista de la economía de la eurozona. A esto se añade el mal comportamiento de la inversión en España, sobre todo en comparación con lo que se observa en el resto de la eurozona. Asimismo, se prevé que la productividad se estanque al tiempo que los costes laborales aumenten, lo que puede limitar el avance del empleo. BBVA Research observa que persisten restricciones de oferta ante la falta de mano de obra cualificada o la regulación, que impide el crecimiento de la oferta de vivienda, sobre todo, asequible. Finalmente, estiman que la incertidumbre de política económica se mantendrá elevada.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en el Caso Práctico de BBVA en el Anuario Corresponsables 2024.