En un esfuerzo por seguir promoviendo la conciencia ambiental global, el pasado 25 de marzo, y como desde 2007, el mundo se volvió a unir para celebrar la Hora del Planeta. Esta iniciativa emblemática, que pretende sensibilizar a la población mundial sobre la necesidad de combatir el cambio climático, consiste en un apagón eléctrico voluntario, de una hora de duración, que, a pesar de su naturaleza simbólica, nos insta a reflexionar sobre la urgente necesidad de abandonar el derroche energético y asumir una mayor responsabilidad en la protección de la Tierra, que será nuestro legado a las futuras generaciones.
Aunque a menudo este hecho pasa desapercibido, el sector tecnológico es un relevante consumidor de energía y, sin lugar a dudas, genera una considerable huella de carbono. Aproximadamente el 1% del consumo eléctrico global se atribuye a los centros de datos distribuidos por todo el mundo, lo que, en términos de emisiones de CO2, representa el 2% de las emisiones globales.
Para que nos hagamos una idea, es una cifra cercana a la producida por el sector aeronáutico. Ambos datos ponen de manifiesto la tremenda importancia que tiene que la industria tecnológica se comprometa a reducir su consumo de energía y las emisiones de carbono asociadas al mismo. La eficiencia en el uso de infraestructuras tecnológicas y la adopción de dispositivos de menor consumo energético son pasos cruciales, aunque todavía queda un largo trecho por recorrer.
En relación al consumo energético, la inteligencia artificial (IA) es uno de los temas más candentes en la actualidad y su adopción generalizada, a pesar de sus beneficios, plantea desafíos significativos. Según el Instituto de la Ingeniería de España, el proceso de entrenamiento del modelo ChatGPT-3 de OpenAI consumió alrededor de 78.437 kWh de electricidad, equivalente al consumo de una vivienda media en España durante 23 años. Además, se estima que se utilizaron 700.000 litros de agua dulce en dicho proceso, equivalentes al consumo de agua de una persona promedio en España durante más de 14 años y medio, según datos de 2022.
Por poner otro ejemplo encima de la mesa: una sola conversación de entre 20 y 50 preguntas con ChatGPT requiere entre 0,001 y 0,01 kWh y unos 500 ml. de agua, lo que representa un impacto ambiental mayor que una consulta en Google…
Por lo tanto, se hace crucial abordar los desafíos medioambientales para poder asumir todo el potencial desarrollo de la IA. La clave para que esta sea más eficiente y sostenible está en la inversión en innovación tecnológica.
En este contexto, varias empresas, como Capital Energy, han reconocido la necesidad de minimizar el impacto ambiental de sus operaciones y han adoptado prácticas de Green IT (tecnología verde) de cara a lograr una mayor compatibilidad entre la tecnología y la sostenibilidad. Esta nueva visión no solo busca impulsar los objetivos de sostenibilidad a través de la tecnología y los datos, sino también integrar la sostenibilidad en el diseño mismo de la tecnología. Esto implica considerar aspectos de sostenibilidad en todas las decisiones tecnológicas, incorporando el concepto de Green IT al corazón de la empresa.
Así, nuestra compañía se enorgullece de ser cloud native, habiendo elegido Google Cloud como nuestra plataforma preferida debido a su compromiso con la sostenibilidad. Nuestra estrategia de convergencia en Google de IT (Information Technology) y OT (Operational Technology) ha permitido integrar dos áreas que históricamente operaban de manera separada. De este modo, hemos desplegado la mayoría de nuestros activos digitales OT en la región de Madrid de Google, integrando ambos mundos en nuestra huella de carbono.
Además, la automatización es fundamental para nosotros, no solo para abaratar los costes relacionados con la nube, sino también para minimizar el consumo de energía de nuestros activos digitales.
Trabajamos, asimismo, para reducir el número de dispositivos por empleado y contamos con una política de enajenación con fines sociales, así como promovemos la sensibilización y la educación interna sobre la importancia de llevar a cabo prácticas sostenibles en el uso de la tecnología a través de nuestra plataforma de colaboración. Otra de las iniciativas destacadas es la utilización de una plataforma basada en tecnología blockchain para la compra de créditos de carbono, que garantiza la transparencia y eficiencia en la reducción de emisiones de CO2.
Para Capital Energy la ciberseguridad es un factor clave, ya que desempeñamos un papel esencial en la protección de datos, privacidad y sistemas críticos, lo que impacta en el desempeño en sostenibilidad no solo en términos de gobernanza, sino también en los ámbitos sociales y ambientales.
Reconocemos que queda mucho trabajo por hacer, pero cada paso que damos nos acerca a un futuro más sostenible y en el que tenemos como prioridad dar respuesta a las expectativas y necesidades de todos nuestros grupos de interés.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Innovación Sostenible.