Cada vez más, el mundo en el que vivimos necesita personas responsables, desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Y todavía es más importante que las empresas y organizaciones se impliquen en mejorar nuestro entorno. Es un reto que tienen cada vez más asumido y así lo han demostrado en los últimos años.
Esto no va sólo de empresas grandes, ni sólo de Gobiernos, ni de pymes, ni de personas, esto va de la sociedad en su conjunto. Cualquier acción que realicemos impacta en nuestro entorno y así tenemos que verlo. Ahora bien, me gustaría destacar el papel de dos instituciones. En primer lugar, los colegios, porque creo que deberíamos empezar por la educación.
El papel que tienen los colegios para impulsar acciones responsables en los niños es fundamental, porque si aprenden y adquieren buenos hábitos desde pequeños los llevarán a sus casas, a sus familias y los mantendrán a lo largo del tiempo. Y, en segundo lugar, el papel de las empresas y organizaciones, porque su impacto en el entorno es mayor que el de un único individuo y porque influyen en los comportamientos de muchas personas dentro y fuera de la organización.
Las organizaciones, independientemente de su tamaño y del sector al que pertenezcan, tienen que asumir su parte de responsabilidad y enfocarse en el diseño de estrategias que impulsen el desarrollo sostenible, cada una en la medida de sus posibilidades. Pero no se trata de “dar lo que sobra”, ni de realizar acciones altruistas. Se trata de gestionar lo que hacemos desde las organizaciones, teniendo en cuenta nuestro propósito y preocupándonos por los intereses comunes.
Para ayudar en este camino a las organizaciones, a lo largo del tiempo se han ido creando modelos de gestión que no sólo miran hacia la competitividad y el crecimiento del propio negocio, sino que se preocupan de cómo está gestionando la organización sus recursos, sus personas, sus procesos. Por ejemplo, el Modelo EFQM, desde su origen, ha tenido siempre en cuenta criterios de Sostenibilidad (o de Responsabilidad Social Corporativa), valorando positivamente las acciones con impacto en la sociedad realizadas por las organizaciones.
El Modelo EFQM fue reinventado en 2020 y fue entonces cuando los más de 1.000 directivos participantes en su rediseño apostaron por la integración de los ODS en este marco de gestión (el marco de gestión más utilizado en todo el mundo por organizaciones de todos los tamaños y de todos los sectores). De hecho, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas están presentes desde la introducción, para que cualquier organización que use el Modelo como referencia los considere e incluya en su estrategia.
¿Por qué? Porque no es posible ser una organización excelente referencia, si no se considera el ecosistema en el que la organización, ya sea local o multinacional, desarrolla sus actividades y la interacción e influencia que éstas puede tener en todos sus grupos de interés.
Desde el Club Excelencia en Gestión creemos que trabajar en esta línea ayuda a asegurar la competitividad y el futuro de cualquier empresa u organización. Y, por tanto, que usar modelos, como el Modelo EFQM, para tener un marco de referencia para la gestión sirve para que la sostenibilidad esté integrada en la gestión global de la organización y no se vea como un elemento independiente.
Por esto, hoy, en el 7º aniversario de los ODS, no podemos ver con mejores ojos que el Modelo EFQM actual haya integrado la sostenibilidad de forma transversal, como una parte más de la gestión, partiendo del propósito y la estrategia definida, y pasando por la cultura organizativa y la ejecución de las actividades y los procesos para crear valor a los grupos de interés.
Sin duda, mejores organizaciones hacen una sociedad mejor y, para hacer mejores organizaciones, debemos trabajar en su gestión.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: 7º aniversario de los ODS, junto a T-Systems y Villafañe&Asociados