El acceso y disfrute al deporte es un derecho, y es por ello que la accesibilidad universal en las instalaciones deportivas es primordial. Así, si bien es cierto que la mayoría de las instalaciones deportivas de nueva construcción son accesibles, la adaptación de aquellas que no lo son juega un papel fundamental en el fomento de la inclusión y la igualdad de oportunidades en el ámbito deportivo. Además, es un paso crucial hacia el cumplimiento de los mandatos legales y los objetivos de inclusión establecidos por las autoridades deportivas.
Menos del 20% de las instalaciones deportivas en España en 2019 contaban con accesibilidad plena, según el “Libro blanco del deporte de personas con discapacidad en España”. “La limitada disponibilidad de instalaciones deportivas plenamente accesibles en España resalta la necesidad de optimizar la infraestructura deportiva con el objetivo de asegurar así la participación de todos los individuos”, expresa Javier Pérez, director de la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo.
En un esfuerzo por fomentar la inclusión y la igualdad de oportunidades en el ámbito deportivo, desde la Cátedra de Estudios de Deporte Inclusivo (CEDI), creada por Fundación Sanitas y la Universidad Politécnica de Madrid, se impulsó el «Manifiesto por el Deporte Inclusivo». Este documento, entre otros objetivos, persigue que las ciudades dispongan de instalaciones deportivas adaptadas y accesibles para la práctica conjunta de deporte de personas con y sin discapacidad.
Para conseguir este fin, es crucial implementar medidas concretas que promuevan la accesibilidad y la adaptación de las instalaciones deportivas:
– Eliminación de barreras arquitectónicas: es esencial asegurarse de que la instalación esté diseñada y construida para ser accesible. Esto implica eliminar elementos como escalones, desniveles y puertas estrechas, y proporcionar rampas, ascensores o plataformas elevadoras, según sea necesario.
– Equipamiento adaptado: incluir herramientas como sillas de ruedas para deportes específicos, balones y equipos con sonido para personas con discapacidad visual o implementos con agarres especiales para personas con discapacidad motriz.
– Señalización adecuada: que sea clara y en diferentes formatos (visual, auditiva, táctil) para indicar áreas, rutas de acceso y ubicación de servicios como baños adaptados, vestuarios y zonas de descanso, así como información accesible en lectura fácil para facilitar su comprensión a todas las personas.
– Accesos y aparcamientos: designar espacios de estacionamiento reservados y accesibles para personas con discapacidad. Asimismo, es primordial garantizar accesos adecuados desde el estacionamiento hasta la instalación deportiva.
– Formación del personal: uno de los puntos clave es capacitar al personal que trabaja en la instalación deportiva en temas de accesibilidad, sensibilización sobre discapacidad y técnicas de asistencia y apoyo a personas con discapacidad durante la práctica deportiva.
– Adaptaciones en vestuarios y servicios: asegurar la adaptación de estancias clave incluyendo elementos como barras de apoyo, espacio suficiente para maniobrar una silla de ruedas y equipamiento accesible.
– Mantenimiento y revisión continua: realizar un seguimiento regular del estado de las instalaciones y realizar los ajustes necesarios para garantizar que sigan siendo accesibles y funcionales para todas las personas.
“La accesibilidad universal en los servicios deportivos, y muy especialmente en las instalaciones deportivas, no solo beneficia a las personas con discapacidad, sino que también enriquece la experiencia deportiva para todos los participantes. Al promover la disponibilidad de instalaciones accesibles se fomenta la interacción social y el trabajo en equipo entre personas de diversos orígenes y habilidades, contribuyendo así a la construcción de comunidades más inclusivas y cohesionadas”, señala Javier Pérez.
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