Desde el ámbito de la responsabilidad social llevamos muchos años creyendo y trabajando movidos por el convencimiento de que los valores de la sostenibilidad pueden cambiar a una empresa, desde sus empleados, su cadena de valor y su toma de decisiones en el sentido más amplio. Dame una palanca y moveré…
Desde Pacto Mundial, además, consideramos que las empresas son protagonistas de un movimiento transformador, que va más allá de sus muros y sus miembros. Que bebe de principios universales y que contribuye a revertir los impactos negativos de las actividades empresariales al tiempo que encuentra oportunidades de negocio.
Confiamos en que buena parte del tejido empresarial de nuestro país conoce ya la Agenda 2030, lo que, después de tres años de su aprobación, viene a confirmarnos que es una apuesta definitiva por el desarrollo sostenible que brinda a las empresas la ocasión de incorporar sus esfuerzos a una corriente mundial y hablar en el mismo idioma que sus reguladores y demás grupos de interés.
Sin embargo, para transformar de puertas para afuera, es imperativo cambiar las formas de trabajar. Y esto nos incluye a todas las entidades. Por eso, durante este año y los siguientes, desde Pacto Mundial, iniciativa multistakeholder líder en sostenibilidad, estaremos promoviendo con toda la convicción el trabajo en alianzas, porque nos hemos dado cuenta de que, aun siendo la llave para alcanzar nuestros objetivos, presentamos un déficit importante a subsanar por todos.
Hemos medido el estado del trabajo en alianzas por parte del sector privado, un punto en el que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) insisten desde el ODS 17. En concreto, el documento oficial de Naciones Unidas que da forma a la Agenda 2030, interpela directamente a las entidades privadas cuando afirma: “El Objetivo 17 profundiza en esta alianza mundial y detalla que la misma se basará en la movilización e intercambio de conocimientos, especialización, tecnología y recursos financieros, a fin de apoyar el logro de los ODS en todos los países, a través de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando las diferentes experiencias y estrategias”. Y así lo creen además el 53 % de los líderes de las Naciones Unidas, que sitúan a las empresas como el socio más importante de la organización internacional para implementar los ODS, según un reciente estudio de Global Compact y Accenture.
Actualmente sólo el 37% de las empresas del Ibex35 lleva a cabo alianzas alineadas con el marco de la Agenda 2030, según rezan sus memorias de sostenibilidad. Puede no ser una mala cifra si la contemplados de forma aislada, pero hay que tener en cuenta que las empresas de este índice suelen ser pioneras en comportamientos relacionados con la sostenibilidad, ejerciendo posteriormente un efecto tractor sobre otras empresas.
Del resto de empresas de nuestro país, el 63% afirma que tienen impacto en lo relativo al ODS 17. Sin embargo, únicamente 1 de cada 4 afirma haber realizado acciones encaminadas a la contribución de este Objetivo.
El Pacto Mundial recomienda considerar siete características clave que toda alianza sostenible ha de tener en cuenta: ser transformadoras, adaptadas al contexto, innovadoras, cuantificables, escalables, inclusivas y transparentes. Así lo enumeramos, entre mucho más conocimiento, propio y compartido, en nuestra publicación ODS Año 3, una alianza global para la Agenda 2030.
El movimiento transformador en que queremos trabajar e involucrar a cada vez más entidades nos exige que entendamos el cambio que los retos de nuestro presente y futuro nos plantea, que lo asumamos desde el punto de inicio del modo de trabajar. Es una palanca enorme, que no tenemos que sujetar en solitario, sino entre todos, aunando esfuerzos y multiplicando resultados.