La celebración, el 8 de mayo, del Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en conmemoración del nacimiento de Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja, tiene como objetivo reconocer la extraordinaria labor del personal voluntario y empleados y empleadas que todos los días ayudan a los más desfavorecidos; Los que hacen que estemos presentes en conflictos armados, desastres naturales, situaciones de exclusión social, pobreza, discapacidad, soledad o ante cualquier otro factor que coloque a las personas en situación de vulnerabilidad y que afecte a su dignidad.
La empatía por las personas que sufren, es lo que ha llevado a la movilización colectiva para conseguir un mayor bienestar para las personas que, de una forma u otra, están viviendo una situación muy dura en el ámbito sanitario, económico, laboral, social. Y eso ha desembocado en cambios muy profundos en las personas, en las empresas, en las organizaciones, en toda la sociedad. No cambios superficiales o pasajeros, sino modificaciones, por dentro y por fuera, que han impactado en lo más hondo de nuestro ser.
Por eso nos devuelve el optimismo el trabajo de los voluntarios y voluntarias, de tantas personas que ponen su grano de arena para mejorar la vida de los demás: auténticas redes de humanidad, tejidas con el compromiso firme de socorrer, y que nos enseñan a todos la importancia de mirar a nuestro lado y ayudar a quién más lo necesita.
Estamos ante una de las respuestas colectivas mayores en la historia de la Humanidad, una movilización social y empresarial digna de elogio. Desde Cruz Roja pusimos en marcha “Plan Responde frente al COVID-19”, un plan integral capaz de responder a una pandemia que afecta a todos los ámbitos. Con el despliegue de nuestras capacidades y recursos hemos llegado a atender a 4 millones, constatando, una vez más, que la mejor respuesta para afrontar una crisis es el compromiso y la solidaridad humana.
Hemos movilizado a casi 69.000 voluntarios y contamos con 36.000 nuevas incorporaciones, que confiamos hayan venido para quedarse, porque hemos comprobado que esperaban con ilusión que se les encomendase su tarea diaria: ya fuera para preparar y hacer entregas de alimentos básicos, medicamentos, traslados de personas o llamadas para interesarse por cómo estaban las personas al otro lado del teléfono, si necesitaban algo, darles consejos sanitarios o hacerlas compañía, en una sociedad que cada vez tiene más personas en situación de dificultad que viven solas y mayores. Estos refuerzos son los que nos han permitido llamar a casi todas las puertas y llegar casi hasta el último rincón.
Y por ello, no dejo de maravillarme ante tanta generosidad y grandeza de ánimo que encontramos cada día en los pequeños gestos de todo tipo de profesionales, de las empresas, del personal voluntario, de toda la sociedad. Ojalá esto cale en nuestro comportamiento: No hay nada más gratificante que prestar ayuda. Ese gesto de generosidad, de valor incalculable, por pequeño que sea, que produce una enorme satisfacción a quien la presta y que incluso, puede llegar a salvar la vida de quien la recibe.
Si algo hemos aprendido del COVID-19, es la conciencia de la propia fragilidad, la necesidad de ser flexibles, de innovar, de aliarnos para sostenernos y crecer. Como dice la ONU, “ningún país puede superar esta pandemia por su cuenta”. La solidaridad a nivel mundial no es solo un imperativo moral, sino que también redunda en el interés de todos”. De ahí, la importancia que supone en estos tiempos el ODS 17 –Alianzas para Lograr los Objetivos– así como los 16 ODS restantes.
Las empresas podréis descubrir a través de Cruz Roja, el impacto real de la colaboración en la sociedad y cómo nos ayudáis a generar verdaderos cambios sistémicos. Conscientes de ello, tratamos de multiplicar los acuerdos de mutuo beneficio que nos permitan adaptarnos y adelantarnos a las demandas de la sociedad, en especial de las personas más vulnerables.
Queda un camino difícil hasta lograr la recuperación. Buscar la complicidad, las alianzas y el compromiso es fundamental. Solo si salimos juntos de la crisis saldremos mejores, porque no habremos dejado a nadie atrás. Lo sabemos, y lo hacemos así, porque somos una organización de la sociedad para la sociedad.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de Cruz Roja.