El sector logístico y del transporte está experimentando una gran transformación en los últimos años. Por un lado, se ha hecho imprescindible que las compañías logísticas vayan tomando medidas para reducir el impacto medioambiental y adoptar modelos más sostenibles. Por otro lado, a esta necesidad se le ha sumado el boom de las compras online, que es cada vez más masivo y requiere mayor inmediatez, por lo que los procesos deben estar más optimizados.
La última milla, o la gestión del último trayecto de la paquetería para realizar la entrega final, juega en este sentido un papel fundamental, pues es la parte de logística y transporte en la que, para la entrega final al cliente, se requiere una distribución mucho más precisa y eficaz.
Una vez se ha agrupado un conjunto de paquetes en algún punto de la ciudad, conocidos como Centros de Consolidación, es necesario que este proceso esté lo más optimizado posible. Es decir, que se realice en la menor brevedad y que los repartos y los recursos para ello sean los necesarios.
Avanzando hacía la última milla sostenible
Con este nuevo paradigma del sector, los centros de operación logística buscan alianzas que permitan canalizar los envíos de forma sostenible. Un claro ejemplo de esto es la colaboración entre Koiki, operador de transporte 100% sostenible y en el que participa Repsol Impacto Social, y Fundación Juan XXII, entidad sin ánimo de lucro que trabaja para la inclusión social y laboral de personas en riesgo de vulnerabilidad psicosocial y que dispone del único Centro Especial de Empleo de España con certificación como operador logístico.
Ambas entidades llevan desde 2020 unidas para la realización de envíos medioambiental y socialmente sostenibles en Madrid. A través del hub o centro de consolidación de la fundación, localizado en Vicálvaro, los paquetes se reparten en vehículos eco (eléctrico o GNC) a diferentes microhubs, o centros estratégicos repartidos por la capital.
Desde allí, los repartidores llegan andando o en cargobike al domicilio de los destinatarios. Esto permite hacer entregas domiciliarias flexibles y adaptadas al destinatario en toda la localidad, mejorando la ratio de entregas a la primera y con una gestión sostenible.
De este modo, por cada 1000 envíos al día entregados se han conseguido reducir las emisiones en la ciudad en torno a 430 kg de CO2. De hecho, desde que comenzase a operar este servicio, se estima que más de 15000 paquetes han sido entregados sin emitir CO2, lo que supone una reducción de emisiones de 6450 kg de CO2.
Con valor social añadido
Además de tratarse de un servicio sostenible y respetuoso con el medio ambiente, esta alianza del sector logístico tiene un importante valor social añadido: generar empleo para personas en situación de vulnerabilidad psicosocial, especialmente con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental, trabajadores del Centro Especial de Empleo de Fundación Juan XXIII.
Actualmente, Koiki, en sus 80 centros en España, genera empleo para más de 200 personas, 8 de ellas de forma directa a través de Fundación Juan XXIII. Precisamente gracias a su amplia red de microhubs repartidos por toda la Península, la empresa puede ofrecer a los destinatarios una entrega personalizada, sostenible y también inclusiva.