En el marco de la actual Presidencia del Consejo de la Unión Europea, una de las cuatro prioridades destacadas por el gobierno español para estos seis próximos meses es avanzar en la transición verde y la adaptación medioambiental. Las ciudades, que generan más de dos tercios de las emisiones globales de C02, son cruciales en este esfuerzo. Sobre todo, si tenemos en cuenta que alrededor del 75% de la población europea y más del 80% de la población española viven en zonas urbanas en la actualidad.
La movilidad sostenible es una poderosa herramienta para abordar cambio climático, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y liderar el mercado de las soluciones ecológicas. Y, como eje vertebrador, se encuentra sin duda el transporte público. Según el INE, en junio, el uso del transporte público en España superó los 450.000 usuarios, un 18,3% más en comparación con el mismo mes del 2022.
Para abordar el desafío de hacerlo sostenible y, a la vez, eficiente para sus usuarios, es crucial apuntar hacia el triángulo de la planificación, la colaboración y la innovación, siempre manteniendo al ciudadano en el centro y facilitando su participación activa.
Solo dialogando con la ciudadanía, escuchando sus necesidades e involucrándola a lo largo de todo el proceso, lograremos alcanzar los objetivos que nos proponemos y asegurar que el resultado tenga una implementación exitosa.
Pero la colaboración no acaba aquí. Impulsar la movilidad sostenible solo será posible si los sectores público – la Comisión Europea y los países de la UE – privado y académico trabajan juntos. Esto incluye establecer normas industriales que faciliten la adopción masiva de soluciones, como la descarbonización del transporte profesional por carretera y la electrificación del transporte público, y comprometerse con la sostenibilidad a largo plazo, incluso si esto penaliza el rendimiento económico a corto plazo.
El sector público proporciona el marco regulatorio, las ciudades son los espacios de prueba para las innovaciones, mientras que el músculo del sector industrial es lo que permite escalar las soluciones eficientes que salen del motor de innovación del ecosistema de startups. Además, no podemos olvidarnos de las pymes, que funcionan como motores económicos del cambio, ya que pueden reaccionar rápidamente a las necesidades de las ciudades y ofrecer soluciones innovadoras.
La colaboración entre instituciones y entidades privadas tiene un papel vital. Nuestro rol desde EIT Urban Mobility es dinamizar el sector para facilitar la comunicación entre actores y asegurarnos de que las innovaciones se alineen con las necesidades reales de las ciudades, y que sean replicables y escalables para hacer avanzar a toda Europa al unísono. Un ejemplo de esto es nuestra colaboración con la Generalitat de Catalunya, con la que trabajamos para impulsar soluciones que tengan un impacto positivo en el entorno urbano, como el Urban Mobility Lab. Lanzada a finales de 2022, esta iniciativa tiene como objetivo impulsar pruebas piloto de movilidad inteligente y sostenible en la ciudad. De la misma manera, colaboramos con el Ayuntamiento de Madrid en un proyecto piloto que tiene como objetivo mejorar la conectividad urbana multimodal a través diversos medios de transporte sostenible.
Otro ejemplo de colaboración público-privada es el programa UPPER, de 48 meses de duración, que estamos llevando a cabo en diez ciudades: Budapest, Hannover, Lisboa, Lovaina, Mannheim, Oslo, París, Roma, Salónica y Valencia. Este proyecto reúne todos los agentes clave del ecosistema del transporte público para abordar aspectos cruciales como la gobernabilidad, la gestión eficiente y el fomento de cambios de comportamiento entre los usuarios. El objetivo es incrementar el uso del transporte público en un 30% y la satisfacción de los usuarios en un 25%.
Por último, estamos inmersos en el proyecto “100 Ciudades Misión”, donde trabajamos en estrecha colaboración con más de 30 entidades. De estas 100 ciudades seleccionadas, siete son españolas: Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria-Gasteiz y Zaragoza. El proyecto pretende apoyar la transformación de 100 ciudades europeas en climáticamente neutrales para 2030 y constituirse tanto en un elemento catalizador del Pacto Verde Europeo como en un ejemplo de que es posible alcanzar la neutralidad climática en Europa antes del 2050. La regulación y la legislación desempeñan un papel fundamental en este proceso, permitiendo que la movilidad sostenible se convierta en una realidad alcanzable para todas las urbes.
El aumento de la conciencia pública en España y en Europa es innegable. El programa de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea expresa claramente cómo el país “cree en una Europa global, autónoma, digital y ecológica, que combina innovación y justicia social”. En este marco, y con la voluntad de reunir a todos los actores bajo un mismo techo, hemos organizado un año más, junto con Fira de Barcelona, el evento líder en transporte “Tomorrow.Mobility” del 7 al 9 de noviembre. Durante esos días, los participantes tendrán acceso a las últimas tendencias, tecnologías y políticas que configuran el futuro de la movilidad.
La visión de un futuro verde y habitable depende de la colaboración entre todos los actores involucrados. Si bien el camino puede ser largo y exigente, solo a través del esfuerzo conjunto y la voluntad de adaptación, incluso cuando implique renunciar a comodidades en favor del bien común, podremos alcanzar los objetivos de una Europa climáticamente neutra y construir un legado sostenible para las generaciones venideras. Las ciudades, con su energía, innovación y compromiso, están llamadas a liderar este camino hacia un futuro más sostenible para todos.
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