Oímos cada vez más hablar de RSC y Sostenibilidad (RSC/S) hasta el punto de que se ha convertido en mainstream. ¿Por qué crees que está tan “de moda”?
Las modas pasan y en el caso de la sostenibilidad, esto no es mera moda, al contrario, va a ir a más.
Es fruto de varias circunstancias que se unen en tormenta perfecta: crisis sanitaria de la pandemia que conlleva mayor conciencia social, emergencia climática, tsunami regulativo, inversión en proyectos de impacto positivo, etc…
La sociedad empieza a comprender que en los próximos 10 años nos jugamos el bienestar de toda la humanidad y que sólo se solucionará con la participación de todos, quien no se posicione como parte de la solución se quedará fuera de juego.
Y en el caso de las empresas, significa redefinir qué es el éxito, y vincularlo irremediablemente a la sostenibilidad y el largo plazo, puesto que los indicadores meramente financieros son ahora insuficientes para valorar si una empresa tiene o no futuro.
En esta redefinición, entramos en una etapa de transformación de los modelos de negocio que deben tener en cuenta cualquier posible impacto negativo vinculable a su actividad. Ya no se trata de hacer el bien, y aportar algo a los ODS, se trata de ser un proyecto legítimo y transformarse para aportar el máximo valor posible a todos los grupos de interés, incluyendo a todos, a toda la humanidad y a las generaciones futuras.
Por último, las nuevas tecnologías, inteligencias artificial, algoritmos, etc. hacen que sea cada vez más fácil estar mejor informado y tomar decisiones de compra que tengan en cuenta el impacto de la empresa.
En vuestra actividad diaria os relacionáis con pymes (proveedores, clientes, etc.), ¿consideras que la RSC/S también está de moda en su caso?
Muchas pymes ya son responsables, y aunque no cuantifiquen, certifiquen o reporten como una gran empresa, existe cada vez más una mayor conciencia en su aportación en temas sociales, ambientales o éticos (de gobernanza).
No tiene sentido que este tema sea prioritario sólo para la gran empresa, cuando en países como en España, el peso de las Pymes es enorme.
Las pymes tienen un gran impacto y por lo tanto una gran responsabilidad en los aspectos éticos, sociales y ambientales, y para ser competitivas, necesitaran no sólo cumplir la legislación, cada vez más estricta, sino de nuevo, posicionarse como parte de la solución para interactuar con otras organizaciones. Las reglas del juego están cambiando para todos, Pymes incluidas.
En ese sentido, cada vez hay más iniciativas sectoriales que trabajan en esa línea, demostrando que este movimiento, ha llegado también a las Pymes, y que viene para quedarse.
Esta tendencia responsable y sostenible tiene su reflejo en las demandas de los stakeholders hacia la organización. ¿En cuáles de tus grupos de interés has notado un cambio más notable? ¿Destacarías algún caso concreto?
En DKV hace muchos años que pusimos en marcha distintos mecanismos para escuchar y dialogar con nuestros grupos de interés clave, con el objetivo de poder anticipar sus intereses en general y con especial foco en las expectativas éticas, sociales y ambientales.
En ese sentido, la presión y exigencia es cada vez mayor en todos ellos, accionistas, clientes, proveedores, colaboradores… Por eso tan importante forjar unas relaciones mucho más estrechas y colaborativas con todos los grupos de interés, para asegurar que el proyecto empresarial es legítimo para todos, y que no dejamos ningún grupo de interés atrás o desatendido.
Destacaría, que las empresas potenciales clientes nos piden cada vez más una mayor información sobre la responsabilidad de la compañía, a partir de certificados y reporting, y muestran especial interés en los compromisos éticos (incluyendo el uso seguro y responsable de los datos), sociales, ambientales de la compañía a futuro.
En relación al departamento/área de RSC/S en tu entidad, ¿este aumento de presencia de la RSC/S se ha traducido en un aumento de recursos o de responsabilidades de tu función?
En nuestro caso se ha traducido en una mayor participación de las distintas áreas en los proyectos transversales, y en dar mayor prioridad, urgencia y ambición a determinados retos y compromisos que nos hemos propuesto para impulsar la transformación en sostenibilidad, contribuir a los ODS en 2025 y además nos hemos marcado 10 retos muy ambiciosos para la emergencia climática de cara a 2030, como el compromiso de plantar un millón de árboles.
El “tsunami regulatorio” que se viene es una de las razones por las que la RSC/S está en boca de todos. ¿Qué adaptaciones a la regulación te van a dar más trabajo en el próximo año?
¡Todas! Y especialmente, aquellas que implican mayor trabajo de otras áreas, como por ejemplo la taxonomía europea o la ley cambio climático. En nuestro caso, estamos con muchos de los deberes hechos, pero la exigencia también va en aumento, así que en algunas más que otras, todas nos van a llevar a dedicarles más atención y recursos.