La Agenda 2030 cumple su aniversario en un momento complejo en el que hemos visto cómo los cambios en el contexto y el impacto de riesgos, algunos de ellos imprevisibles, pueden poner en jaque el desarrollo sostenible del planeta. Hemos sobrevivido a una pandemia global y estamos afrontando las consecuencias de una guerra, sin duda un entorno imprevisto hace unos años que obliga a repensar no sólo las maneras de actuar sino el propósito de muchos de nuestros cometidos.
Como empresas y motores de tracción de cambios orientados a garantizar la viabilidad de nuestros negocios y contribuir a crear impactos positivos, seguimos teniendo una función importantísima a la hora de aportar estabilidad al sistema, trabajando y avanzando en los diferentes pilares de la sostenibilidad, buscando nuevas oportunidades de colaboración e inversión orientadas a impulsar nuestra contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y al cumplimiento de la Agenda para 2030, representando, cada vez más, no solo un lenguaje común, sino una auténtica hoja de ruta.
En el caso de ENAIRE, gestor nacional de navegación aérea, continuamos reflexionando y encaminando nuestras acciones de la mano de nuestros grupos de interés para que el sector del transporte aéreo pueda afrontar la recuperación de las demandas del tráfico aéreo y continuar creciendo con la entrada de nuevos usuarios en el espacio aéreo, gestionando la capacidad con el mínimo impacto en el entorno.
Estos años no han hecho sino refrendar nuestra postura de que en nuestro ecosistema es vital avanzar unidos, conocer los avances de nuestros clientes, proveedores, las inquietudes de nuestra plantilla y las reclamaciones de la sociedad para ir un paso más allá. Entre todos, afrontar los retos en especial sociales y medioambientales será más fácil.
En este Aniversario de la Agenda 2030 me gustaría destacar el cambio que ha supuesto para nosotros, y para las empresas de nuestro entorno, tener que integrar en estos años la sostenibilidad en las diferentes parcelas de nuestro negocio de manera transversal y en el análisis de nuestra cadena de valor e impacto en la sociedad.
Aunque contamos, por nuestra naturaleza de proveedor de servicios de navegación aérea con un impacto y posible contribución en ODS tan relevantes como el ODS 9 referido a innovación e infraestructuras, el ODS 8 por nuestro impacto en el crecimiento económico y generación empleo decente y digno y en el ODS 13 asociado a acciones de cambio climático, hemos realizado un importante esfuerzo por integrar ODS tan importantes como son el ODS10 en materia de reducción de desigualdades, el ODS 5 sobre igualdad de género o el ODS 7 impulsando las energías renovables en nuestras instalaciones.
El equilibrio entre los diferentes ODS ambientales, sociales y económicos debe trabajarse desde la propia perspectiva holística que representa la Agenda 2030.
Cada vez más, identificamos los avances que vamos realizando con la orientación de los ODS y en nuestra estrategia empresarial, en Plan de Vuelo 2025, integramos dichas contribuciones de manera transversal y cuantificamos a largo plazo esas contribuciones.
También es un momento para destacar el avance normativo con el que nos encontramos en este aniversario, impulsando a las empresas a adaptarse a mayores exigencias que no dejan de ser un reflejo de unos ODS que no contaban con la obligatoriedad jurídica.
Ahora ya hablamos con normalidad de inversiones conforme a criterios ESG y de la taxonomía en materia de finanzas sostenibles, pero desde la RSE veníamos ya advirtiendo de ese cambio del soft law, impulsado por una ética empresarial, al hard law para poder redirigir con garantías las inversiones a negocios sostenibles en su triple cuenta de resultados.
En este sentido, las empresas y la sociedad somos cada vez más conscientes de que la sostenibilidad no es solo ambiental, sino que hemos de cuidar y promover una sostenibilidad social y un buen gobierno de las entidades, que apueste por la transparencia y contribución al desarrollo sostenible global, ya que solo así se garantizará la viabilidad de nuestros negocios y la supervivencia de nuestro planeta.
Por ello, hemos tenido que poner sobre la mesa normativa asociada a la debida diligencia y a los Derechos Humanos o introducir requerimientos en nuestra cadena de valor sociales y ambientales, entre otros aspectos, porque la ley ya nos lo exige.
Otro avance que merece la pena destacar en este aniversario, es el referido al reporte de información en materia de sostenibilidad. Cada vez más empresas, atendiendo a criterios de responsabilidad social y transparencia hacia nuestros órganos de gobierno, accionistas, clientes y sociedad, intentamos mostrar nuestros avances, ya sea en informes de gestión o memorias de sostenibilidad, de una manera fiable y comparable.
Tenemos la Directiva en materia de reporte a la vuelta de la esquina y los borradores de los European Sustainability Reporting Standards. Destacaría la importante labor de cooperación y coordinación a la hora de recoger e impulsar contribuciones de la Administración Pública que estamos realizando los organismos y entidades públicas integrando los ODS en nuestros presupuestos, en nuestros planes estratégicos y compartiendo buenas prácticas que nos ayuden a continuar avanzando y trabajando en alianza con diferentes actores.
Sólo con colaboración y convencimiento llegaremos a cumplir en 2030 los retos que hace siete años nos demandó la Agenda 2030.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: 7º aniversario de los ODS, junto a T-Systems y Villafañe&Asociados