Endesa y Cruz Roja compartimos una larga y exitosa historia de colaboración en múltiples iniciativas y proyectos para aliviar situaciones críticas, mejorar la vida de las personas o facilitar nuevas oportunidades a aquellos que están en situación más vulnerable. En este sentido, para nosotros Cruz Roja siempre ha sido una garantía de credibilidad, compromiso, ética y buen hacer. Y por ello, Cruz Roja no es para nosotros un mero colaborador sino una entidad más de nuestro equipo con el que las relaciones siempre han sido fluidas, colaborativas, abiertas y transparentes, basadas en la confianza mutua y el compromiso.
Por tanto, no sólo nos une el objetivo común de mejorar la vida de las personas, sino también los valores que apuntalan como llegar a dicho objetivo. Los principios que rigen el buen hacer de Cruz Roja son Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Universalidad, Unidad, Independencia y Carácter voluntario. No quiero sugerir que son los mismos que rigen a nuestra empresa, teniendo en cuenta nuestros diferentes roles en la sociedad, pero sí decir que son un referente y que tendemos a ello para, juntos, “ser mejores”.
Endesa es sensible a las preocupaciones e intereses del entorno, integrando la sostenibilidad en todo lo que hacemos para crear valor para la sociedad, contribuir en la lucha contra el cambio climático e impulsar la inclusión, la diversidad, la ética y la transparencia. Nuestra gestión se enmarca en el modelo de “Creación de valor compartido” (CSV) que busca aunar los intereses de la empresa con los requerimientos y necesidades de la sociedad creando valor para todos.
Como ejemplo, en 2021 impulsamos de manera voluntaria más de 255 proyectos sociales, en todo el territorio nacional, que beneficiaron a más de 1,1 millones de beneficiarios, con carácter universal (sin tener en consideración si eran clientes o no) gracias a la colaboración con más de 2.000 instituciones, entre las cuales Cruz Roja es una de las más relevantes.
En los últimos dos años, junto con Cruz Roja hemos realizado numerosas iniciativas, destinadas entre otras, al apoyo a la cobertura de necesidades básicas o la donación de mascarillas durante el confinamiento, a la capacitación de personas en situación vulnerable para mejorar su empleabilidad, al fomento de la digitalización de desempleados para poder acceder al mercado laboral o a la sensibilización y mejora medioambiental. Especial atención tiene el proyecto pionero de Voluntariado energético de Endesa, en colaboración con Cruz Roja y Ecodes e iniciado en 2015, que ha beneficiado solo en la última edición a casi 2.400 familias.
Precisamente, hace bien poco, recuerdo que Cruz Roja nos decía que nuestro programa de Voluntariado energético era, en esos momentos álgidos de la pandemia, “más necesario que nunca”. Y me temo que continúa siendo “más necesario que nunca”, estando aún sumidos en, esperemos, los últimos coletazos de la pandemia, pero con una nueva crisis humanitaria terrible que nos afecta a todos. Tenemos retos inmensos desde el punto de vista medioambiental, económico y social que impactaran en nosotros y en las nuevas generaciones. Afrontarlos de manera positiva dependerá de la suma del esfuerzo de todos sin dejar a nadie atrás. Sumando nuestras capacidades y conocimientos somos mejores y con ello, podemos hacer mejor nuestro futuro común.
Este artículo forma parte del Dossier Corresponsables: Día Mundial de Cruz Roja