Desde Thinking Heads organizan el próximo 31 de mayo el evento “Los criterios ESG y la reputación en un mundo cambiante y turbulento”. ¿De qué manera están adaptando las empresas su gestión socialmente responsable al momento actual de incertidumbre que estamos viviendo?
Las empresas llevan trabajando hace ya algún tiempo en adaptar su gestión a los criterios ESG. Es verdad que esta adaptación está sufriendo una aceleración en el momento actual (desde la pandemia) como respuesta a las necesidades de la sociedad.
Dicho esto, el gran problema es que las compañías están haciendo, haciendo y haciendo sin entender que ese hacer, está cumpliendo con las expectativas de la sociedad en general. Dicho de otra manera, las compañías carecen de información clara y directa sobre cómo el trabajo en criterios de ESG está impactando en el negocio de la compañía. Precisamente esto es clave. Trabajar en criterios ESG y que estos se perciban, es lo que consigue que una compañía se diferencie del resto y por tanto mejore la percepción que se tiene sobre la misma.
Por tanto, las compañías además de hacer, deben ser percibidas. Para ello necesitan medir y entender con criterios cuantitativos, qué aspectos de ESG son los válidos para ellas, con el objetivo de mejorar su percepción e impactar en los resultados económicos.
En su opinión, ¿qué buenas prácticas debe implementar una compañía para ser calificada de sostenible a través de su compromiso social, ambiental y de buen gobierno?
Es una pregunta muy difícil de responder teniendo en cuenta que no soy un experto en implementar criterios ESG en las compañías. Lo que sí puedo mencionar es que no hay uno, dos o tres criterios únicos. Nuestro modelo identifica claramente que dependiendo del sector e incluso de las compañías dentro del mismo sector, estos criterios varían. Hago hincapié en que es necesario entender qué expectativas se tiene sobre la compañía e identificar qué criterios son los que hacen que una compañía se diferencie de otra en términos de mejora de su percepción.
¿Qué opina de la modificación de la legislación vigente que ha promovido que empresas de menor tamaño deban publicar sus Estados de Información No Financiera (EINF)?
El impacto social, la gestión de riesgos y su aportación a cuestiones ambientales, nos afecta a todos. Bajo mi punto de vista, no se puede pretender que únicamente estas cuestiones afecten a las compañías grandes. Creo que la gestión de una compañía, con independencia de su tamaño, debe tener en cuenta todos estos aspectos. Por tanto, me parece adecuado que de alguna manera se regule o se mida cómo están las compañías trabajando en estas cuestiones.
Como consultores que acompañan a sus clientes en la gestión de su reputación corporativa, ¿qué grandes retos y desafíos transversales han identificado y cómo los están gestionando?
El gran reto que nos estamos encontrando es que el mundo es muy cambiante y lo que es válido hoy, mañana quizás no lo sea.
Como ejemplo válido es que el término ESG ya se queda corto. Podríamos estar hablando de ESG+T. La tecnología está cobrando una importancia cada vez mayor. Ha entrado como un elemento, a día de hoy, de importancia media en la construcción de la reputación, pero sin duda en auge. Pero, ¿cuándo hablamos de tecnología para integrarla dentro de la ESG, de qué estamos hablando realmente?
Cuando utilizamos la tecnología en nuestra compañía hablamos de ética. Ética en la manera en la que utilizamos la tecnología para nuestro día a día, ética en la manera en la que construimos los productos o servicios que ofrecemos, etc. La tecnología también está relacionada con la manera en la que operamos con nuestros clientes: ciberseguridad, integridad de los productos o incluso transparencia a través de productos y servicios fáciles de operar. Por último, la tecnología está integrada en el lugar de trabajo a través de la seguridad en el uso de la tecnología, la adaptación a nuevos formatos, la conjugación de la vida laboral con la personal, etc.
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