José Moncada, Director General del Fondo Bolsa Social, ha hablado con Corresponsables sobre la manera en que el fondo invierte en empresas jóvenes españolas que buscan generar un triple impacto económico, social y medioambiental, para fomentar una sociedad más justa, inclusiva, sostenible y saludable. Moncada ha explicado cómo la iniciativa mide y gestiona el impacto de las empresas, cómo aplican los criterios ASG en su análisis, y de qué manera presentan los resultados de impacto de cada una de las empresas participadas por este fondo de inversión.
Fondo Bolsa Social se centra en la inversión de impacto, ¿podría explicar qué significa esto y cómo se diferencia de otras formas de inversión?
El Fondo Bolsa Social es un fondo de inversión de impacto y por eso buscamos invertir en empresas rentables que produzcan un impacto positivo y medible en la sociedad y el medio ambiente. La inversión de impacto se distingue de otras formas de inversión sostenible en tres aspectos. En primer lugar, al Fondo Bolsa Social y a nuestros inversores les guía la intención de contribuir a solucionar problemas sociales o medioambientales a través de la inversión en empresas de la economía real (intencionalidad). En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, puesto que además de la rentabilidad tenemos el objetivo de producir un impacto positivo, medimos con rigor el impacto generado por nuestras inversiones y lo auditamos (medición). En tercer lugar, buscamos apoyar empresas que aporten una contribución adicional significativa para producir un cambio positivo frente a un reto social o medioambiental que no esté suficientemente atendido (adicionalidad). La intencionalidad, la medición y la adicionalidad son los tres aspectos que diferencian la inversión de impacto de otras formas de inversión.
El Fondo Bolsa Social actualmente cuenta con una cartera de 11 empresas invertidas. ¿Cuáles son los principales criterios y valores en que se basa la selección de empresas en las que invierten?
Seleccionamos startups españolas en fases iniciales que tengan un alto potencial de impacto social y medioambiental positivo, además de una capacidad de crecimiento y escalabilidad. Cuando decidimos invertir en una empresa, apostamos mucho por el equipo y su capacidad de encarar los retos del emprendimiento. En cuanto a los sectores, nos interesan varias áreas como la salud y el bienestar, la educación inclusiva y de calidad, la producción y consumo responsables, el cambio climático y la integración y el desarrollo social.
El informe destaca los avances y contribuciones de las empresas en áreas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como salud y bienestar, educación inclusiva y calidad, trabajo decente y crecimiento económico, producción y consumo responsables, y acción por el clima. ¿Qué acciones concretas han realizado estas empresas para generar impacto en estas áreas?
Las empresas de nuestra cartera han contribuido a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de diferentes formas, pero todas estas contribuciones forman parte de la esencia y misión de estas startups. En el sector de la salud, las soluciones de Qida y Tucuvi han dado soporte a personas en situaciones de dependencia o vulnerabilidad, permitiendo también ahorrar costes al sistema sanitario o incluso una mejora en la calidad de vida de los cuidadores. Otras empresas de la cartera han permitido reducir las emisiones contaminantes en comparación con los métodos de producción tradicional, como Sepiia y Tropicfeel en el sector de la moda, o con modelos de economía circular como Hamelyn. Nuestras participadas en el sector de la movilidad, como Ciclogreen, Solum y Kleta también han contribuido con sus soluciones a hacer frente al cambio climático, reduciendo el uso de transportes contaminantes. En la educación, la tecnología de evaluación de Smowl facilitó la accesibilidad de formaciones para colectivos que necesitan estudiar a distancia. Por último, para desarrollar una agricultura más sostenible, Nostoc y Rawdata ayudaron a reducir el uso de productos químicos y el consumo de agua.
¿Cuál es la visión y estrategia del Fondo Bolsa Social a largo plazo en términos de expansión de la cartera de empresas y diversificación de los sectores en los que invierte?
En el corto plazo el Fondo Bolsa Social quiere seguir diversificando la cartera de empresas con la incorporación de startups que actúen en áreas de impacto que no hemos cubierto tanto por ahora y que presentan retos urgentes para la sociedad. Hemos identificado áreas de interés como la salud mental y la investigación médica, la educación y el empleo de colectivos vulnerables, los hábitos de consumo para impulsar la economía circular y la transición energética. En el medio plazo, lanzaremos un segundo fondo, de mayor tamaño, con foco preferencial en España y estará centrado en las áreas de impacto del fondo actual.
El informe que acaban de publicar menciona que el Fondo Bolsa Social ha recibido más de 1.000 proyectos de emprendimientos para analizar. ¿Qué características clave buscan en estos proyectos y qué consejo darían a los emprendedores que deseen obtener una inversión del Fondo Bolsa Social?
Cuando recibimos proyectos, miramos el potencial del equipo, la escalabilidad de la solución, el valor que tiene para sus potenciales clientes y como se diferencia de la competencia, además de la evolución de los primeros ingresos para analizar la tracción.
Aconsejaría a los emprendedores que enfoquen bien su plan de negocio, que se dejen asesorar, que incorporen el impacto en su propuesta de valor con claridad. Además, deben trabajar bien su deck porque es la primera información que recibe el equipo y donde se filtra si vamos a proponer una llamada para conocer al equipo. Un deck completo incluye en general métricas y una explicación clara del modelo de negocio, la misión de la empresa, el problema que se quiere solucionar y el impacto.
Además, el emprendimiento supone un gran reto, y para ello tener perseverancia y capacidad de adaptación rápida a nuevas situaciones es clave para llegar al éxito.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta el Fondo Bolsa Social en su labor de promover la inversión de impacto y apoyar el desarrollo de empresas que generan valor para la sociedad y el planeta?
El principal reto nace de la fase temprana en la que se encuentra la inversión de impacto en España, lo que también significa que existen muchas oportunidades para el desarrollo de este sector en los próximos años. Al estar en esta fase, todavía hay un trabajo de educación por hacer y una adaptación a la evolución de las regulaciones en el sector. Por otro lado, el impact washing es una práctica que preocupa el ecosistema de impacto y que desde organizaciones como SpainNAB, el Consejo Asesor para la Inversión de Impacto y representa a nuestro país ante el Global Steering Group for Impact Investment – GSG, se está dando visibilidad para proteger la integridad del mercado de inversión de impacto. Esperamos pronto publicar un código de buenas prácticas en SpainNAB y crear un sello de inversión de impacto.
En su opinión, ¿cuál es el papel de los inversores y las empresas en la construcción de una sociedad más justa, inclusiva, sostenible y saludable? ¿Cómo se puede fomentar una inversión más responsable y de impacto?
Los inversores, tanto particulares como institucionales, son actores de la sociedad, no pueden ser ajenos a sus retos y tienen la responsabilidad como tales de contribuir a la creación de una sociedad sostenible para las futuras generaciones. Las empresas y empresas de inversión tienen la posibilidad de elegir qué tipo de impacto tienen en la sociedad, ya que financiando a empresas con impacto positivo se permite el principio de un cambio y la creación de soluciones innovadoras positivas, que tanto se necesitan. Nuestros inversores así lo han entendido y están comprometidos con ese cambio positivo.
Para fomentar una inversión más responsable y de impacto es importante tener un marco claro para distinguir la verdadera inversión de impacto de la que no lo es y evitar el impact washing, así como apoyar con una regulación que ofrezcan incentivos para que los actores financieros lleven a cabo su transición. Por otro lado, el apoyo público a través de entidades comprometidas con la inversión de impacto como el ICO a través de Axis, o los esquemas de financiación combinada que propone Cofides para gestionar el Fondo de Impacto Social (FIS) creado con los fondos europeos del Next Generation, suponen un impulso enorme para el sector de la inversión de impacto en España, que la llevará en los siguientes años a estar a la altura de los países de nuestro entorno.
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