La economía circular es un enfoque innovador que busca cambiar la forma en que producimos, consumimos y gestionamos los recursos. En Europa y España, este concepto ha ganado fuerza como respuesta a los desafíos ambientales y económicos a los que nos enfrentamos en la actualidad. La economía circular se basa en el principio de cerrar el ciclo de vida de los productos, materiales y recursos.
A diferencia del modelo lineal tradicional (extraer, fabricar, usar y desechar), la economía circular promueve la reutilización, la reparación, el reciclaje y la reducción de residuos. En lugar de considerar los productos al final de su vida útil como desechos, se buscan maneras de reintroducir esos materiales en la cadena productiva.
En el contexto europeo, la economía circular se considera crucial para abordar desafíos ambientales, reducir la dependencia de recursos no renovables y de proveedores externos de materias primas, así como para fomentar la innovación. En este sentido, la Unión Europea ha establecido objetivos ambiciosos, recogidos en el Plan de Acción para la Economía Circular, que constituye uno de los pilares del Pacto Verde Europeo (European Green Deal) y que persigue aumentar la eficiencia de los recursos mediante un diseño de productos que favorezca su durabilidad y fácil reparación, la promoción de su reutilización y el reciclaje, así como la gestión sostenible de los recursos naturales y la minimización de los residuos, además de promover la colaboración público-privada en todos estos ámbitos.
España ha implementado políticas y programas para fomentar la transición hacia este modelo, como la Estrategia Española de Economía Circular, España Circular 2030, y el Plan de Acción de Economía Circular, en el que se concretan las medidas a llevar a cabo, como la puesta en marcha de un Consejo de Economía Circular. Además, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia diseñado para gestionar los fondos Next Generation EU incluye un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) centrado en Economía Circular.
Para cumplir los objetivos de desarrollo de la economía circular y para evaluar si la UE está en el camino correcto, la Comisión Europea estableció un marco de seguimiento, que incluye el análisis de diversos indicadores agrupados en cinco áreas: producción y consumo; gestión de residuos; materiales brutos secundarios; competitividad e innovación y sostenibilidad global y resiliencia. Desde esta perspectiva, el desarrollo de la economía circular en España presenta tanto luces como sombras.
España destaca por el esfuerzo realizado en la reducción de residuos generados, tanto en términos per cápita como sobre el PIB. El total de residuos generados, incluyendo los asociados a las actividades económicas y los domésticos, se redujo un 40% entre 2004 y 2020 en términos per cápita. La buena evolución se debe especialmente a la reducción de los residuos químicos (-68%), de madera (-69%), textiles (-50%) y plásticos (-50%).
España, el país que más kilos de residuos redujo
Además, en el caso de los residuos urbanos, que suponen un 20% del total, España es, entre los países de mayor tamaño económico (en términos de PIB) de la UE, el que más ha reducido los kilos de residuos por habitante desde principios de siglo, un 32,5%.
Esto le ha permitido pasar de ser el país, de entre los seleccionados, que más residuos urbanos per cápita generaba en 2000 (653 kg por habitante al año) a ser el que genera una menor cantidad en 2021 (472 kg per cápita). Sin embargo, estos buenos resultados no se repiten en otros tipos de residuos, como los electrónicos, que se han más que duplicado entre 2009 y 2018, o los envases y embalajes, que han crecido un 12% desde principios de siglo. El aumento de la cuantía de estos residuos es un fenómeno compartido por el resto de los países de la UE, que se explica por la digitalización y la generalización del comercio online.
Igual de importante que conocer el volumen de residuos generados es conocer el tratamiento que se les da. Uno de los pilares de la economía circular es precisamente la necesidad de reutilizar los residuos y volver a incorporarlos a los procesos productivos.
Sin embargo, España ya no aparece tan bien posicionada en los indicadores sobre el tratamiento de residuos, pues se sitúa en los últimos puestos en cuanto a tasa de reciclaje de residuos urbanos, con solo un 36,7% de recuperación, más de 10 puntos por debajo del promedio de la EU-27. Algo parecido sucede si se compara la tasa de reciclaje de la totalidad de los residuos (48% en España frente a 58% en la UE 27).
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